No soy una persona religiosa. Crecí en un hogar católico, pero en mis últimos años de primaria me alejé de la fe con la que me criaron mis padres y dejé atrás las misas, los rezos y demás ritos. En los últimos, digamos, 15 años no he sentido la necesidad de creer en un ser superior, ni mucho menos en un ángel de la guardia.
Partiendo de ello, sería muy sencillo imaginar mi reacción si, un buen día, un desconocido se me acercara y me dijera que tengo enfrente, precisamente, a mi ángel de la guarda. Que una fuerza superior quiere, más que ninguna otra cosa, que yo sea feliz y, con esa intención, esa fuerza superior ha enviado a mi guardián personal para que me apoye en un momento complicado de mi vida.
Probablemente me reiría. Probablemente me colocaría de nuevo los audífonos que me acompañan cuando camino por la calle. Probablemente diría “qué pena, amigo, ahorita no tengo menudo para darle”. Estoy consciente de que con esto sueno como un cínico. También estoy consciente de que, cuando nadie pone atención, todos somos un poco cínicos.
Allison Fuller, por ejemplo, es un poco cínica. Pero, más que eso, es una persona cuadrada, rígida, que vive su vida amparada a una serie de reglas establecidas que cumple a cabalidad; una persona que no rompe sus moldes ni sus ciclos bajo ninguna circunstancia y que, cuando estas circunstancias se salen de su control, no sabe muy bien cómo reaccionar.
Esa es Allison, la muchacha a la que una mujer alta, de cabello corto y rubio platinado, de chaleco y botas, de sonrisa amplia y voz estridente, se le acerca y le dice: “No nos han presentado formalmente. Mi nombre es Amy y, querida, soy tu ángel de la guarda”.
Ese es el primer giro en la trama de Angel from Hell , la nueva serie que emite Warner para la Latinoamérica, y que produjo la cadena estadounidense CBS, protagonizada por Jane Lynch, Maggie Lawson, Kevin Pollak y Kyle Bornheimer.
Dispares
En diciembre pasado me senté, junto a un grupo de periodistas de otros países de Latinoamérica, en medio del set de Angel from Hell para conversar con los cuatro actores en cuyos hombros ha caído la responsabilidad de cargar esta historia; una que, aunque toma elementos ya conocidos (la revelación “Soy un ángel” tiene que ser uno de los grandes clichés de la televisión noventera) sí pretende presentarlos de una forma novedosa.
—La gran cosa de esta serie es que sus creadores y el grupo de escritores no tienen temor alguno de pensar fuera del molde y ser creativos con sus ideas –me dijo la muy conocida actriz Jane Lynch, quien interpreta al supuesto ángel Amy y es, sin duda, el mayor pilar de la serie.
La historia gira en torno, precisamente, a su relación con Allison, cuyo papel lo interpreta Maggie Lawson. La dicotomía que estos personajes generan es clara desde el momento en que se conocen, recién en los primeros minutos del episodio piloto.
Contrario a Allison, Amy vive completamente liberada de cualquier restricción e intenta disfrutar cada minuto al máximo.
Por ello bebe licor todo el tiempo, come cuanto azúcar puede y hace bromas cada vez que se le presenta la ocasión. En palabras de la propia Lynch, “Amy está encantada de tener un cuerpo, de vivir en carne propia, de ser un ser humano”. No es casualidad, desde luego, que todos estos elementos parezcan dibujar más a una sociópata que a un ángel, precisamente porque a la serie no le interesa confirmar si Amy es o no un ser de procedencia divina, realmente.
—Creo que he tenido muchos ángeles en mi vida –dijo Lawson–, aunque no siempre aparentan serlo.
La pregunta, por supuesto, quedó en el aire para los cuatro actores: ¿creen que Amy es un ángel realmente?
La respuesta, con algunas variaciones aquí y allá, se repitió en cuatro ocasiones: “No tengo idea y no sé si quiero saber”.
Véalo. Lunes 18. Warner. 7:30 P.M.
Hablan los protagonistas
La chica: Maggie Lawson, joven actriz y activista por los derechos de los animales, interpreta a Allison Fuller, una dermatóloga que intenta superar la muerte de su madre, mejorar la relación con su padre y su hermano, y sobrellevar una relación con un novio que no parece estar muy preocupado por su desempleo. En medio de este caótico equilibrio, recibe la visita de su supuesto ángel.
Cuenta Maggie Lawson que, en algunas ocasiones, en momentos libres durante el rodaje de Angel from Hell , se tiraba al sillón a ver viejas series de comedia en Netflix y pensaba en lo complicado que es inventar algo nuevo en un género que, supuestamente, ya ha visto todo. ¿Qué historias quedan por contar en 22 minutos semanales de televisión cómica?
La respuesta la encontró la primera vez que leyó el guion de la serie, cuando conoció por primera vez al personaje que hoy interpreta, la perfeccionista y neurótica dermatóloga Allison Fuller y, sobre todo, su relación con Amy, el ángel de la guarda.
“Me encanta la idea de romper un molde o un ciclo, y eso es lo que Amy hace en la vida de Allison”, me dijo. “Cuando leí el guion, sentí una gran conexión con mi personaje. Durante toda mi vida he sido siempre muy correcta y he intentado tomar buenas decisiones. Pero estoy consciente de que de vez en cuando es bueno romper con eso, como Amy lo hace con Allison. Me gusta tener la esperanza de que alguien o algo rompa nuestros moldes y nos haga ver más allá”.
Esa esperanza viene de la mano de una fe que ella traduce en certeza: “He tenido y tengo muchos ángeles en mi vida. Puede ser una persona, un animal o simplemente una fuerza o una presencia. Pero la siento, sin duda. No tengo la menor duda de que tengo muchos ángeles”.
El ángel: Jane Lynch es una institución de la comedia, tanto en televisión como en cine (también en el teatro, el lado que menos se le conoce fuera de Estados Unidos). En esta nueva serie, Lynch interpreta a un personaje que nunca estuvo en sus planes: un ángel de la guardia. Eso sí, uno nada convencional; un ángel que a veces parece venido desde el infierno.
Durante seis temporadas, Jane Lynch dio vida a uno de los personajes más emblemáticos de la comedia musical Glee : incluso para quienes no vimos la serie de Fox que concluyó durante la primera mitad del año pasado, el personaje de Sue Sylvester era fácil de reconocer, con su ropa deportiva y su actitud autoritaria.
Menos de un año después, Lynch es ahora el rostro de un personaje muy distinto: Amy, un ángel de la guarda que bebe en exceso, que disfruta de los placeres más superfluos y que, sobre cualquier otra cosa, quiere ayudar a Allison a disfrutar la vida.
“Todos los personajes que he interpretado en mi carrera se parecen en algo a mí”, me dijo Lynch, y agregó que nunca antes había dado vida a un personaje que se guiara tanto por lo que su corazón le indica y no por la razón o el sentido común.
“Lo que hace que Angel from Hell sea una serie única es la relación entre Amy y Allison, sin duda”, dijo la actriz. “Allison es muy cuadrada. A Amy le encanta ser un ser humano, le encanta estar en un cuerpo y disfrutar de la vida en carne propia. Eso no tiene nada que ver con que sea o no un ángel realmente. Eso no me preocupa”.
Jane Lynch es, sin duda, el eje sobre el que gira la historia de Angel from Hell : la actriz está en prácticamente todas las escenas, una responsabilidad a la que Lynch no se había enfrentado antes.
El hermano: Durante 16 episodios en el 2008, Kyle Bornheimer fue el titular de su propia serie. ‘Worst Week’ no pasó de la primera temporada, pero aquella experiencia pavimentó el camino que tomaría la carrera de Bornheimer: un delicado balance entre drama y comedia. Ahora, vuelve a tener la oportunidad de ser protagonista de una comedia en televisión.
En la vida y en el entretenimiento –sobre todo en la televisión que se produce en las grandes cadenas de Estados Unidos–, existe una delicada línea que separa a un personaje entusiasta y tierno, de un perfecto imbécil.
Acercarse a esa línea pero nunca cruzarla es lo que el actor Kyle Bornheimer más disfruta de su personaje en Angel from Hell . Bornheimer da voz y rostro a Brad Fuller, hermano de Allison.
Brad aglutina varios de los elementos estereotípicos del personaje idiota de la tele gringa: vive en un apartamento sobre el garaje de su hermana, no tiene mayor suerte con las mujeres y no destaca particularmente por su trabajo.
“No es un idiota, solo es un entusiasta. No se detiene a pensar demasiado en lo que tiene que hacer, simplemente actúa. Somos diferentes en ese sentido, y eso me encanta”, me comentó Bornheimer.
El actor de 35 años cuenta con un curriculum amplio, compuesto sobre todo por papeles pequeños en varias series y películas, además de su trabajo como protagonista en la única temporada de Worst Week .
Precisamente por su experiencia es que se siente en plena capacidad para afirmar que no existe, en la televisión actual, otro programa que se parezca a Angel from Hell , ni mucho menos un personaje que se acerque al de Jane Lynch. “No sé si es un ángel o no, y eso es parta de lo divertido: llegar al siguiente episodio sin saber qué pasará”.
El padre: Kevin Pollak es un peso pesado de Hollywood. En 28 años de carrera profesional como actor ha construido una carrera que le ha valido respeto y admiración de parte de la crítica y el público. También, le ha permitido escoger con mucho cuidado los proyectos en los que participa. Ahora, Pollak regresa a la tele convencido de la originalidad de ‘Angel from Hell’.
Cuando a Kevin Pollak le propusieron interpretar a Marv Fuller en Angel from Hell , hubo un elemento fundamental para que se interesara en el proyecto y, eventualmente, se conviertiera en uno de los cuatro protagonistas del programa.
La presencia de la magnífica Jane Lynch como eje nuclear de la serie fue más importante que el dinero o, incluso, que el guion para Pollak. No que ello signifique que considere la historia de la serie floja.
“Jane es la atracción principal. Trabajar junto a ella es razón suficiente para decir que sí a cualquier proyecto”, me dijo Pollak. “Sin embargo, cuando leí el guion realmente lo disfruté. El personaje de Marv me resultaba divertido, sobre todo porque me permitiría jugar mucho con él”.
No miente, Pollak: Marv Fuller es un médico que trabaja en Beverly Hills y que enviudó hace más o menos un año y medio, por lo que recién regresa a la soltería, a conocer mujeres e intentar ligar, algo en lo que, según el propio Pollak, “no es tan bueno como él mismo lo cree”.
Pollak cuenta que lo que más disfruta de Angel from Hell es, por encima de cualquier otra cosa, trabajar con sus compañeros. Lo segundo, poder jugar con su personaje. “La gente me conoce más por mi trabajo en roles dramáticos, pero la comedia fue mi primera hogar y es lo que, creo yo, hago mejor”.