Percance armó un sabroso fiestón

Presentación en El Observatorio marcó el cierre de las actividades del 25 aniversario de Viva . Desde las 9:21 p. m., los muchachos transmitieron su energía a un público que los amó

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

La emoción, el entusiasmo y la energía que la agrupación Percance ofreció en su concierto de ayer, en El Observatorio, alcanzó y sobró para entusiasmar a los cientos de seguidores que llegaron a verlos, quienes no pararon de cantar y bailar con ellos.

Era el cierre del 25 aniversario de la revista Viva de La Nación ; la tarima en El Observatorio era más grande de lo normal, es que ellos son como una tropa de músicos que necesitan campo y anchura para transmitir toda su energía. ¡Definitivamente esta fiesta lo ameritaba!

El comienzo, a las 9:21 p. m., fue como dicen en el futbol: ¡A lo que venimos!, y de inmediato el golpe del bombo, acompañado por la sección de bronces (trompetas, saxofón y trombón), invitaban a bailar con el tema Dónde iré a parar .

“No los escucho, cómo están. Estamos bien contentos de estar acá, gracias a ustedes por venir, gracias a La Nación , no por invitarnos a nosotros, sino por apoyar a la música nacional”, comentó Ramírez, mientras sonaban los primeros acordes de la contagiosa Pura vida .

Contrario a la idea que muchos tienen de la agrupación, al concierto no solo asistieron adolescentes, porque a Ramírez y compañía también los llegaron a ver adultos que, al igual que los más jóvenes, se movían en el reducido espacio, con el sabroso ritmo de la música.

Percance se pasó un par de noches ensayando previo al concierto, y al ver y escuchar el entusiasmo con el que tocaban cada acorde, no quedó duda de ello.

Maurizio Luconi, bajista, aprovechó para hacer un solo donde demostró su habilidad con las cinco cuerdas de su instrumento.

Como si le hubieran dado una bebida energizante, así se mostraba el cantante al moverse por el escenario, al saltar e interactuar con todos sus compañeros.

Luego llegó Sin pensarlo , un tema con el que llenan al público de la adrenalina del rock , al sabor del reggae roots . En esa misma nota les tocaron Más que ayer .

Fiebres. Frente a la tarima, como dictan las reglas del buen fan, ahí estaba una parte importante de los seguidores más fiebres de los Percance.

Ahí gritaban, sacaban fotos de la banda con sus celulares y hasta bailaban en los 30 centímetros cuadrados de El Observatorio que a cada uno le correspondió.

Me lo tomo todo recordó a la muchachada parte del origen de la banda, con ese sonido ska donde los bronces tienen un papel fundamental.

Los giros rítmicos se convirtieron en una herramienta valiosa de Percance; del ska a sonidos con influencia del jazz , con sabor a blues y hasta un poco mambo.

Los muchachos le metieron mucha energía a temas como Mal bicho , ese cover de Los Fabulosos Cadillacs que tanto gozan ellos, y el público lo saboreó al escucharlos.

Los minutos volaban, algo que solo pasa cuando se acerca el examen final para el que no se estudió o cuando se está pasando un buen rato.

En El Observatorio se vivía lo segundo, con un público que se entregó por completo y cantó tan fuerte que Esteban Ramírez no se escuchaba por momentos.

De su presentación en vivo no se puede obviar lo bien cohesionados (bien amarraditos como se suele decir entre músicos) durante su espectáculo. Viene y va fue un buen ejemplo de esa unidad que tienen sobre la tarima. Además, es de esos temas contagiosos que cuesta resistirse a no querer seguir, al menos con la punta del pie.

Que lindo se ve el público metido de lleno con su banda favorita, y de eso no faltó ayer. Ramírez sacó réditos de su buena relación con la audiencia; los puso a mover los brazos, a cantar y saltar cada vez que se lo propuso y muchos respondieron.

Un giro de 180 grados en su concierto llegó con la canción Su mirada , un tema que ofrecieron en versión acústica, con cajón peruano y guitarra acústica.

Un centenar de almas los acompañaron en el coro, para llenar de sentimiento El Observatorio.

Como en montaña rusa, de la calma de una balada, a la intensidad de La bolsa , otro cover original de los Bersuit Vergarabat.

La noche prometía aún varios temas importantes en la carrera de Percance. Al cierre de esta edición interpretaban Un solo sentimiento , y aún prometían más música para rato.