La noche del sábado anterior, la hija de Kim Kardashian y Kanye West, protagonizó un berrinche en primera fila, solo dos días después de que hubiera ejercido su derecho al berreo en la pasarela en la que su papá colaboró con la marca Adidas Original.
El incidente ocurrió mientras la concurrencia que abarrotaba el muelle 94 –sitio de la exhibición– esperaba la aparición de Kendall Jenner, como parte de la muestra de Alexander Wang.
La vecina de asiento, nada menos que la cantante Nicki Minaj, trató de ayudar a los papás mostrándose amigable con la niña, pero solo el tiempo pudo calmar a la pequeña North West.
Afortunadamente, ya para cuando el show comenzó, y las prendas de la colección de otoño 2015 aparecieron, la niña pareció recuperar la compostura.
El jueves anterior había sido el turno de Beyoncé de soportar los gritos de la niña en el oído; pero otra sufrida fue nada menos que Anna Wintour, la editora de Vogue , quien debió ensayar su cara más inexpresiva mientras la niña se esmorecía a su lado.
Todo aquello pareció el augurio de la crítica especializada, quien recibió tibiamente la colección de Kanye.