Volar entre las montañas heredianas

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El parque Aventuras Zurquí ofrece a sus visitantes un menú de actividades que incluyen ‘canopy’, ‘rappel’ y puentes colgantes, así como el cable Supermán, el cual ofrece una experiencia similar a volar como si usted fuera el superhéroe.

En las montañas de San Isidro de Heredia, donde el verde de los montes contrasta con el azul del cielo y el blanco de las nubes, un nuevo parque brinda a sus visitantes la posibilidad de volar.

El sitio se llama Aventuras Zurquí , un centro de entretenimiento extremo en el que los visitantes pueden rozar las copas de los árboles mientras camina por un circuito de puentes colgantes. También puede volar entre las montañas, gracias al cable de tirolesa ( canopy ), las sillas voladoras y el cable Supermán.

Sumadas a estas actividades, en el sitio también se puede hacer rappel (sistema de decenso vertical), cabalgatas y un canopy especial para niños. El lugar tiene además zonas para hacer un día de campo.

Aunque Aventuras Zurquí operó dos años con otra administración, Total Adventures asumió su manejo en el 2012. A esta empresa también pertenecen los parques Xplore Orosi y Paraíso de Volcanes, según confirmó Xiomara Hidalgo, gerente de mercadeo del sitio.

Para poder disfrutar de Aventuras Zurquí, los visitantes pueden comprar paquetes según el número de atracciones que deseen disfrutar. Estos pueden contratarse mediante una reservación previa, o simplemente en la recepción del parque de aventuras.

¡Nos vamos! Comprados los boletos, quienes opten por el canopy , las sillas voladoras y el cable Supermán deben subir al segundo piso del edificio central.

En ese espacio, los visitantes reciben una explicación por parte de los guías en la que se les habla sobre el equipo que se les colocará y algunas recomendaciones de seguridad para que disfruten de su viaje.

Mientras se calman los nervios y se asimila la aventura que está por emprenderse los más asustadizos pueden respirar profundo en los balcones del lugar y contemplar el paisaje de montañas y, a lo lejos, la capital con su mar de edificios.

Pasada la charla y con el susto al menos controlado, ya todos están listos para echarse a volar.

Quienes optan por el canopy suben a una plataforma que está al costado este de la edificación. Ahí comienzan un recorrido que los lleva por siete cables que van de los 700 metros hasta los 150 de longitud.

En este periplo, en el que los viajantes se internarán por el bosque herediano, los turistas alcanzarán alturas de hasta 15 metros desde las que podrán ver árboles , aves y mariposas de la zona.

Quienes se arriesguen por viajes más osados, como el cable Superman y las sillas voladoras, comenzarán su viaje desde una plataforma colocada al costado sur del edificio. De allí pende un cable cuyo extremo opuesto se ubica a 700 metros del edificio, casi al otro lado de la propiedad.

La extensión del cable parece perderse entre el verde y amarillo de la vegetación; sin embargo, una vez que se va viajando en é,l la distancia se hace tan corta que se recorre en apenas un minuto.

Las personas que eligen las sillas voladoras deben usar una especie de caparazón de tela que una vez que se coloca en el cable toma la forma de un asiento. Con los pies extendidos y el cuerpo sostenido por una barra de hierro que da forma a la silla los viajantes están listos para volar.

En el caso de quienes se inclinan por el cable Supermán, ellos cuentan con un cobertor con arneses de seguridad que garantizan la postura horizontal del cuerpo en todo el viaje.

Cuenta Daniela Aragón, quien optó por esta modalidad, que la parte más difícil de todas es la salida pues los guías colocan al pasajero de forma horizontal para “volar”; una postura desde la que se aprecia a la perfección la altura y la distancia que se recorrerá.

La aventura resulta fascinante para todos los viajantes, incluso para los más jóvenes.

“Me pareció muy divertido, muy chiva, nunca tuve miedo”, contó Daniela Torres de once años, quien hizo el cable Supermán y que gritó de la emoción hasta el final.

Caída controlada. Cuando se llega al otro extremo de la propiedad, quienes quieren practicar rappel se acercan a orillas de una montaña, donde dos árboles de unos 12 metros sirven como plataforma para el decenso.

A diferencia de otros parques de aventuras, en este sitio, el rappel se practica desde la copa de un árbol y no desde un paredón. Con la asesoría de tres guías (uno que ayuda a trepar a los visitantes, otro ubicado en lo alto del árbol y otro en tierra) los visitantes deben enfrentar dos retos para poder subir hasta lo más alto del ciprés.

Se trata de una escalera hecha con cuerdas entrelazadas y un puente colgante. No se preocupe por la subida, esta toma su tiempo.

Cuando se conquista la cima, el guía ajusta el equipo del turista y este se deja caer desde lo alto venciendo así su miedo a las alturas y enfrentando con valor el vacío que genera la sensación de caer.

A unos cuantos metros de la caída del rappel , un reto físico y emocional espera a los usuarios.

Se trata de un parque de cuerdas, una especie de circuito de puentes colgantes cuyo piso está hecho con traviesas acomodadas de forma irregular: troncos, mecates y alambres delgados, pero tensos.

A simple vista, el trayecto parece fácil y rápido de hacer; sin embargo, una vez que se está arriba la historia cambia. Cada paso debe pensarse y calcularse bien, el miedo a una caída está siempre presente.

Los que prefieren alternativas que no impliquen pasearse por las alturas ni viajar a grandes velocidades pueden optar por las cabalgatas.

Para poder gozar de estos paseos, el parque ofrece recorridos por senderos dentro del bosque ubicado en su finca de más de ocho hectáreas.

Recuerde que para visitar lugares como este es indispensable llevar ropa y calzado cómodo (preferiblemente tenis o zapatos cerrados).

Tenga presente que esta zona de San Isidro de Heredia cuenta con un clima frío casi todo el año, por lo que llevar un suéter nunca está de más.

Si quiere enfrentar sus miedos y dejarse llevar por la adrenalina, o si simplemente quiere disfrutar del aire libre, Aventuras Zurquí es un buen lugar para hacerlo.