Un último baile y ¡hasta nunca, salón La Pista!

Historia Cerca de 600 personas llegaron ayer a Llorente, en Tibás, para despedirse de ese lugar, que vio nacer y crecer a bailarines de la nueva y vieja guardia

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Cuando Isabel Valverde llegó por primera vez al salón La Pista, en Llorente de Tibás, tenía 13 años; ahí titubeó al dar sus primeros pasos de baile. Hoy, tiene 57 años, es una “bailarina de calle” y los ojos se le llenan de lágrimas al hablar del cierre de ese lugar.

“Aquí tengo todo, somos una familia. Es perder algo querido”, dijo. No es para menos: ayer ese salón esquinero cerró sus puertas, tras 49 años de recibir a bailarines de la nueva y vieja guardia.

A pesar del dolor que tenía, Isabel sabía que debía aprovechar el último día y bailar como nunca antes lo había hecho. Así lo hizo.

No se puso zapatos de tacón ni una enagua; optó por un pantalón de mezclilla y una blusa floja para no sentirse incómoda y disfrutar. Su estrategia funcionó. Desde que llegó a las 2 p. m. hasta pasadas las 6 p. m., movió su cuerpo por todo el salón con la cumbia, bolero y salsa que ponía el DJ Víctor Quesada.

Las más de 600 personas que había dentro de ese salón hicieron lo mismo, sin importar que el calor que hacía adentro fuese insoportable y sin sentir dolor por las pisadas que se daban entre sí por la falta de espacio.

“Uno se termina acostumbrando a bailar en este bochorno, es de lo rico de venir aquí, bueno, era de lo bonito”, comentó Lidieth Alemán, otra fiel asistente al salón.

En la despedida no todo fue baile. Elisa María, conocida por el gremio por cantar en Los Brillanticos y en La Sonorísima, se subió a una tarima decorada con globos rojinegros y, a punta de lágrimas, le dio una serenata tanto al dueño Danilo Vega como al salón.

“Con esto, se cierra una parte de mi corazón. Es un dolor inmenso, pero, para recordarlo, es que debemos de bailar hasta morir”, gritó, mientras interpretaba Como tu mujer, de Rocío Durcal.

Cuando Elisa apareció en escenario, parte de los bailarines se acercaron adonde estaba ella y le pedían hasta autógrafos; otros, aprovechaban su música para bailar pegados o para tomarse la foto del recuerdo.

“Esto va para Facebook, la gente tiene que saber que estuve aquí y salgo bien bonita”, le dijo Patricia Jiménez a su amiga. Ellas tenían 26 años de visitar el salón.

Entre fotografías, canto y, por supuesto, baile, el salón La Pista cerró sus puertas y, con ello, aquella esquina que por 49 años estuvo en pura fiesta, hoy vive el silencio.