Revendedores de entradas: pescadores en un río poco revuelto

Negocio de riesgo Los revendedores reconocieron ayer que el negocio estaba “flojo” y no “calentaba”, hoy lucharán por rescatar su inversión

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Para los revendedores de entradas, lejos quedaron los buenos tiempos del primer concierto de Iron Maiden o de Metallica en Costa Rica. Ayer, miércoles, eran pescadores de fans de Paul McCartney en un río poco revuelto en el que tenían poco o ningún éxito en su misión.

El lugar en donde lanzaron su anzuelo fue en los alrededores del Estadio Nacional, escenario donde hoy el ex-Beatle ofrecerá su primer concierto en Tiquicia.

Calzado deportivo para largas jornadas de pie, la piel con evidencia de largas exposiciones al sol y anteojos oscuros eran parte del atuendo para ofrecer, entre semáforo y semáforo, sus servicios.

Jorge Chaves es vecino de Alajuelita, y en otras ocasiones se lo puede ver con su taxi informal o vendiendo sombreros en los topes; pero cuando hay un concierto o un partido de fútbol lo suyo es revender entradas, una tarea que comenzó hace dos décadas.

“Cuando vino (Iron) Maiden fue una loquera, cuando vino Metallica también. Pero ahora no vemos buena vibra, los precios son muy caros. Cuando está bueno la gente nos llama por teléfono a pedirnos entradas, pero esta vez, ni uno”, aseguró Chaves.

Inversión. Junto a él, Arturo Delgado, pensionado del sector público y vecino de San Pedro, sostenía una hoja donde se muestra el mapa con la distribución de las localidades en el estadio.

De los cinco revendedores que ayer tiraban su carnada, él era el más identificado con Macca , vestía una camiseta con la imagen del ex-Beatle, que sus hijos diseñaron en un taller de serigrafía con el objetivo de venderlas hoy jueves.

En su poder tenía 10 entradas de la zona de gramilla y gradería sur, las que está vendiendo entre ¢50.000 y ¢60.000. Para adquirirlas suele pedir dinero a prestamistas, y tiene la fe de, al menos, no salir perdiendo; sin embargo sabe que es un riesgo constante en este oficio.

“Lo que se vende son las que están agotadas, gramilla y sur. Uno tiene que arriesgarse a invertir porque el riesgo siempre va a existir”, añadió Delgado.

Con el dinero, cuando hay ganancias, complementa su pensión y ayuda a pagar los estudios en licenciatura de su hija. Sin embargo, los boletos sin vender que guarda en casa no le dejan olvidar que el negocio se pone difícil.

Ambos señalan como enemigas a las tiqueteras y a las promociones de compra de entradas con tasa cero y a plazos. Sin embargo no dejarán, por ahora, de seguir “pulseando” que la ley de la oferta y la demanda les ayude a llevar el pan a la mesa de sus hogares.