Poesía, música, éxitos y complicidad con Pedro Guerra

El jueves 26 de octubre fue la segunda presentación del español en el Jazz Café Escazú

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Pedro Guerra vino a Costa Rica una vez más para encantar a sus seguidores con su dulce voz y temas con mensaje social y de amor. Sin embargo, como su última visita fue hace poco más de un año, él no quería que estas presentaciones fueran igual que los anteriores.

Para darle algo diferente a su público, Guerra aprovechó la promoción de su libro de poesías Hurgando en la caja negra, para cantar y leer poesía; eso sí, sin que faltaran los grandes éxitos que su carrera ha posicionado en el gusto de la audiencia.

Fueron dos conciertos en el Jazz Café Escazú, el segundo se llevó a cabo el 26 de octubre a partir de las 9 p. m. Fue una velada cargada de emotividad, carcajadas, anécdotas y, por supuesto, una gran complicidad entre el público y el artista. Esa relación que hay entre los ticos y el tinerfeño ya lleva sus buenos años. Es por eso que como una regla tácita el público deja que el cantautor interprete sus piezas sin interrumpirlo, pero siempre apoyándolo en los coros o en momentos sublimes de las canciones.

LEA MÁS: Pedro Guerra presenta en Costa Rica su poemario y cantará en Jazz Café

Pedro abrió su intimidad. "Primero fue la poesía antes que la música. Tenía yo unos 12 o 13 años cuando comencé con la palabra escrita antes que la cantada. Hacía poemas muy apasionados con frases desgarradoras como 'no te vayas, no me dejes, no puedo vivir sin tí'", bromeó el artista sobre su joven etapa de poeta.

El chiste auguraba una noche de sentimientos encontrados. El público se adentraba tanto en las canciones como en las palabras de Pedro, pero también se reía a carcajadas con las intervenciones de Guerra en medio de cada interpretación: hubo anéctodas del famoso café Libertad 8, donde comenzó a dar sus primeros conciertos a principios de los años 90.

"En mi primer concierto había dos parejas en el lugar. Ellos daban un mayor espectáculo que el que yo estaba ofreciendo en el escenario; no me quedó más que ser espectador, lo que yo hacía no podía competir con lo que ellos estaban haciendo", recordó.

Las piezas

Entre las lecturas de sus poemas, Pedro también cantó los que otros artistas le han prestado para musicalizar. Hubo temas de su disco con Ángel González y de los sonetos de Joaquín Sabina. Entre la amplia lista de canciones que extendió el concierto a casi dos horas Pedro entonó Pasa, Cerca del amor, Márgenes, Debajo del puente, Raíz, Daniela, Deseo, El marido de la peluquera, Mujer que no tendré y Contamíname... ¡vaya repertorio de clásicos y éxitos!

En medio de aquella lluvia de canciones y de frases, llegó un momento muy especial para la música costarricense. Al escenario subió el cantautor y director Bernardo Quesada, invitado por el español.

Bernardo y Pedro grabaron hace poco un tema en conjunto: Tareas. Así que, aprovechando la estancia de ambos en el país, tenían que cantar la pieza juntos. Fueron unos minutos muy especiales, Pedro se levantó de su silla, cedió la música a Bernardo para que con su guitarra interpretara el tema y cantaron a dúo.

ADEMÁS: Bernardo Quesada estrena video y canción junto a Pedro Guerra

Tras el dueto, Bernardo le agradeció a su colega por el apoyo y se retiró. Muy bromista durante todo el tiempo y con el público metido de lleno en el concierto llegó el turno de "comenzar a despedirse", como dijo Guerra.

Evitó el incómodo momento de salir del escenario y esperar a que el público pidiera otra canción, así que, sencillo como es, dijo que se iba a ahorrar ese tiempo y siguió cantando.

El fin llegó con Pasaba por aquí, La lluvia nunca vuelve hacia arriba y Me basta así.

Escuchar a Guerra siempre es un gusto para sus seguidores que abarrotan cualquier lugar donde se presente el español, así venga al menos una vez al año. Lamentablente, la noche del jueves parece que hubo algunas pocas personas que no estaban muy interesadas en el espectáculo y el mensaje del español.

Un grupo de gente que estaba ubicada en una mesa en el segundo piso del Jazz Café hacía demasiado ruido con una conversación ajena al show. A pesar del buen sonido del lugar, era tanta la bulla que resultaba difícil escuchar a Pedro leer sus poemas.

A pesar de este mal rato –del que Pedro ni la gente más cercana a la tarima se enteraron– fue una noche rica en arte.

El artista encargado de abrir la noche musical fue Pino, un nuevo cantautor que interpretó temas originales como Morpho, Baulas, Santa Mónica y Ujarrás, así como un par de temas en homenaje a Fidel Gamboa y Adrián Goizueta.