Pocos esperan por Bob Dylan

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A eso de las 2 pm, eran escasos los seguidores de Bob Dylan que se encontraban en los alrededores del Palacio de los Deportes.

Algunos grupos de amigos estaban esparcidos por la fachada del edificio herediano. Camisetas alusivas al cantante eran frecuentes en el panorama. Anécdotas del Dylan y su carrera, la cartelera cinematográfica del fin de semana o fútbol eran matizadas por sorbos de cerveza y el humo de cigarro.

Precisamente, para esperar por el concierto, la gran mayoría de los asistentes saciaron su sed a punto de águilas y rubias y uno que otro que prefirió su licor a las rocas.

Al principio nadie se mostró preocupado por hacer fila, incluso Leila Vargas, vecina de Heredia, le estuvo haciendo fila a su hijo -que no había salido del trabajo- por mas de una hora en una de las puertas del gimnasio, sin percatarse que esa no era el acceso que le correspondía.

La amenaza de lluvia estuvo presente durante toda la tarde, mientras que los revendedores de entrada y vendedores de souvenirs esperaban que cayera más que agua en sus bolsillos.