¡Otra vez! Carlos Vives hizo de las suyas en el Picnic 2017

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Con el vallenato, sabor y ánimo contagioso de Carlos Vives, no hay frío ni vendaval que pueda imponerse.

Para el colombiano, que fue capaz de montar a la misma Shakira en su bicicleta, echarse al bolsillo a los ticos que asistieron al Picnic Festival fue pan comido.

Antes de dar su acostumbrado espectáculo y complacer con todo a sus fans –el sábado por noche en San Rafael de Alajuela–, su coterráneo Fonseca le había preparado el camino con sus más sonados éxitos: Eres mi sueño , Te mando Flores y Arroyito fueron tres de las más prendidas y coreadas de su repertorio.

El sonido del acordeón, siempre juguetón y vivaz, prendió a un público que no dejó de bailar y corear las canciones del cantante bogotano. A esa altura todo era una fiesta, pero era solo el calentamiento: ¡Vives era el más esperado!

Precisamente, con La bicicleta, Vives hizo su entrada triunfal al escenario.

Chaqueta negra y pantalones rotos, ese fue el look con el que el cantante estrella de la velada irrumpió en el escenario para brincar de un lado al otro y hacer suya la noche.

La gota fría , uno de sus éxitos clásicos, prendió la mecha de un público que de inmediato buscó pareja para bailar a como fuera lugar. La cosa era moverse y gastar por completo el césped de El Zacatal, como le llamaron a la finca donde se realizó el siempre esperado Picnic.

Luego de presentar a sus músicos y tocar un doblete de temas de vallenato, Vives tenía una sorpresa bajo la manga.

“Muy bonito, ustedes bailaron con Wisin y también con Fonseca, y yo, ¿qué?”, preguntó el colombiano.

LEA MÁS: Wisin y Fonseca llevaron al clímax al público del Picnic

“Pues bien, yo les digo una cosa: no me quedaré con las ganas”, agregó.

De inmediato Wisin hizo ingresó a la tarima y el Picnic entero explotó en una ovación. El puertorriqueño fue el complemento para cantar Nota de amor , una de las mezclas de reggaeton y música vallenato más pegadas del 2015.

Ver más

La algarabía musical continuó con éxitos como Bailar contigo , Cuando nos volvamos a encontrar y El mar de sus ojos.

También complació con Volvió a nacer y Como le gusta a tu cuerpo , sencillos musicales que se han vuelto nuevos clásicos del rumbero de Santa Marta.

Yunta poderosa. En el Picnic, festival en el que Vives participa por segunda vez, el colombiano no dejaría cabos sueltos. No solo tenía a Wisin como aliado, también contaba con su coterráneo Fonseca en una sus canciones reinas.

“Ya me saqué un conejo del sombrero con Wisin, ahora saco otro con Fonseca, un músico al que de admiro por haber elegido el camino musical de la colombianidad”, expresó Vives con sentimiento.

Llamar a Fonseca al escenario no fue casualidad. Dos voces de la nación cafetera podrían cantar mucho mejor La tierra del olvido , una canción dedicada al país que vio nacer a ambos exponentes.

Los ticos, como si compartieran su sentimiento nacionalista, se sumaron al alboroto. Banderas de Colombia, repartidas por toda la multitud, ondearon como nunca en ese momento.

De pronto se apagaron las luces y el público temió la retirada de Vives. Por fortuna no fue así, faltaba el zarpe. Luces nuevamente prendidas, acordeón despierto. Había más, por dicha.

El último trago musical llegó con Carito, La fantástica y como broche de oro nuevamente La bicicleta.

No hubo chance para más. Ya eran casi las 12 a.m, y todavía faltaba la presentación del DJ Quintino en el cierre. Vives no se extendió más, sonrió, saludó y exclamó sin micrófono unas frases que a juzgar por su rostro eran de puro agradecimiento.

Así, montado en las dos ruedas de su caballito metálico, Vives dijo hasta pronto y salió despacito del escenario.

Poder electrónico. A eso de la 1:40 de la madrugada el Picnic 2017 dijo adiós con Quintino, el dj holándes.

Su presentación fue poderosa y gustada. Después de Vives, la música electrónica sirvió de escape para una fiebre de movimiento que estaba alta y que no podía parar de un pronto a otro.

En el Picnic nadie se detuvo hasta que Quintino ya no puso más las manos sobre su traviesa mezcladora. El plan era “hasta morir” y así fue.