Música fue el canal para los homenajes

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No se requirió que alguien ofreciera un discurso extenso para recordar a los presentes en la ceremonia de los X Premios ACAM. La música bastó para reconocer la labor de dos maestros de la música costarricense: Fidel Gamboa y Víctor Hugo Berrocal.

En el Auditorio Nacional, el tiempo alcanzó para reconocer y recordar la labor de estos artistas. Primero fue el turno de Éditus y Latina Ensamble. En manos de Edín Solís como arreglista, la cumbia Alajuelita –sí, aquella de Alajuelita tu eres mi cantón, cantón – tomó un aire muy formal, pero claramente reconocible.

Luego la música tomó forma de bolero. En ese instante, apareció Victor Hugo Berrocal, con su inseparable compañera la trompeta. Juntos ofrecieron una aplaudida interpretación.

Para el cierre, luego del anuncio del último premio, sobre el escenario se acomodaba la agrupación Patiño Quintana.

El golpe del tambor era elocuente... era la inconfundible introducción de Presagio , ese tema que Fidel Gamboa compuso hace varios años, y que tanto Adrián Goizueta y el Grupo Experimental, como la agrupación Malpaís, hicieron más que conocido.

Mientras las voces de la banda recordaba esa inolvidable primera estrofa: Huele a agua monte adentro y en el cielo braman tambores de trueno , en las pantallas sobre el escenario, imágenes de Fidel Gamboa obligaron a suspirar por el recuerdo de un amigo que partió, un artista cuya música, dijo Ross Mix, acompañara a todos el resto de la vida.