Mon Laferte abre su corazón y expone la dualidad del amor y el odio en su nueva canción

La artista chilena echa mano de nuevo de la música mexicana para rendirle un homenaje a esa cultura y también a Chavela Vargas

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“Se me desafina el alma. Se me aprieta aquí dentro. Mátenme las ganas, quiero del amor desaprender”. ¿Como se puede desaprender del amor? ¿Por qué? Las respuestas a estas preguntas las tiene la chilena Mon Laferte en su nueva canción titulada Se me va a quemar el corazón, en la cual habla de la crudeza y de la dualidad del amor, de todos esos sentimientos que embargan el cuerpo y la mente de muchos cuando están enamorados o desenamorados.

Con un nuevo tema, en el cual le hace un homenaje a la cultura mexicana, esa que la adoptó hace más de 14 años que tiene la chilena de vivir en México, la artista también aprovecha su nueva canción para llamar la atención hacia la normalización de la violencia en todos los sentidos y lo hace con una analogía impecable en el video que acompaña el tema.

Mon encarna a un toro, un animal que en apariencia es rudo y tosco, pero que al final es una criatura que sufre en el ruedo ante el ataque de un torero.

Esta canción se suma a Que se sepa nuestro amor que grabó la compositora en colaboración con Alejandro Fernández como agradecimiento a la riqueza cultural y tradicional de México. También es parte de la inspiración que ha provocado en ella Chavela Vargas.

Sobre este tema, Mon habló con Viva vía Zoom. A continuación la entrevista:

-¿Qué vamos a hacer con estas canciones suyas que nos llegan directo al corazón?

-Escucharlas y llorar.

-¿De dónde vino la inspiración para Se me va a quemar el corazón?

-Yo tuve hace un par de años una relación muy tóxica de pareja y he aprendido. Como que he estado mirando hacia atrás viendo con más distancia y no quiero regresar a eso, quiero aprender a amar yo de otra manera. Es importante replantearnos a ser críticos y críticas y darnos cuenta de que como sociedad hemos aprendido a amar de una manera, porque tenemos los cuentos del príncipe azul, de la posesión, de que yo soy tuya o de que me perteneces; pero quiero desaprender de eso y aprender a amar de una manera más sana.

-Hablando de la crudeza del amor y lo que expresa en la canción, hay una dualidad que va del ‘te amo’, pero también ‘te odio’. ¿Cómo fue lograr expresar esa dualidad en la canción?

-Precisamente, creo que se ve un poco de la complejidad de mi ser o de la mayoría de los seres humanos con respecto a los temas del amor. Es que claro, a veces te amo, a veces te odio y al final de la canción digo que te odio y me despido de tí; pero realmente no es un despedirse porque el odiar está ahí muy cerca de lo que conocemos como amor. Es una canción que está llena de contradicciones, me presento muy frágil y abro mucho mi corazón, me muestro tal como soy, no pretendo quedar como la heroína de la película pues soy humana con defectos y ahí están.

-La analogía que hace en el video de usted siendo el toro, el torero es el que domina el ruedo y el toro siendo vencido. ¿De dónde surgió la idea?

-Yo soy signo Tauro y hace algunos meses que vengo como abrazando mi signo, porque me pasaba que antes me preguntaban que qué signo soy y al decirles que Tauro me decía que qué ruda y qué dura y no me gustaba que se tuviera esa impresión de mí. Nada es absoluto, no es que el toro sea 100% un animal duro y rudo, yo he pintado muchos toros viéndolos muy frágiles y entonces me di cuenta de que estamos tan acostumbrados como sociedad a ver al toro tan fuerte, que nos olvidamos de que son seres que sufren. Normalizamos la violencia porque aplaudimos cuando el toro cae y lloramos cuando cae el torero.

“La violencia se normalizó, una vida importa más que la otra y en las parejas de amor romántico heterosexual está esto de normalizar la violencia. Como sociedad estamos acostumbrados a la violencia hacia la mujer, está ahí y muchas veces pensamos que algo hizo, que por algo le pasó y por eso está la analogía del toro.

-Refleja esa cultura mexicana que tanto ha alabado con esa guitarra tan desgarradora combinada con la voz. Es un conjunto perfecto.

-Yo soy muy afortunada porque tengo junto a mí a un guitarrista increíble de esos que creo que quedan poquitos en el mundo, porque más que tener un virtuosismo técnico tiene esa sensibilidad que hace llorar a la guitarra. Tener esta cosa minimalista de la voz para contar la historia y esa guitarra llorante... me gustó mucho la combinación. Estoy muy inspirada además por Chavela Vargas, que fue lo que escuché el año pasado en mi encierro.

-Hay una responsabilidad muy grande en corresponder a una cultura tan grande y tan rica. ¿Cómo se siente de poder hacerlo con su música?

-Se me puso la piel chinita. Yo siento que debo de hacer más música que vaya por ahí, por la tradicional. A mí Mexico me ha dado mucho, me ha enseñado, me ha dado inspiración, he crecido mucho como mujer y como artista; llevo 14 años ya viviendo en México y siendo una deuda cultural, siento que tengo que investigar más y creo que es importante, porque la cultura mexicana es tan rica, diversa y potente. Es importante que existan nuevos protagonistas de esta música, pero con un discurso más actual, porque muchas de esas canciones se quedaron con los discursos de otras épocas.

“Las mismas canciones que canta Chavela, que eran composiciones de José Alfredo Jiménez, que lo admiro mucho y me parece alucinante, pero si lo miramos como críticamente y políticamente hay muchas que están incorrectas porque están en el contexto de otra época. Sería bueno que nuevas voces empiecen a escribir música que mantenga la tradición.