La cantante ecuatoriana Mirella Cesa no se anda por las ramas. Ella aseguró que ser una artista que construir una carrera en América no es nada sencillo.
La cantautora está decidida a trabajar tan fuerte, como hasta ahora, para que su mensaje y en especial su sonido andipop (fusión de los instrumentos andinos con la música pop) conquiste a todos los hispanoparlantes, y más allá.
A principios de semana, Cesa estuvo en Costa Rica. Su objetivo era promocionar su trabajo; además, fue la invitada al concierto que José Cañas ofreció, el martes, en el Jazz Café de Escazú.
Al país llegó con su tercer álbum Deseo concedido bajo el brazo. Este material, al igual que sus anteriores grabaciones, incluye un 99% de sus canciones. Adicionalmente, presenta un dúo con el cantante Álvaro Torres; juntos interpretan Nada se compara contigo .
Segura al hablar; aprovecha cada segundo para transmitir la pasión que le inyecta a su trabajo. Además, está segura que ofrece algo que se diferencia de muchas propuestas pop.
Identidad. “Mi trabajo tiene música fresca y positiva. Nunca he construido nada a base de escándalos, sino de mis canciones, letras y el folclor”, aseguró la joven de 28 años.
Esa identidad de la que habla está muy plasmada en cada tema de sus discos. Desde las primeras notas, se escuchan instrumentos tradicionales de los pueblos andinos, como la zampoña, el charango y la quena.
Como anécdota, recordó que el productor Rudy Pérez le preguntó ‘¿Cómo quieres que suene tu álbum’? A lo cual ella respondió: ‘¡A Ecuador!’. Cesa no sabía qué exactamente era lo que buscaba, pero, con el paso de los años, lo tiene más claro.
Incluso, ella misma aprendió a tocar el charango, con el cual es capaz de ofrecer versiones acústicas de algunos de sus temas.
Cesa se siente muy satisfecha con su sonido andipop ; agregó que está presente en todo su trabajo. Aparece en composiciones con un aire dance , como el sencillo Deseo concedido . De igual manera se siente en Darte mi amor , una balada donde el charango tiene una participación destacada.
Como complemento, siente la responsabilidad de mostrar la gran diversidad del trabajo de los artesanos ecuatorianos. Por eso, ella es un destello multicolor a su paso; los brazos se le quedan pequeños para todas las pulseras que suele usar.
Su ropa tampoco escapa a ser una vitrina al trabajo artesanal.
Por eso, en su natal Ecuador, no es extraño verla visitando los telares donde diseñan estas creaciones.
Siempre el corazón. En cuanto a la temática de sus letras, ella se identifica con el que probablemente es el más universal de todos: el amor.
“Es como el centro de mi universo, es mi razón de ser. Me gusta escribir canciones que si las lee, sin música, te transporten a un lugar, que te recuerden a alguien”, añadió la cantante.
Ella se aferra a la fe en sus sueños para continuar. Está segura que en la fe está la motivación para no tirar la toalla en momentos difíciles.