Miley Cyrus encantó pero no llenó

¿La dulce e inocente? Anoche, a la que fuera estrella de Disney, le montaron el concierto a la mitad de la capacidad del Estadio Nacional, y aún así no estuvo completo. Con una imagen de mujer fatal dejó claro que Hannah Montana es pasado e hizo gritar a un mar de chiquitas

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Que Miley Cyrus no es más la niñita dulce e inocente que hacía travesuras en Hannah Montana quedó clarísimo anoche en el Estadio Nacional, de La Sabana, cuando en shorts apretadísimos, top y ligueros, la estrella del Disney Channel se apareció a las 7:30 p. m. en el escenario.

Un mar, mayoritariamente de niñas –algunas de seis, ocho, doce y hasta 14 años– la recibieron con un grito como el que quizás jamás habían dado antes.

Gritaban incluso antes de que se apareciera Cyrus entre un poco de humo, unas “encandilantes” luces móviles y pantallas de HD con efectos especiales.

Pero el grito no era proporcional al número de cuerpos albergados anoche en el Estadio Nacional. One –que se ha firmado en los últimos comunicados de prensa como productora del concierto– montó el Gypsy Heart Tour de la Cyrus a la mitad –o un poquito menos– de la capacidad del Estadio Nacional.

Aún así, ese espacio no estuvo lleno. La gradería este tenía al menos cuatro bloques vacíos y en la zona preferencial fueron muchas las sillas vacías. Sin embargo, el dato oficial de público dado por One fue de 13.000 personas.

Pulmones ¡a ella! Sin embargo, a aquel público chiquito en edad le importaban poco los números. Sus carteles color lila de “I Love Miley” y sus constantes gritos demostraban que su única razón para estar ahí era ver a la hija del cantante de country Billy Ray Cyrus; y nada más.

Así que cuando Miley Cyrus se apareció con Liberty Walk ese público de pequeñitos se encendió tal cual como lo hace una masa frenética de adultos que va a ver a su estrella o banda favorita.

De aquella canción, sencillo de su tercer y más reciente álbum en solitario –el Can’t Be Tamed– Cyrus pasó a uno de sus hits: Party in the U.S. A. el primer sencillo de su EP The Time of Our Lives (2009).

Los fans se salieron con la suya en esa canción, y cumplieron su palabra de liberar globos. Fueron pocos, pero los liberaron.

Desde ahí, Cyrus establecía un punto alto en su debut en Costa Rica al mostrar un repertorio bien diseñado que desde temprano estableció un punto donde poner en alto el ánimo de la gente.

Es que Party in the U.S.A. es una canción inteligentemente diseñada para ser un hit de pop comercial ¿Como no serlo? Fue co-escrita y producida por Lukasz Dr. Luke Gottwald quien también metió mano en Circus de Britney Spears a quien parece que Miley Cyrus le pisa los talones.

De ahí en adelante, Cyrus fue entregando temas que hacían gritar y gritar a las niñitas –por cierto, la mayoría acompañadas o por madres, padres o tíos– que se esforzaron por ayudar a cumplirles el sueño así fuera corriendo.

Para muestra un botón. Mientras Miley Cyrus interpretaba Kicking And Screaming un adulto corría casi jalado por una niña a la puerta de acceso de la zona preferencial. Es que iban tarde.

Cyrus mantuvo en Costa Rica el abordaje de los covers de rock que ha hecho en la gira: I Love Rock n' Roll –original de Joan Jett & the Blackhearts–, It Smells Like Teen Spirit –de Nirvana– y Every Rose Has Its Thorn, un tema que la banda de glam rock de Poison colgó en las listas tres años de que Myley Cyrus naciera, en 1983.

Emotividad es uno de los hilos que forman parte del tejido del diseño del espectáculo de Cyrus. The Climb fue un buen ejemplo.

Obssesion With You, Forgiveness And Love, Fly on the Wall, 7 Things, Stay, I Can't Be Tamed y Take Me Alone mantuvieron la euforía en la gente.

Empezó a llover ligeramente cuando Cyrus se despidió. Muchos creyeron que el concierto había acabado, pero no: faltaba el encore.

Vestida de rojo regresó e hizo See You Again, My Heart Beats for Love y Who Owns My Heart.

“Muchas gracias. Ustedes son lo mejor”, dijo Cyrus para cerrar.

Sus pequeñas seguidoras quedaron impresionadas. “Estuvo excelente, fue lo mejor de lo mejor” dijo Alexa González y Fabiana Campos la secundó: “Fue asombroso, lo que más me gustó fue su vestuario de fantasía”.