Milanés envolvió a La Sabana con su trova

Celebrado Durante su concierto gratuito al aire libre, los asistentes cantaron junto al artista los principales éxitos de su carrera

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El calor de un fuerte abrazo y la placidez de la buena compañía emanaron de cada una de las canciones del trovador cubano Pablo Milanés y envolvieron al público presente ayer en La Sabana.

Fue una noche fría en la que cientos de personas se deleitaron con un recorrido por la carrera musical del afamado músico. Él, algo tímido, dejó fluir su voz llena de sentimiento y cosechó muchos aplausos y otro tanto de gritos.

Al ritmo de clásicos de corte romántico, como El breve espacio en que no estás, y de temas más ideológicos, como Plegaria, Milanés se reencontró bajo el cielo con un público de diversas edades que parece tenerlo siempre presente.

Antesala nacional. Como entrada, el público disfrutó la presentación del cantautor Humberto Vargas, quien salió a escena con media hora de retraso, pero recibió el aplauso de la audiencia.

El ganador del Festival de Viña del Mar presentó dos temas inéditos: Quizás y Sería mejor, y recordó que había pedido a sus seguidores de Facebook que trajeran la letra impresa para cantar junto a él.

Al inicio de la presentación, el público empezó a gritar “suelo, suelo” y Vargas se unió a la petición de la gente, solicitando respeto para que más personas pudieran disfrutar del concierto. Hubo un pequeño grupo pequeño que se negó a sentarse, lo cual provocó gritos y sonoros chiflidos que regresaban entre canción y canción.

¿Dónde estarás?, el último tema, estuvo dedicado a “todos los que creen que son buenas personas hasta que nos toca sentarnos en un concierto”. Con esa frase, Vargas se echó a la bolsa al público, que terminó la canción aplaudiendo al ritmo de su música.

El costarricense cerró su intervención de media hora al compás del popular Dilo de una vez.

Encuentro musical. Tras un breve intermedio que la gente aprovechó para estirarse, un tamborileo anunció la llegada de Pablo Milanés.

El cubano salió a escena vestido de rojo, resguardado por una bufanda y lanzando besos al aire.

“Gracias por darme la oportunidad de compartir a cielo abierto esta maravillosa noche. Vamos a hacer un resumen de estos años de ausencia involuntaria y de esas canciones que tal vez recordamos de hace muchos años”, dijo el músico, para de inmediato empezar a entonar las primeras estrofas de Vengo naciendo.

El público calló para escuchar su característica voz grave y pausada en Plegaria y en Si ella me faltara alguna vez.

El intérprete de Nostalgias avivó el espíritu de la gente con el saxofón y los tambores que resuenan en De qué callada manera, un tema inspirado en el poema Canción del poeta cubano Nicolás Guillén.

Tal y como lo había prometido, el trovador presentó a los ticos, de forma personal, su más reciente produccion discográfica: Regalo, y sometió a la “consideración” de sus seguidores la canción Despertar.

Las canciones nuevas fueron acogidas con tibieza. Las ovaciones estuvieron reservadas para letras icónicas en la carrera del cubano, pues los gritos y aplausos no se hicieron esperar con El amor de mi vida, Para vivir y Yolanda.

El feeling cubano y los solos de saxofón de Amo esta isla fueron muy celebrados también.

Los intérpretes de la orquesta de Milanés demostraron todo su talento en medio de los versos que dicen: “ amo esta isla, soy del Caribe, jamás podré pisar tierra firme, porque me inhibe”. Progresivamente, la pieza mutó hasta imitar los sones de Guantanamera, para luego regresar al coro original.

El sentimiento de la velada llegó a su cumbre con El breve espacio en que no estás, que la gente empezó a cantar antes que lo hiciera el trovador. Aquel emotivo momento fue aprovechado por Milanés para agradecer y despedirse con cariño.

Mas una ovación de pie lo persuadió de regresar, y esta vez se escuchó en La Sabana el tema Yo no te pido. Para entonces, su voz sonaba algo más ronca, quizá un poco afectada por el frío.

El cálido abrazo musical de poco más de una hora llegó a su fin y la gente empezó a dispersarse, pero se llevó consigo el recuerdo de lo vivido bajo aquel cielo, cuando escucharon a Milanés cantar: “Todavía yo no sé si volverá...”