Mägo de Oz plasmó 30 años de carrera en concierto de altos y bajos

Banda española se presentó la noche del miércoles en el Club Peppers para hacer un repaso de sus piezas más emblemáticas

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Mägo de Oz volvió a Costa Rica para celebrar su trigésimo aniversario. La banda española se presentó la noche del miércoles en el Club Peppers –recinto predilecto para los chivos de metal y punk– que estuvo a reventar.

Mägo aún tiene a los ticos en el bolsillo, a pesar de la ausencia del cantante José Andrea, de sus criticados últimos discos y de las otras seis veces que ya han venido, la afición tica derribó cualquier escepticismo y demostró que aún tiene ganas de corear a todo galillo Hasta que el cuerpo aguante, Molinos de viento y Fiesta pagana.

Puede ser por genuina admiración o por un asunto más de respeto, pues Mägo fue la banda que introdujo a muchos entusiastas del metal al amplio muestrario que puede ofrecer el género.

Entre la multitud se podían divisar grupos de menores que aún acarreaban el bulto del colegio y hasta fanáticos más veteranos, de esos que aún tienen muy presente los chivos de la década pasada en el desaparecido Planet Mall.

La agrupación tica Cuerda Floja se encargó de poner al público en calor con lo mejor de su repertorio. La banda liderada por el joven Gerardo Bermúdez hizo alarde de su energía e incluso pusieron a la afición en sintonía con un cover, muy bien logrado, de Si amaneciera de la banda española Saratoga.

---

Por fin Mägo.

Mägo de Oz salió al escenario a las 8:55 p. m. El primero en aparecer fue el líder de la banda Jesús María Hernández, bautizado en el mundo del metal como Txus di Fellatio. El baterista salió con su gorra de comandante y ondeando una bandera de Costa Rica, de la misma manera que lo hizo las seis veces anteriores. Le siguieron los titulares Carlitos y Frank en las guitarras, Carlos Mohammed en el violín, Josema en la flauta y gaita.

A la agrupación también se les unió Javi en los teclados, Fernando Mainer en el bajo, Patricia Tapia como vocalista secundaria y Javier Domínguez, mejor conocido como Zeta, con la responsabilidad de llenar el espacio que dejó el exilio de José Andrea.

La banda fue abrigada por un mural de la icónica bruja violinista que ha acompañado a los Magos a lo largo de toda su carrera.

La celebración del 30 aniversario arrancó con la interpretación de Maritornes y Molinos de viento, piezas que se estrenaron en 1998 para el disco La Leyenda de la mancha, una reinvención del libro de Miguel de Cervantes. El bar literalmente tembló con la épica de Don Quijotecargando ante unos gigantes que solo existían en su cabeza, un verdadero ejercicio de memoria para muchos.

Mägo se fue aún más atrás en el tiempo con la canción El Lago; este fue el primer sencillo de la banda formada en Madrid en1987; en ese entonces, el cantante era Juan Ma y Txus jugaba como portero de la inferiores del Real Madrid y muchos de los que estábamos en Pepper ni siquiera habíamos nacido.

Las primeras canciones fueron dedicadas para los fanáticos más veteranos de la agrupación y la fiesta continuó con Alma, una de las piezas más icónicas del disco Gaia. Eso sí, como era una celebración de 30 años no podían faltar los temas más recientes, como Satanael del disco Hechizos Pócimas y Brujería. Quizá en ese momento, muchos cayeron en razón que el Mägo de ahora es muy diferente al que habita en la memoria.

Txus detuvo la presentación para agradecer la asistencia y reconocer el cariño que tiene por la gente de Costa Rica. Después le pidió, a su manera, al personal del bar que apagaran los televisores que estaban colocados en la pared del bar.

“Estamos en un concierto de rock y me tienen los televisores encendidos. O me poneís al obispo de San José follando o me apagás la televisión”, gritó el líder de la banda española.

Cinco minutos tuvo que esperar el público a que se reanudara el concierto porque los Magos no estaban dispuestos a compartir su momento en el escenario con los teles prendidos. Al final, el control remoto nunca apareció y fue el mismo público el que las ingenió para apagar las pantallas, lo que ayudó a tomar un respiro para recuperar el aliento.

Mägo de Oz continuó su repertorio con El cantar de la luna oscura, El atrapasueños y la Costa del silencio. Posteriormente, Patricia tomó el micrófono para cantar Ranxeira, una versión de Mägo de Oz de las rancheras mexicanas. Esta pieza salió en el 2006 para disco La ciudad de los árboles y contrasta con los materiales anteriores del grupo, sobre todo con lo alcanzado en discos como Gaia II y Finisterra.

Los españoles no podían venir a Costa Rica sin dar un repaso de piezas como La posada de los Muertos, Sueños dormidos. El hijo del blues y Gaia, en esta último hubo serios problemas con el micrófono de Zeta, al parecer se le apagó en medio de la presentación y tuvo que recurrir al de Frank, que se utiliza para los coros. Esto causó frustración en Txus quien al terminar la canción aventó su banquillo al escenario.

Hay que detenerse en la figura de Zeta, quien, sin lugar a dudas, es un gran cantante; sin embargo, carece de presencia en el escenario, es en ese aspecto que la comparación con José Andrea es inevitable. Mientras José parecía una fuerza de la naturaleza con sus movimientos de cadera y constante jugueteó con el micrófono, a Zeta se le nota más calmado incluso hasta con pereza en los pasajes instrumentales.

El peso de ese departamento cayó sobre Josema, Mohamed y Patricia, quienes bailaron cada vez que pudieron; esos tres sí dejaron el alma en el escenario.

Después de un breve impás para contener la rabia, los Magos volvieron al escenario. Txus recuperaba sus energías con una bebida hidratante y un cigarrillo.

El público pedía a gritos la Cantata del Diablo, una pieza que dura 21 minutos y los españoles lo sabían.

“Pero, ¿qué queréis?, que nos dé hasta la medianoche?”, preguntó Mohammed en son de broma.

El concierto terminó con Diabulus in Musica, Hasta que el cuerpo aguante y Fiesta pagana, en esta última los españoles subieron a dos fanáticos al escenario para culminar la celebración.