Luis Enrique Ascoy: El cantante católico 'sin futuro' comparte con los ticos

Luego de cuatro años de ausencia, el cantante católico volvió para compartir su música, hoy, en San Ramón, Alajuela

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Cuando se escucha hablar al cantante y compositor católico Luis Enrique Ascoy, queda muy claro que él está convencido de que su llamado es el de servir a su fe, usando su música como instrumento evangelizador.

Poco le quita el sueño tener el mejor hotel para una gira, o las mejores condiciones técnicas. Para este peruano, lo más valioso de su trabajo es tomar su guitarra y llevar su mensaje de buenas nuevas, a una persona o a diez mil.

“Existimos músicos (católicos) que queremos llegar a la gente que no viene a misa (...). El canto profético es el intento de hacer música para todos los oídos, sobre todo, para los que se fueron de la iglesia o los que nunca han asistido, y esa es mi especialidad”, explicó Ascoy la tarde del jueves, a su llegada al país.

Él se presentará gratuitamente hoy, a las 7 p. m., al costado sur de la Parroquia de San Ramón, como parte de los los festejos patronales. Además compartió el jueves con jóvenes cantantes; y también ofreció un recital ayer, en el colegio Madre del Divino Pastor.

Músico sin futuro. Ascoy es conocido por llevar su música junto a su Banda Sin Futuro. Al preguntarle por qué alguien que sirve a su fe no tendría futuro, él sonrío y se tomó un par de minutos para explicar que todo es parte de una anécdota.

En 1986 compuso una canción, la historia de un músico sin futuro; el tema tenía una carga de ironía. Esta historia relataba cómo un músico católico peruano no tenía aparentemente mucho futuro, en un país dónde incluso las emisoras católicas le cierran las puertas.

Sin embargo aprendió a darle vuelta a la tortilla y, como músico católico, entiende que el mayor honor es el de compartir la música en la misa, “el megaevento” más importante para un católico.

Por años ha compartido sus composiciones por igual en una cárcel, que en misa. También ofrece charlas y comparte su testimonio junto a su esposa.

No obstante, reconoce que su pasión es componer e interpretar su música para las personas que considera alejadas de Dios.

Sus letras hablan casi coloquialmente de la relación con las enseñanzas de Jesucristo. Esta postura, ajena a la solemnidad de otros artistas, nunca le generó problemas con sectores conservadores. El secreto para lograrlo es que nunca se aleja de la doctrina de la Iglesia.

En su discografía hay canciones que se oponen al aborto, o a los matrimonios entre personas del mismo sexo. No obstante, también son temas que piden no ver mal o criticar a quienes piensan distinto.

“La Iglesia es un instrumento de salvación, no de condenación. El papa Francisco encarna la perfecta posición de la Iglesia ante el mundo; no se trata de imponer nuestra creencia, pero sí persuadir a todos en que Jesús es el camino, la verdad y la vida. Se debe hacer sin ofender o atacar a otras personas”, dijo el abogado convertido en cantautor.

En su camino grabó más de una docena de discos, entre ellos Amor de los amores y Pescando en red . También tuvo la oportunidad de compartir con artistas como Martín Valverde y Daniel Poli.

Pero lejos de medir su éxito en miles de asistentes a sus conciertos, como podría pasar con una presentación de Jesús Adrián Romero o Marcos Witt, él cree que en la dinámica de los católicos la música será un accesorio, que siempre estará al lado de la eucaristía.