Los mensajes interestelares de Planeta No

Grupo chileno de indie pop dará dos conciertos este fin de semana. Su más reciente álbum, Odio, presenta diez canciones sobre los cambios de la adolescencia y la rebeldía juvenil

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Los mensajes del Planeta No llegan con fuerza en medio de melodías de pop, música producida con el gusto musical de tres jóvenes veteranos de la escena chilena.

En Santiago, cuna de este nuevo movimiento, las estrellas de música pop no ocultan sus posturas políticas: se han declarado de izquierda y derecha, gais y lesbianas, indiferentes a la política, feministas... Así, es lógico que las nuevas generaciones tomen su lugar en las discusiones.

Planeta No es la respuesta musical a las protestas en busca de una legislación contra los crímenes de odio hacia a la comunidad LGTBIQ y los movimientos estudiantiles que ocuparon los campus universidades por varios meses para tener educación superior gratuita.

El trío estará este sábado 10 de setiembre, a las 9 p. m., en el bar josefino Amón Solar; será su primer presentación en el país. Las entradas costarán ¢6.000.

Además de los chilenos se presentarán el grupo nacional Entrelíneas y el Dj Lawrence Casal. El grupo estará en el país por invitación de Shadowplay, programa de la emisora IQ (93.9 FM) del cual este Dj es parte.

Origen. La visita de Planeta No se suma a las de otros talentos chilenos que han estado en el país recientemente. A este grupo, se le considera heredero de los artistas de pop que han causado sensación dentro de Chile y en el mercado indie latinoamericano.

Javiera Mena, el grupo Dënver (que visitó el país en octubre del 2014) y Gepe (noviembre del 2015) han pasado por el Festival Viña del Mar y casi todos los festivales indie de Latinoamérica.

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Estos grupos y solistas ponen en igual de importancia la melodía y el contenido. Hacen canciones sesudas, armoniosas, que no sacrifican sus ideas por sonar en la radio. En ese contexto nació el trío Planeta No, conformado por Gonzalo García (voz, teclado y guitarra), Camilo Molina (bajo) y Juan Pablo Garín (batería).

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Molina fue bajista de Dënver por buen tiempo y Garín fue baterista de Ases Falsos. Estos dos grupos chilenos los llevaron de viaje a México y a distintas zonas de Chile. Los viajes permearon al grupo del lado poco publicitado del éxito.

“Muchas veces me pasó que tocaba en un escenario supergrande y con mucho público y al día siguiente estaba tocando en un bar sin monitores. También pude ver y aprender que hay que preocuparse de muchas cosas en el día a día de la banda: responder entrevistas, coordinar pruebas de sonido, ver qué se esta haciendo con tus discos, las fotos y todo lo que conlleva el tener una banda. Los presupuestos son acotados y hay que hacer de todo, finalmente”, explicó Molina a Viva en una entrevista por correo electrónico.

Planeta No se encuentra de gira promocionando Odio. Antes de Costa Rica pasaron por varias ciudades México y Chile.

Molina y García trabajaron en el montaje de conciertos de otros artistas chilenos como Pedropiedra, Astro y Fernando Milagros.

“Aprendimos a trabajar como perros y aprendimos que las estrellas de rock tales como las leíamos en las revistas de niños no existen hoy en día; no se condice con la situación con la situación actual de la música”, comentó García, en una entrevista al portal Noisey.

Aún conociendo el complejo panorama que les esperaba se lanzaron a crear música. Su primera producción fue el disco corto Matucana (2014), un EP que llegó junto a sus primeras presentaciones en concierto

El sencillo Señorita marcó el tono del grupo y la fanaticada que esperaban encontrar. En el videoclip se ve a un chico que se junta con unos punks un tanto violentos. En medio de su rebeldía, le dan espacio para iniciar su transición hacia mujer.

La canción Casa Okupa, de Matucana, es una suerte de carta de presentación: “Nos parieron en cadena / nos dijeron insolentes”, “nos bañamos en bencina / y partimos a quemarnos al centro, centro. / Nos dijeron señoritas / Tienen que tener vergüenza”.

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Ellos abrazaron el contraste y proclamaron esa sensibilidad que no da ni un paso atrás desde ese primer EP y luego lo consolidaron en el álbum Odio.

“Se está perfilando un estilo que es como pop chileno, onda Dënver, pero con un agregado nuestro que viene a ser la música latina”, explicó el baterista a Noisey sobre el desarrollo musical del grupo en este nuevo álbum. “En la influencia de cantautores como Camilo Sesto, Emmanuel, además de la visión política que el Gonzalo pone en sus letras, ahí está nuestra diferencia”, agregó.

Creciendo. “ODIO es un plagio”. Así se llama una de las listas de reproducción en el perfil de Spotify de Planeta No . El título incendiario es una forma de captar la atención a un playlist de pop, con canciones pegajosas como TGIF, de Katy Perry, y baladas como Take My Breath Away, de Berlin.

En el playlist están intercaladas varias canciones de Odio –álbum que promocionarán en el país– y así es mucho más fácil hacer paralelos. Sin embargo, ninguno de estos grupos tiene el ingrediente extra que hace que el planeta de este trío chileno sea tan especial: no son de Chile.

Odio, el primer disco largo del grupo fue producido, en parte, por Alex Anwandter, artista chileno referente del pop con contenido contestatario.

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Este álbum refleja en sus canciones la entrega a las emociones fuertes de la adolescencia; por eso recibió el nombre Odio . “No quiero estar de pie, no quiero estar mejor”, canta García en Sol a sol, con indiferencia y desasosiego.

“Hay un montón de cosas que me obsesionan en lo personal, como la tensión que siente un adolescente para amoldarse a las normas que le están imponiendo y cómo expresa su rabia de manera muy desordenada y muy bonita, a mi parecer”, explicó Gonzalo García a Noisey.

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De esto se trata la canción Odio, con la que inicia el álbum del mismo nombre. Es común que las letras del álbum se vuelvan conversaciones, que se hable en segunda persona sobre partir de la casa, sobre tomar un trabajo, entrar a “la vida seria” mientras aún se intenta resolver la vida que se tenía antes.

“No te sientas mal / yo también me he sentido así / te vuelvo a ver y me desarmas todo”, susurra García en El campo , mientras su voz se desvanece entre los sintetizadores. La canción tiene groove, movimiento, pero no es precisamente bailable. Ese estado recorre la mayor parte del disco con ciertas excepciones.

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El material de 10 canciones obtuvo buenas reseñas entre los blogs que cubren indie latino; medios como Club Fonograma, de Estados Unidos, y POTQ, de Chile, hilaron la misma relación con las imágenes de la adolescencia, y destacaron las capacidades de composición del grupo.

El grupo espera tener una experiencia especial en sus primeras presentaciones el país. “Presentarlo (el disco nuevo) en un país por primera vez es como volver a un primer show ”, explicó Molina a Viva.

Se puede esperar también que la fanaticada local, que no es nada despreciable en número, se desgalille con ellos cantando por primera vez estos himnos a la juventud incómoda.