Los Ajenos: la única bomba que se disfruta al explotar

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Aquí y en cualquier lugar del planeta Tierra, Los Ajenos son sinónimo de fiesta, baile y sobre todo, sudor. Y, con su presentación de anoche en el Centro de Eventos Pedregal, ellos recordaron el por qué están en la lista de los mejores anfitriones.

La agrupación entró al escenario a eso de las 6 p. m., mientras cantaban El verano ya llegó . Los recibieron entre aplausos y gritos ensordecedores.

Conforme fueron cantando, el lugar comenzó a llenarse a tal punto que era necesario salir de la aglomeración para tomar un poco de aire fresco..., ¡y volver!

En Me vale un cu , uno de Los Ajenos salió vestido con una enagua hawaiana y una peluca rosada con celeste, y saltó por todo el escenario. Los espectadores gritaron, rieron y gozaron.

Fua , el cover de Cómo te voy a olvidar , y Vuelo sin razón fueron sonando poco a poco. La cumbia de locos hizo honor a su nombre e hizo delirar a los que estaba. Sin excepción.

Pamela chu es la infaltable y, como era de esperarse, hizo que Pedregal explotará en miles de pedazos. “Son imparables, me encantan”, gritó una muchacha a su grupo de amigos.

Esa palabra es la que mejor los describe. Su originalidad, talento y sobre todo ganas de bailar, hacen que Los Ajenos dejen siempre un gran recuerdo en cuanta persona los vea actuar.

Buen calentamiento. Antes de Los Ajenos estuvo el grupo La Milixia. Ellos subieron al escenario a las 5 p. m., y lo que se vivió de ahí en adelante fue una completa demencia.

Los asistentes, que no llenaban ni la mitad de Pedregal, se fueron ambientando poco a poco. La primera canción que tocaron fue Sol latino , tema suficiente para llamar la atención de algunos y ponerlos a brincar tímidamente.

Mirada al cielo y Junto a ti fueron piezas que animaron al público. Pero, no fue hasta que llegó el cover de Lamento boliviano que las cientos de almas se entregaran, de lleno, al concierto.

Los presentes se quitaron de encima toda timidez y fue por eso que terminaron con cientos de gotitas de sudor en sus frentes y una que otra garganta lastimada por los gritos que pegaron.