Las huellas de Mangoré reunieron a dos talentos de la música

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Con el llamado “Chopin de la guitarra” (Agustín Barrios, Mangoré) como pretexto y tema principal, la guitarrista paraguaya Berta Rojas y el saxofonista cubano Paquito D’Rivera se presentan esta noche, en el Festival Internacional de Guitarras, en el Teatro Nacional

Son un poco masoquistas, porque cuando la guitarrista paraguaya Berta Rojas y el saxofonista cubano Paquito D’Rivera suben al escenario para presentar su espectáculo Tras las huellas de Mangoré , siempre hay nervios y él hasta se pregunta: “¿por qué me metí en esto?”.

Desde luego, interpretar las obras del compositor paraguayo Agustín Barrios (Mangoré) es una tarea compleja, que asumen con gran seriedad. Sin embargo, una vez frente al público, se dedican a disfrutar esa complicidad y, sobre todo, a divertirse, así lo aseguró D’Rivera, saxofonista y amante de la granadilla que se produce en Costa Rica.

Ambos se presentarán hoy, a las 8 p. m., en el Teatro Nacional, como parte del XIX Festival Internacional de Guitarras.

Esta aventura y gira llamada Tras las huellas de Mangoré, comenzó en el 2011. Berta Rojas se propuso recorrer los mismos países por donde, décadas atrás, su compositor paisano viajó y deslumbró al público.

El objetivo, explicó la artista, era rendirle un tributo al legado de Agustín Barrios, sin que tuviera que mediar el que fuera el centenario de su muerte o nacimiento.

“La música de Barrios es una herencia del Paraguay. Es bueno recorrer este camino y saber qué ha pasado con Mangoré y su figura, porque él dejó un recuerdo imborrable”, afirmó la guitarrista.

Sentado a su lado, con una camisa de vistosas y coloridas flores, Paquito D’Rivera enfatizó en que este proyecto y ruta de viaje también tiene como objetivo divertirse muchísimo.

Largo viaje. En Tras las huellas de Mangoré, hay un repaso por distintas épocas del compositor y guitarrista que recorrió escenarios vestido como cacique guaraní, según Rojas.

Desde que tuvo en mente el proyecto, la paraguaya pensó en Paquito D’Rivera. Para ella, era la oportunidad de ofrecer un acercamiento a la música de Mangoré, desde una perspectiva distinta.

“Nos acercamos con humildad al maestro, a ver si, con su agenda, podía entrar en un proyecto de esta naturaleza. Como él es un alma generosa, consideró la propuesta y aceptó. Nos interesaba muchísimo abrir este proyecto a otros públicos”, mencionó Rojas.

El periplo comenzó en el 2011, en Argentina; desde entonces, ambos músicos recorren juntos cada una de las huellas. El viaje incluye Panamá, Alemania, Brasil, Guatemala, Bélgica, México y Costa Rica, entre muchos lugares más.

Para explicar el por qué aceptó la invitación de la paraguaya, D’Rivera usó una metáfora. Él habló de la nueva cocina, un estilo de gastronomía donde se fusionan, por ejemplo, la comida china con la cubana. Aclaró que el secreto de esa fórmula es saber mezclar, ya que, de lo contrario, aquello sabe a rayos.

Llevado al campo de la música, para él era tentador tener la obra de Mangoré y hacer que, desde su saxofón o clarinete, tuviera otro sonido o, mejor dicho, otro sabor.

“Cuando acepté, me leí todo lo que pude de él; escuché a Barrios interpretado por John Williams , Berta Rojas y él mismo. Solo no me metí de indio, porque no encontré la pluma adecuada –carcajadas–. Si uno va a aportar algo, debe hacer la tarea y yo hice mi tarea”, añadió el prestigioso músico cubano.

Todo ese descubrimiento de Mangoré, le ayudó para lo que vino después. Porque una vez en el escenario, D’Rivera tiene espacios de plena libertad para improvisar, como en su especialidad: el jazz .

Al escuchar a este singular dúo hablar del guitarrista y compositor paraguayo, salta en cada frase la admiración y respeto que sienten.

“No hay duda (que Mangoré era un artista único), es el primer guitarrista clásico latinoamericano. En su guitarra, hay una verdadera orquesta; era un virtuoso poseedor de un gran lirismo, que incorporó en sus obras ritmos de América Latina”, explicó Rojas.

Mientras, el cubano añadió que son muchos quienes profesan admiración por Barrios.

“Leo Brouwer le decía el perfecto y Heitor Villa-Lobos le llamó el inalcanzable. Era el Chopin de la guitarra”, agregó D’Rivera.

Los días pasan, cada vez son más las huellas del gran Mangoré que recorren. Es en ese recorrido en el que también se encontraron con diversas sorpresas, que hoy recuerdan con cariño.

Rojas contó que el 16 de setiembre, luego del concierto que ofrecieron en Trinidad y Tobago, estaban compartiendo con el público al final de la función.

Entre los asistentes, apareció un señor mayor, quien traía en sus manos dos programas originales de los recitales de Agustín Barrios, en la década de 1930.

Otro momento imborrable para la guitarrista fue escuchar, también en la isla caribeña, a una joven tocando una obra de Mangoré en el steelpan –tambor metálico e instrumento nacional de Trinidad y Tobago–. Esa interpretación sorprendió a la paraguaya, ya que muestra hasta dónde ha llegado la música de Barrios.

Costa Rica. Dos detalles más otorgan al concierto de esta noche un grado de mayor singularidad.

El primero es que el guitarrista y compositor Edín Solís realizó el arreglo de Recuerdos de Ypacaraí . Rojas se lo solicitó, porque quería que una persona con gran sensibilidad y que no fuera paraguaya le diera otro color a la obra.

Lo segundo especial es que el joven guitarrista costarricense David Coto es el invitado de Berta Rojas para esta noche.

“Cómo no invitarlo (a David Coto), él ganó el segundo premio del Barrios World Wide Web Competition, compitiendo contra gente de todo el mundo. Este joven se ganó el corazón del público y el jurado; nos sentimos orgullosos de este joven talento”, añadió.

La artista mencionó que le produjo enorme tristeza enterarse de que este sería el último festival de guitarras aquí. Ella dijo sentirse apenada de que el festival no siga por falta de apoyo del Estado.