Las bodas de oro de Los Hicsos

Fue en 1968 cuando un conjunto de amigos del colegio y de una iglesia en Cartago decidieron dar el salto a la música popular.

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El mercado de Cartago albergó una conversación llena de nostalgia. Unas buenas tazas de café acompañadas por empanadas de frijol, de queso y de pollo, fueron suficiente para que los recuerdos afloraran. Así, como en familia, fue que conversamos con los legendarios Los Hicsos, una banda que se convirtió en toda una institución de la música costarricense.

Cumplieron 50 años el pasado 14 de febrero, están celebrando sus bodas de oro con la música, pero cuando nacieron como grupo en 1968 aquellos muchachillos cartagineses no se imaginaron nunca todo el cariño y la admiración que iban a lograr por parte del público bailarín del país, además de las historias y recuerdos que han cosechado a lo largo de su carrera.

“Una vez en el metro de Nueva York conversamos con un señor de Perú. Entre charla y charla nos dijo que él sabía de nosotros porque en Costa Rica se había grabado una canción andina muy famosa, hablaba de La Bocina”, recordó Carlos Navarro, bajista de la agrupación desde sus inicios.

Tanto han tocado en el más recóndito pueblito de San Carlos, como en espectáculos en Estados Unidos y países de Centroamérica. Su tema Violencia es uno de los más reconocidos, pero detrás de este innegable éxito también hay baladas y merengues bien sabrosos que invitan a quienes los escuchan a levantarse de sus sillas, no importa dónde se presenten. Las románticas Si te vas, Si supieras, Quiera Dios; las del divertidísimo chiqui chiqui como De quien chon, La Coloreteada, La cachimba de don Juan, el mosaico de Te canta la gallina. De seguro ha bailado o cantado alguna de estas canciones, ¿verdad?

Sello propio

Actualmente, Los Hicsos tienen una buena combinación de experiencia y juventud. De la vieja escuela están vigentes Gerardo Ramírez (voz), Néstor Arce (trompeta) Carlos Navarro (bajo) y Pilo Segura (teclados); ellos combinan su amplia trayectoria con José Carlos Navarro (batería) y David Sandí (trompeta), los más “carajillos” del conjunto.

Su trascendencia no es antojadiza, su huella en la escena nacional, mucho menos. “El secreto es la identidad. Hay grupos muy buenos pero no tienen identidad propia, se pasan tocando lo que hacen los demás”, explicó Néstor.

“Cualquiera que escucha a Los Hicsos los reconoce al instante. El tipo de música que hemos tocado no la vamos a cambiar, es nuestro estilo, nuestra esencia. No aburre, no nos aburre tocarla. Yo me deleito tocando uno de nuestros merengues porque son únicos, la cumbia puede que otros la toquen mejor, pero nuestro sello es único”, dijo Gerardo.

De acuerdo con los artistas si se les ocurriera hacer un cambio en su música, su público no se los perdonaría. Ese sonido característico, lo que ellos llaman el “género Hicsos”, se basa en la forma particular de tocar las trompetas y los teclados, según explicaron. Ejemplo claro de esto son las notas tan particulares de la introducción de Violencia, una cumbia pegajosa con un gran mensaje en su letra.

“A mí me impresiona que muchas veces, en lugar de bailar, la gente se queda quedita escuchándonos. Aunque esta es mi primera experiencia con música popular, me impacta lo que genera en el público”, explicó David.

Familia

Para celebrar este montón de años en la música, Los Hicsos han estado haciendo lo que mejor saben: tocar en salones, poner a todo el mundo a bailar. Justamente, este domingo estarán a las 6 p. m. en el parque de Alajuela, y el 3 de marzo en el Típico Copey, también en Alajuela, a las 8 p. m.

Como agradecimiento para sus seguidores, a los que consideran su familia, Los Hicsos estrenaron el video de la canción 50 años. “Comencé con el grupo cuando tenía 25 años, hoy siento que todavía estoy viviendo esa época con esta nueva canción, porque me hace recordar esos tiempos tan lindos. Hemos hecho montones de amistades, todavía se ven los llenazos en los bailes, eso es una muestra de cariño del público hacia nosotros”, dijo Pilo.

Esa relación tan íntima con sus seguidores los ha llevado a cosechar amistades, a hacer familia. Gerardo conoció a su esposa en un baile; Carlos y José Carlos son padre e hijo y viven juntos esta pasión.

“Es tan grande el cariño que nos tienen que si lamentablemente fallece algún conocido que era seguidor nuestro nos llaman para cantarle en el funeral. También nos invitan a rezos del niño”, recordó Gerardo.

“Había un grupo de muchachillas que andaban para arriba y para abajo con nosotros en todos lados, les decían Las Hicsas, también nos acompañaba mucho una barra que se llama La Increíble. Nosotros siempre hemos sido muy sanos, no nos importa pegarnos la fiesta, por el contrario, lo que hacemos lo hacemos como una pasión y mantenemos siempre la decencia”, agregó Navarro.

De Cartago con amor

Orgullosos de sus raíces cartaginesas y de ser considerados como un grupo provincial, de pueblo, así se definen.

Sus comienzos fueron como un conjunto que tocaba después de misa en la iglesia María Auxiliadora. Primero fueron reconocidos como el grupo del Ateneo Juvenil Cristiano. En ese momento eran estudiantes del colegio San Luis Gonzaga que tomaban los instrumentos para animar a los jóvenes después de las eucaristías los domingos.

El nombre de Los Hicsos llegó tras un consenso. “Cuando decidimos ser un grupo comercial varios amigos y profesores se pusieron a buscar nombres. Se encontraron la historia de unos guerreros que invadieron Egipto, que tenían carruajes. Nos gustó, ahora somos los guerreros de 50 años en la música”, recordó Carlos.

Ya con un nombre, complejo, pero propio, Los Hicsos se fueron abriendo camino, aunque costó. Recuerdan que tardaron un año completo en conseguir una presentación en San José. “Ese día llevamos fotógrafo y uniforme nuevo, estábamos muy ilusionados por salir de Cartago. Ahora sabemos que lo que nos hemos propuesto lo hemos cumplido; por lo menos los más viejos estamos satisfechos porque hemos pegado las canciones que nos dio la gana, hicimos giras internacionales, alternamos con grandes de la música como Pérez Prado, Julio Iglesias, La Billos Caracas Boys, El Gran Combo de Puerto Rico y Oscar D’León”, afirmó Carlos.

En esa primera alineación fueron parte Rodrigo Salazar (trompeta), Octavio Peña (organeta), Jhonny Díaz (guitarra), Carlos Gato Gómez (trompeta), Roberto Martina Quesada (voz), Rodolfo Quesada (batería), Carlos Navarro (bajo) y Gerardo Ramírez (voz). Muchos otros grandes de la música nacional también fueron parte de la icónica agrupación como Kike de Heredia, Antonio Zavala y Arnoldo Gamboa.

La relación de Cartago y Los Hicsos se siente con solo dar un pequeño paseo por el centro de la provincia. Les piden fotos, los saludan, los paran para hablar de la gloria musical que son, de lo que representan. Cartago se siente orgullosa de ser la cuna del grupo, tanto así que en el mural del Museo Municipal se aprecia una imagen de Gerardo y Martina en medio de famosas personalidades de la historia de la provincia brumosa.

“La relación se define muy simple: los cartagos en su mayoría aman a Los Hicsos, pero creo que Los Hicsos aman muchísimo más a Cartago. Todos estos son unos envenenados, hasta los que no son de aquí se volvieron cartagos por convicción”, explicó Carlos hijo.

Los Hicsos, los guerreros de la música, la institución musical, como quiera que se les llame, siguen demostrando que en nuestro país se puede hacer música buena, de calidad. Ellos, quieren que el grupo tenga otros 50 años de vida, con nuevos artistas, no importa, lo que interesa es que el legado para los bailarines y los románticos siga vivo.