Las artes transformaron un lunes cualquiera en una noche especial

Talento en La Sabana La música costarricense de diversos géneros alegró a miles de ticos, que llenaron la plazoleta frente al museo

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Pudo ser un lunes más, pero gracias a los artistas costarricenses de la música, las letras, la danza y la pintura, que fueron parte del espectáculo Un lunes de enero en La Sabana: concierto de las artes, ayer fue una noche especial que miles disfrutaron gratis, frente al Museo de Arte Costarricense (MAC).

Con unas palabras breves de Manuel Obregón, ministro de Cultura, comenzó la actividad.

Luego de eso, a las 6:11 p. m., desde la vieja torre de control del otrora aeropuerto, apareció un títere gigante, que junto al actor y director, Melvin Méndez, como maestro de ceremonias, defendieron con palabras el arte y la cultura.

Los alumnos y egresados del Conservatorio El Barco fueron los primeros en salir por uno de los balcones; sus cuerpos revoloteaban desde balcones, azoteas y otros espacios del MAC.

Como un reloj suizo, los movimientos de estos apasionados del movimiento eran precisos, la música ofreció el ritmo y ellos solo se dejaban llevar.

No pocos llegaron al lugar en busca de música, por lo que muchos se preguntaron ¿cuáles canciones interpreta El Barco?, hasta que al verlos bailar se enteraron que lo de ellos es la danza contemporánea.

Con ¿Dónde estarás?, llegó Humberto Vargas; junto a él su inseparable amiga: la guitarra, con quien sabe deleitar al público.

Para estos primeros minutos, aún eran muchos los que llegaban en busca de un lugar para disfrutar de esta noche. Tras un primer tema que pocos conocían, Vargas les ofreció Tonos sepia, una canción que se nutre del folclore del país.

Para despedirse, el cantor apostó por dos temas de esos que llegan al corazón: Piedra, papel, tijera y Dilo de una vez, este último el que sin duda el público conocía más.

Con el paso de los minutos, la plazoleta frente al MAC se convirtió en una verdadera zona de espectáculo público, con sus vendedores ambulantes que ofrecían una amplia gama de productos.

(que incluían algodones de azúcar, guantes para combatir el frío, empanadas argentinas, pulseras luminosas y un sin fin de productos).

Mientras música y danza alternaban escenario, los artistas plásticos Florencia Urbina y Manuel Zumbado trabajaban a toda máquina para cumplir con la meta de pintar un cuadro de gran formato, antes que finalizara el evento.

“Vamos a tocar poco, así que vamos a necesitar energía desde el principio”, fueron las palabras de Esteban Ramírez, cantante de Percance, y de inmediato el público respondió el llamado.

Percance logró calentar a una buena parte del público; los más entusiastas aplaudieron, brincaron y también cantaron entusiasmados, en especial con ¿Dónde iré a parar?, el último de los tres temas que compartió el grupo en esa despejada noche veraniega.

Variedad. Con la llegada de Arnoldo Castillo, acompañado por Luis Monge en el piano, Edín Solís en la guitarra y Carlos Tapado Vargas en la percusión, la noche dio un giro con mirada al pasado, con las interpretaciones de la Patriótica costarricense y Caña dulce.

¿Quién podría imaginar que un artista que se gana la vida contándole cuentos a los niños podría domar a esta masa?, pero existe y se llama Juan Cuentacuentos, que con humor y su guitarra puso a muchos a cantar... era una maravilla, papas y chayotes...

De los cuentos a la música, a las 7:40 p. m., el grupo Patiño Quintana estaba en la tarima principal dando forma a temas como Algún día y No es tan fácil.

A su música, el público respondía satisfactoriamente. Ellos demostraron ser de esas bandas que logran que sus fanáticos los sigan fielmente donde se presenten.

Igualmente aclamados fueron los de Akasha, quienes desde lo alto de una de las azoteas del MAC cantaron Profanar y Descriptar.

El reloj marcaba casi las 9 p. m., y los grupos siguieron desfilando; así fue como llegó MasterKey y las T4. Rumba Jam y Bernardo Quesada le cambiaron el ritmo a la noche con su salsa, juntos entonaron Congolí Changó.

“Aquí no se viene a hacer covers, se viene a hacer música costarricense”, aseguró Bernardo Quesada, y sin duda que fue una gran noche para la música con el sello: “Hecho en Costa Rica”.

Al cierre de edición, aún faltaba que grupos como Malpaís, Sonámbulo y Perrozompopo aparecieran en escena.