La Orquesta Filarmónica llevó las emociones al límite

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Magnífico. Un dulce regalo de grandes músicos acompañados por cómplices talentosos: eso fue la apertura del concierto de Yuri la noche de este sábado, gracias a la Orquesta Filarmónica de Costa Rica.

Bajo la dirección de la enérgica batuta de su director, Marvin Araya, la noche se dispuso para que los más románticos cantaran con todas sus fuerzas al amor y al desamor.

La homenajeada de la noche fue la popular música plancha con un repertorio variado de los mejores éxitos cortavenas de los años 80 y 90. La Filarmónica echó mano de los recuerdos para preparar al público para escuchar a la cantante mexicana.

El primer guiño fue un buen gancho. ¿Por qué me abandonaste? sonó en la voz de Ana María Roldán y el Estadio Ricardo Saprissa se rindió de una sola vez.

Algunos no habían escuchado antes a la Filarmónica y la cita con Yuri les abrió el espacio para que se enamoraran del talento costarricense. El romanticismo siguió.

Con un toque de teatro, muy al estilo Pimpinela, con enfrentamientos entre pareja, así llegó la segunda canción. A esa , interpretada por los muchachos de Plancha Live (Roldán y Adrián Céspedes); la interpretación también fue del gusto de los espectadores, que a las 7:15 p. m., seguían entrando al recinto.

Una de las cómplices de la orquesta Filarmónica fue la cantante Ana María Róldán, quien, junto a Marvin Araya, encantó al público. | JORGE ARCE. (Jorge Andres ARCE)

La fluidez del repertorio continuó. Pieza por pieza, el carismático director mostró pequeños bailecitos para acompañar las canciones.

Los éxitos siguieron en la voz de Jonathan Betancourt, quien interpretó de forma magistral La más bella herejía , y el público se lo reconoció con sus aplausos.

Y faltaba más porque la Filarmónica tiene mucho que entregarles a los costarricenses. También sonaron éxitos de Mocedades, a cargo de Grace Abarca, y del grande de Juan Gabriel con Déjame vivir , divertida y coqueta presentación de Plancha Live que metió más a los asistentes en la onda de la plancha.

Constante. La energía fue mucha. Tanto artistas como público estaban conectados y no perdían detalle de lo que pasaba en la tarima y en las graderías y zonas vip del estadio.

Luego de estar sumidos en la balada, arribó al escenario el Eduardo Aguirre, quien sabe bien qué hacer para elevar la temperatura en sus presentaciones.

Con un popurrí del mexicano Luis Miguel llegó el momento de bailar y hasta de ser parte de la coreografía de No culpes a la noche , guiada por Araya.

Los espectadores se apuntaron al juego. Hay que decirlo: Aguirre gusta y lo sabe.

Grande, así debía de ser el adiós. Los artistas recibieron una merecida ovación de pie después de decir adiós con la canción de plancha por excelencia: el popurrí de Juan Gabriel, homenaje que le hicieran sus compatriotas de Pandora; en esta ocasión en la voz de Ana María Roldán. Magnífica y romántica, así sonó la Filarmónica.