Kinky cantó con la casa casi vacía

Escaso público Solo 500 personas asistieron este sábado al concierto que los regiomontanos dieron en el Club 212, en Heredia

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Un escaso pero efusivo público fue testigo del concierto que Kinky dio la noche de este sábado, en el Club 212, ubicado en el San Joaquín de Flores, en Heredia.

Al lugar, que tiene capacidad para 2.000 personas, los organizadores aseguran que llegaron 500 personas; sin embargo, los pasillos vacíos y las zonas preferenciales que a duras penas llenaban un cuarto de la capacidad del espacio daban la impresión de que en el local, si acaso, había 300 almas.

Aunque la cita estaba pautada para las 11:30 p. m., las puertas del sitio abrieron a eso de las 9 p. m., lo cual provocó que los asistentes llegaran al inicio de la cita con la banda de Monterrey (México) con tragos de más.

Kinky comenzó a cantar a las 11:43 p. m. A esa hora, los dispersos grupos de amigos que circulaban por el lugar se apuñaron frente a la tarima, y efusivos recibieron a la banda que comenzó con uno de sus más grandes éxitos: Hasta quemarnos, del álbum Barracuda.

Pese a la pequeña audiencia que lograron convocar, Kinky salió al escenario con la misma actitud con la que sale una estrella a un estadio lleno: saltando y cantando con una energía tal que aceleró el ánimo del público al máximo con canciones como Mexican Radio, Línea de luz,Primer amor y Sister Twisted.

Llamativos. En escena, Kinky fue todo un espectáculo. Sus integrantes se apropiaron del espacio con sus movimientos; además su show se complementó con luces, proyecciones y pequeñas cámaras de video ubicadas en los micrófonos de los músicos.

Estos aparatos le permitieron a los asistentes ver la intensidad de Gil Cerezo al cantar, así como la tenacidad del Ulises Lozano en los teclados; Omar Góngora, en la percusión; Carlos Chaires, en la guitarra y César Pliego, en el bajo.

Aunque el show parecía tener lo necesario para ser un éxito, hubo problemas de sonido, como el feedback (retroalimentación). Esto provocó que, en varias ocasiones, se escucharan sonidos agudos cuando Cerezo realizaba algún movimiento con el micrófono.

Además, la acústica del lugar no favoreció a que la voz del cantante se escuchara claramente en algunos momentos, como cuando tocaron Ejercicio #16 y Marcha atrás.

Al final, Kinky solamente ofreció 70 minutos de concierto.

Al despedirse, los costarricenses pidieron más, por lo que la banda salió para cantar Presidente, con la que cerraron la velada, pese a que los fans no se cansaban de corear su nombre para hacerlos volver.