Dylana Jenson debutó en el país en 1972 como una niña prodigio. Con tan solo 11 años, la violinista interpretó su propia interpretación de Chaikovsky junto a la Sinfónica Nacional. Hoy, 39 años después, regresa como una mujer madura, dueña de su propio violín y lista para conmover con una obra de Dmitri Shostakovich
¿Qué experiencia la ha transformado como artista en estos 17 años de ausencia?
La última vez que me presenté con la OSN fue durante un periodo muy difícil de mi vida. No tuve un violín por 19 años. Así que cuando vine hace 17 años (el anterior concierto en que participó) y toqué con el señor Hoffman un concierto de Brahms, usé el violín de alguien más.
“Era muy difícil para mí estar cambiando violines todo el tiempo. Ahora, estoy tan feliz de ser dueña de mi propio instrumento; es mi voz y siento que no quiero nada más”.
¿Recuerda su primer concierto en el país?
Lo recuerdo muy bien. Yo adoré a Gerald Brown, quien estaba dirigiendo... Él me trató con un tremendo respeto, a pesar de que solo tenía 11 años; sin condescendencia. Me trató como una artista... Tuve mucha libertad interpretativa.
¿En qué condiciones encuentra a los músicos de la OSN?
Son maravillosos. Estoy pasándola genial. No puedo creer que sean 17 años; he tocado con más de la mitad de la orquesta antes.
¿Qué espera del público este fin de semana?
No tengo expectativas, pero sí esperanza de que seré capaz de darles una experiencia del concierto de Shostakovich. Espero que la gente que lo escucha por primera vez pueda conectarse con esta pieza, porque la amo. Tiene tantas emociones fuertes.
Empezó a tocar a los dos años y sus hijos también lo hicieron. ¿Qué consejo les da a los padres que quieren interesar a sus hijos en la música?
Pongan música en su casa; música hermosa. Si los niños escuchan a Mozart, a Bach o cualquier tipo de música que uno ama, la convierten en un lenguaje que entienden; crecerá como parte de su vida.
“Así es como puedes ayudar a tus hijos, tal vez no a ser músicos, pero sí ser amantes de la música”.