J Balvin, embajador mundial del reggaeton, pondrá a vibrar San Carlos este domingo

El colombiano J Balvin tiene una década construyendo su éxito. Este domingo se presentará en Expo San Carlos para mostrarle al público tico por qué es uno de los reggaetoneros más solicitados en el mundo.

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Mientras la mayoría de artistas urbanos famosos tuvo un ascenso rápido y se siente como si aparecieron de la nada, J Balvin ha cocinado su éxito con mucha más cautela.

Inició su carrera profesional en el 2009, firmando su primer contrato disquero, y una década después es uno de los cantantes más reconocidos de Latinoamérica.

Este artista de Medellín lo había dicho claro en el 2016 a The New York Times: después de llevar reggaeton de calidad a todo el continente –canciones como Ay vamos y Ginza– el siguiente paso era el mundo.

Balvin luego nos dio Safari (producido por el icónico Pharrell Williams) y sin ánimo de quedarse quieto, unos meses después dio el zarpazo con Mi Gente, su canción más conocida a la fecha. El tema tiene más de 2.300 millones de reproducciones en YouTube y más de 800 millones en Spotify.

“Cuando me dicen que yo tengo suerte, yo les digo que yo tengo la suerte de levantarme temprano a luchar por mis sueños”, dijo en una entrevista con María Elena Salinas en el 2015.

Esa disciplina lo ha llevado a que sus canciones sean cantadas por Norteamérica y Europa, dos mercados que antes no parecían interesarse por el reggaeton.

Este domingo Mi Gente, Ginza y muchos más éxitos llegarán hasta la Expo San Carlos, a 136 kilómetros desde San José, en donde la Cámara de Ganaderos espera un llenazo. El año pasado convocaron a miles con Residente, pero este año, por ¢5.000, llevarán a su concierto a uno de los actos de reggaeton más codiciados.

Para llegar hasta San Carlos a ver a J Balvin miles de personas han optado por buscar servicios de buses de ida y vuelta. Empresas como La Terminal así como expediciones privadas que se anuncian en Instagram y Facebook cobran entre ¢8.000 y ¢15.000 por llevar y regresar a las personas (sin incluir los ¢5.000 del concierto).

Balvin viene llegando de dar dos presentaciones espectaculares en Coachella y en agosto será el primer latino en ser contratado como headliner (artista principal) del festival Lollapalooza, en Chicago.

Esperar el mismo despliegue técnico de festivales estadounidenses en San Carlos no sería justo ni para el artista ni para el escenario que lo recibirá en Costa Rica, pero Balvin dejará claro que está donde está porque siempre deja huella donde sea que vaya a dar un concierto.

Depresión

Un día normal de J Balvin inicia a las 5 a. m. Casi todas las mañanas sube una historia en Instagram a esa hora y luego se toma alguna foto en el gimnasio, o pone un emoji de un hombre meditando. Esta disciplina ha sido su salvavidas después de sufrir de depresión por varios años e incluso perder la motivación para hacer música.

Una fuerte depresión lo afectó cuando ya era famoso en Colombia y Suramérica, antes de conquistar el continente y dejarse el título de embajador mundial del reggaeton.

“Yo crecí en Colombia donde no había una industria musical urbana y me tocó guerrear”, le contó al medio Rapetón, de Puerto Rico, en marzo.

Cuando se le pregunta el valor de las redes sociales, especialmente Instagram, Balvin no esconde que sin ellas no tendría el mismo impulso. Ahí se dio a conocer cuando los medios le cerraban las puertas por ser reggaetonero.

“(Las redes) son lo más importante. La misión mía en este mundo es dar ejemplo y que la gente sueñe y eso empecé a hacerlo por las redes sociales”, contó en su entrevista con María Salinas del 2015.

Por supuesto que las redes ayudaron, pero el trabajo duro es lo que más transmite en ellas. Como bueno hijo de la clase media latina, José Álvaro Osorio Balvin aprendió en casa que el trabajo lo llevaba lejos y, como su padre, quiso estudiar administración.

Él se imaginaba dirigiendo un sello disquero –la música siempre lo cautivó– pero fue una visita a Estados Unidos a los 17 lo que lo hizo enamorarse del hip-hop y el reggaeton.

Cuando ya estaba más establecido en la música su papá se quedó sin trabajo y Balvin decidió contratarlo como mánager para que le ordenara los negocios. Ese fue uno de los factores para caer en una fuerte depresión y llegar a tener ataques de pánico.

“Hubo un momento en que el cuerpo simplemente colapsó. No dormir y trabajar mucho genera mucha presión y no me sentía libre porque mi padre era mi mánager, que obviamente hizo una excelente labor, pero yo no era feliz”, dijo en el 2015.

Tocó fondo y llegó a visitar psicólogos y doctores. Luego de encontrar ayuda en la medicina se convirtió en una de las estrellas más importantes de la música latina.

100% reggaeton

Balanceando lo que decía en el 2015 y lo que vemos en el 2019, Balvin es el mismo tipo: un artista comprometido, de buen humor y apertura y con mucha sed de dejar huella.

2015 es el año de referencia porque fue el año en que salió Ginza y el colombiano conquistó el continente entero. Usted de seguro ha escuchado el coro de “si necesita reggaeton dale” en la radio o alguna fiesta y posiblemente ha bailado con esa canción. Y si le gustó, seguro se justificó repitiendo las palabras que muchos dicen “es que no suena como el otro reggaeton”.

El género ha tenido fama de ser violento o misógino, pero J Balvin –junto con productores como Sky, Bull Nene y Mosty– se ha encargado de darle otra cara al reggaeton, con letras mejor pensadas y con un sonido bastante diferente al de los reggaetoneros de Puerto Rico.

“A mí me tocó muy difícil porque obviamente la percepción es que si no eras de Puerto Rico, no la podías hacer”, dijo a Rapetón.

“Digamos que por eso me identifico mucho con la historia de Drake, porque él viene de Canadá, es judío y tiene otra cultura, con otra idiosincracia diferente y con otra forma de expresarse”, agregó.

Balvin llegó al reggaeton en un momento en el que el género tenía problemas de identidad. A inicios de la década, este ritmo perdió protagonismo frente a la charanga romántica, por ser música más fácil de poner en las radios.

A inicios de la década muchos artistas empezaron a hablar de “género urbano” porque había un tabú en ser reggaetonero o definirse de esa forma.

Con orgullo y una sonrisa, J Balvin le presentó al mundo Ginza, que muy intencionalmente repite la palabra “reggaeton” en varias ocasiones, para dejar claro que aunque fuera tabú, aunque él viniera de Colombia, y aunque fuera arriesgado, todo era 100% reggaeton.

“Yo busqué que me aceptara el género como tal y me siento reggaetonero 100%, sin ser puertorriqueño; pero también siento que soy un artista pa’l mundo: el reggaeton me ha dado todo para escalar y llegar a donde quiero”, le dijo a Rapetón.

A mediados del 2015, cuando salió la entrevista con María Elena Salinas y Ginza era novedad, Balvin tenía 4 millones de seguidores en Instagram, hoy Balvin tiene 28,5 millones de seguidores solo en esa red social.

En el 2019 J Balvin tiene otro éxito en el que da un homenaje más directo al género que lo llevó a la cima, una canción llamada Reggaeton. Ahí le da honor a los que lo merecen: a Daddy Yankee (el primer cantante en decir “reggaeton” en una canción) y a otros grandes como Tego Calderón.

Colorido

J Balvin recientemente fue noticia por ser parte del festival Coachella, en Indio, California, donde va la vanguardia de la música indie. A muchos les pareció ilógico esa invitación, pero su enorme presentación con luces, rodeado de nubes bailarinas y con muchos colores fue prueba de que ahí era donde debía estar.

Medio en broma y medio en serio, un usuario de Twitter lo comparó con los extravagantes y recargados shows que daba Pink Floyd en los años 70.

Ojo: medio en broma pero muy en serio, porque la estética es algo importante para J Balvin.

Siempre se ha presentado como reggaetonero, pero uno diferente, eso sí. Su estilo se mantiene más cercano a la colorida moda indie que a las modas del hip-hop y sus videos siempre han mantenido gran calidad visual. Todo esto lo dejó –junto a Bad Bunny– como candidato perfecto para representar la nueva ola de artistas latinos que conquistan al mundo en Coachella.

Su álbum Vibras fue el puente definitivo entre el mundo indie y el del reggaeton: contiene canciones tradicionales de reggaeton como No es justo, pero también temas bailables con sonidos diferentes como Tu verdad o las colaboraciones Brillo y En mí con Rosalía.

Después de darle una colorida estética a Vibras, Balvin ha diseñado colecciones inspiradas por sus discos para Guess y para GEF. Esta última la presentó el año pasado en Colombia Moda, en su natal Medellín.

Ambas se destacan por usar muchos tonos coloridos que traen al club la ropa de playa y de hacer deporte. En la moda y en la música, J Balvin es un artista que tiende puentes.

Este domingo J Balvin cantará un coro que dice “Dios bendiga el reggaeton amén” y en el público en San Carlos cantarán con él personas de todo tipo: fanáticos de la charanga, el rock o el pop. Balvin tiene amor para todos y aunque la famosa lluvia de Expo San Carlos se haga presente, miles disfrutarán junto a él.