Ismael Serrano hace un llamado a la disidencia y a la rebelión

Con una nueva propuesta musical llena de ritmos latinoamericanos, el español le cantará al público costarricense los temas de La llamada

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El cantautor Ismael Serrano presenta este sábado en el Teatro Melico Salazar un concierto que él mismo cataloga como especial. En el escenario, el artista se hará acompañar por la Big Band de Costa Rica y también por varios músicos que trabajan en su gira por América Latina.

La presentación es atípica; es completamente diferente a lo que tiene Serrano acostumbrados a sus seguidores, pero guardará la esencia de la poesía que canta el español.

Sobre su concierto y su nuevo disco titulado La Llamada (2014) habló el cantante con Viva . En esta última producción, Serrano muestra las dos facetas que lo han caracterizado durante sus casi 20 años de carrera: la crítica social y el romanticismo; pero también aborda de una manera versátil la incorporación de ritmos latinos disímiles entre sí como el reguetón y el candombe uruguayo, pero logrando una coherencia musical.

Este concierto es diferente; no es solo usted con su guitarra. ¿Qué verá el público que vaya este sábado al Melico Salazar?

Va a ser único en muchos aspectos: vengo con la banda que estoy trabajando en España, hay una puesta en escena ambiciosa con carácter teatral que ayuda a contextualizar las canciones; luego, tocamos con la Big Band de Costa Rica que le va a dar grandiosidad y va a potenciar el carácter de celebración que tiene el concierto; yo lo afronto con muchas expectativas y emoción.

Desde hace muchos años hay una buena relación con el público costarricense, ¿como se siente volver a Costa Rica a presentar su último disco?

Costa Rica es uno de los países que más he visitado en América Latina desde mi primer trabajo; el público siempre ha sido muy generoso conmigo y se ha establecido una cierta relación. A mí me gusta hablar en los conciertos; para mí la música es un diálogo que viene desde la época donde tocaba en los cafés, en ese tiempo el diálogo era más tangible.

”El público de este país ha reaccionado con cariño, llegar aquí siempre es una celebración y por eso se da la posibilidad de hacer un concierto tan singular, todo esto tiene que ver con una relación mantenida con los años, cultivada con visitas y con cada disco. Creo que la noche del sábado va a ser muy especial.

¿Qué repertorio va a tocar en el Melico?

Va a ser un repaso a mi discografía; la mayor parte serán canciones de este último disco, pero, inevitablemente, haremos un recorrido por todos estos años.

En este disco explora muchos sonidos nuevos para usted, como la bachata, el candombe y hasta el reguetón; es una combinación que se mueve pero también guarda el sentido poético. ¿Cómo logró que el álbum tuviera una coherencia musical?

Ese era el reto del disco, lograr la coherencia y la continuidad; que fuese un relato coherente y sólido a pesar de que transita por diferentes paisajes. Hay varios elementos que ayudan: mi voz, mi forma de decir y de cantar dándole una dinámica, el contenido de las canciones, el hecho de que soy reconocible.

¿Cuál fue el secreto para que saliera bien logrado a pesar de estar experimentando con ritmos nuevos?

Pienso que el hecho de que no hago ejercicios de estilos puros y duros. No hago un candombe tradicional, porque para ello hay que haber crecido a orillas del Río de la Plata; no hago un son puro y duro, porque mi forma de cantar y decir no está impregnada de esa sensibilidad propia del Caribe; quizá el haber llevado todo al Mediterráneo fue un buen ensayo, porque las canciones poseen elementos que tienen que ver con otra tradición musical pero traídos a la mía.

¿Cómo lo hizo sentir la grabación y creación de las canciones con elementos nuevos en su música?

Se trataba de eso: de divertirse y no perder la curiosidad de explorar nuevos territorios. Soy consciente de que yo no estoy a la vanguardia de la experimentación musical, pero sí tengo la ambición de crecer y de aprender.

”En esta ocasión decidí componer desde otro lugar; por lo general uno compone desde la armonía y desde la melodía con la guitarra, pero esta vez lo hice desde el ritmo. Compuse sobre las bases rítmicas; en el caso de La llamada agarré un loop de reguetón , y sobre ella construí la canción porque quería darle contundencia y solidez.

”Además, las canciones crecieron de otra manera: tienen vocación coral; surgen otro tipo de estribillos. En este caso, la música tradicional siempre ha tenido una profundidad poética de la cual se le ha despojado, porque se trata como objeto de consumo, se le quitó la hondura poética para hacerla más superficial; eso no lo quería, quería que se sintiera lo tradicional de forma pura”.

¿A qué quiere llamar a sus seguidores con este disco?

A huir del inmovilismo y la resignación; la crisis trata de imponernos la percepción de que no se puede hacer nada. El discurso entorno a la crisis económica en España trata de vestirla de fenómeno de la naturaleza, como si no tuviese ningún componente ideológico; nos hablan de ella como si fuera un terremoto, como si fuese algo inherente a la naturaleza de las relaciones sociales económicas y políticas, y no es así.

”Lo que nos queda es eso, las canciones llaman a rebelarse, a no dejarse llevar por la corriente en todos los ámbitos de la vida, incluso en el amor.

En el resto de América Latina también nos identificamos; todos estamos metidos en crisis diferentes. ¿Eso le funciona para el mensaje que quiere dar?

No es que yo componga en función del público español; la crisis ha situado a España en el contexto latinoamericano. Esa mirada paternalista con la que nosotros miramos lo que ocurre a este lado del mundo es totalmente absurda, y esa estupidez ha quedado evidenciada por esta crisis que nos ha puesto en nuestro lugar.

”Claro que los problemas son los mismos, pero hay paralelismos también que te hacen recuperar las esperanzas; como en muchos países de América Latina que están apareciendo los liderazgos necesarios desde la sociedad civil para cambiar las cosas; surgen iniciativas esperanzadoras con movimientos espontáneos que parten de la convicción de que el ciudadano debe asumir el protagonismo que le corresponde”.

“La tristeza si es compartida, se vuelve rabia que cambia vidas”. Esta frase es un impulso para la gente…

Es que solo de esa forma el ciudadano tiene capacidad de influencia en la política y en el futuro. Una de las cosas que ha impuesto este sistema es el hiperindividualismo que ha atomizado a la sociedad; hay un puente reaccionario de que nadie me representa: ‘yo solo puedo’. Ese mensaje del hombre que se construye a sí mismo independiente de los demás que propone el neoliberalismo, es profundamente reaccionario y lo que busca es quitarle fuerza al ciudadano a la hora de influir.

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Para el video de Rebelión en Hamelin pidió ayuda a sus seguidores para que le aportaran imágenes. ¿Por qué lo hizo, cómo recibió la respuesta?

El disco tiene un carácter de convocatoria y quería que los videos también lo tuvieran. De alguna manera, convocar a la gente a participar se convirtió en una ventana abierta a través de la cual uno pudo observar diferentes sensibilidades, diferentes acentos. Me pareció bonito invitar a la gente a que hiciese visible su reclamo, su propuesta, su sueño; ya fuera local, particular o colectivo, es emocionante comprobar cómo gran parte de las reivindicaciones que aparecen, forman parte de problemas compartidos en muchos lugares, como por ejemplo en Chile, que luchan por una educación gratuita.

”En definitiva, se trataba de eso, sobre todo en esta canción que habla sobre el derecho a la disidencia, de cuestionar permanente no solo el discurso ajeno, sino el propio también.

No podía faltar el toque romántico en el disco. Dice que su hija Lila, nació en octubre, también fue parte de la inspiración…

¡La paternidad! No hay nada más inspirador y se recupera algo esencial que es vivir por vez primera cosas que incluso ya has vivido; de repente, es como que se resetea la mirada y eso es maravilloso. La incondicionalidad del afecto, del amor; es algo tan evidente que resulta difícil de explicar pero es así, te reafirma en tus convicciones, te exacerba algunos miedos y algunos temores, pero hasta eso es saludable porque te hace sentir vivo y te hace ser consciente de que eres un ignorante absoluto; que te queda todo por aprender y eso, lejos de ser angustiante, me parece un reto emocionante.

Tiene mucha referencia de poetas y artistas latinoamericanos. ¿Por qué esa cercanía?

Fundamentalmente, mi primer contacto con América Latina fue por la poesía. Leía a César Vallejo, Mario Benedetti, Pablo Neruda, Jaime Sabines; yo empecé poniéndole música a sus poemas. Encontraba libros en mi casa y a través de eso conocí las realidades de este continente; por medio de la lectura de Eduardo Galeano, de Gabriel García Márquez; de la música de Silvio Rodríguez, Mercedes Sosa y Víctor Jara... todo aquello me conmovió y me puso en contacto con esta realidad.

¿Siente que ya está en un lugar tranquilo con su vida y carrera?

Estoy contento en muchos aspectos: llegó la paternidad a los 40 años, pero en varios temas lo que me aturde es la sensación de fugacidad de las cosas, de que los buenos momentos pasan demasiado rápido.