Festival Picnic: Un huracán de música que desató locuras y mil sonrisas en su despedida

La segunda jornada del evento en Pedregal se vivió en medio de una alegría contagiosa. No hubo chance para estar ‘bajoneado’; porque entre conciertos, patines y muchos amigos todo fue ‘buena vibra’

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Las risas eran una combinación de susto, nervios y felicidad. Un muchacho patinaba con un estilo muy gracioso y, tal parecía, que estaba dando sus primeros pasos en la vida. Con sus brazos estirados trataba de lograr equilibrio. Un pasito a la vez, el joven trastabillaba en la pista de patinaje con que la organización del Festival Picnic sorprendió a todos en la fecha de cierre del Festival Picnic 2023.

El muchacho, visiblemente agitado, se recostó un momento a la barra de seguridad. “No había patinado nunca en mi vida”, dijo. Se le notaba.

“Ya di dos vueltas solo y no me he caído ni una sola vez”, agregó el joven aprendiz, quien se secaba el sudor producto de la congoja que estaba experimentando. Sin embargo, ese ratito de aventura, lo estaba haciendo muy feliz.

Esta fue tan solo una de las singulares estampas que, más allá de lo musical, se pudieron apreciar en la segunda jornada festival, efectuada este 4 de febrero en el centro de eventos Pedregal. El ambiente era de total alegría, no solo por la música que constantemente estuvo sonando en las cuatro tarimas que dispuso la organización, sino porque además de los espectáculos había muchos espacios donde pasarla bien.

Mientras en la tarima Jogo el artista mexicano Caloncho hacía gozar a su público con su nota positiva y canciones de tinte tropical y pop, en la pista de patinaje sonaba Like a Prayer, de Madonna. Algunas personas intentaban ponerse en la onda y patinar al ritmo del pop ochentero, pero su escasa experiencia sobre los patines más bien los hacía morirse de risa cada vez que evitaban un sentonazo.

Al mismo tiempo, en el Stage Picnic, el colombiano Beéle ponía a sus fans a menearse sensualmente al ritmo de su propuesta urbana.

En otros espacios del Picnic, la gente gozaba con sus amigos o, incluso, con personas que nunca habían visto en la vida. Y es que todo el ambiente del Picnic fue así: alegría, amabilidad, festividad...y locura.

Unas mesas de ping-pong sirvieron para hacer retos, un carrusel con caballitos devolvió a muchos a sus tiempos de infancia y los gritos de terror al quedar de cabeza en el juego mecánico Ring of Fire, fueron parte de un día en el que había muchos motivos para sonreír.

La música

Pero bueno, aunque la pista de patinaje, los caballitos y Ring of Fire hicieron las delicias de muchos, no hay duda de que el corazón del Picnic es la música. Así lo demostraron, una vez más, las miles de personas que se reunieron para ver a sus artistas favoritos.

En primeras horas de la tarde, los nacionales de Entrelíneas y Mentados fueron los encargados de abrir las tarimas principales. Los ticos, aunque en principio fueron vistos por poco público, terminaron convenciendo a la audiencia, pues al final tocaron frente a un buen número de entusiastas seguidores.

Frente a Mentados destacó en la audiencia un hombre con una camiseta de color negro desteñido, la cual tenía la leyenda “Callate y bailá” en la espalda. Al frente, por su parte, la ‘chema’ decía el nombre de su banda favorita de todos los tiempos: Los Fabulosos Cadillacs.

Los argentinos estaban agendados para tocar hasta pasadas las 8 p. m. pero, aún así, el fan decidió llegar desde temprano para disfrutar a sus anchas de todas las propuestas. Sobre su camiseta, contó con orgullo que la compró en el 2008, o sea, hace 15 años, y que la guarda con mucho amor. No le importaba que estuviera llena de huecos, ni nada, lo único importante para él era lucirla más tarde en su nueva cita con los Cadillacs.

“La compré en Argentina para un concierto en el estadio de River Plate. Es mi tesoro”, dijo.

Mas adelante, por la tarde, Los Cafres subieron a escena. La banda argentina, a punta de instrumentos, hicieron un mix de sus grandes éxitos y, ante una audiencia de miles de personas, se dedicaron a cumplir los deseos de sus fans.

La energía de Café Tacvba fue arrolladora. Era de esperarse que el espectáculo de los aztecas fuera impactante y así fue, tal como lo imaginado. Con la voz de Rubén Albarrán en Las Flores, el público se volvió loco y ni qué decir cuando interpretó Chilanga Banda.

En el caso de Elvis Crespo aquello fue una fiesta latina. Con su merengue, el intérprete no dejó cuerpo estático, todos los que lo vieron bailaron a su ritmo y con los labios en “trompita”, como para darle más sabor a la situación.

Por su parte, los colombianos de Greeicy y Mike Bahía se convirtieron en una de las sensaciones de la tarde. Su salida al escenario desató un huracán de gritos y aplausos.

Gracias a la música de Reik, en esa misma tarima llegó el momento romántico de la jornada. Sus canciones fueron muy coreadas por su público, que llegó a verlos por segunda vez consecutiva en este festival.

La sorpresa de la jornada en el Festival Picnic la dio la agrupación mexicana Kabah, pues esta banda no estaba anunciada en el evento. Llegaron a Costa Rica para hacer una presentación fugaz.

La agrupación, éxito del pop noventero, subió a la tarima Picnic después de sus compatriotas de Reik. Como era de esperarse interpretaron La calle de las sirenas, una de las canciones más icónicas de su carrera.

Al cierre de edición Los Fabulosos Cadillacs estaban dando un espectacular concierto, en el que convocaron a una audiencia de miles de personas. Con un éxito tras otro, los argentinos lo dieron todo en la tarima y el público se veía realmente feliz ante la descarga de piezas.

Entre las canciones con que encantaron a sus fans se enlistan Manuel Santillán, el león; Carmela y Calaveras y diablitos, entre otras.

La jornada tenía todavía mucho por dar. Entre los artistas internacionales faltaba Ozuna, Jhayco y Claptone, mientras que Kadeho sería el encargado de poner el listón de cierre en la tarima de los ticos.