Fergus McWilliam, cornista escocés: ‘La música nos da una voz para hablar en varios lenguajes’

Talento La vida de este músico, ha estado marcada por el esfuerzo y por el amor que le tiene al instrumento, que toca desde hace 51 años

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Cuando era joven, Fergus McWilliam tuvo que vender periódicos en las calles de Canadá para poder cumplir su sueño: estudiar música en la Universidad de Toronto.

Ese esfuerzo valió la pena: él es ahora el cornista de la Filarmónica de Berlín, una de las orquestas más importantes del mundo.

El músico, de 62 años, está en el país y, como parte de su visita, dio talleres a estudiantes y compartió anoche el escenario con la Banda de Conciertos de San José.

McWilliam conversó con Viva sobre sus comienzos en la música, su trabajo actual y, en general, contó cómo es tener una vida que gira en torno al corno francés, instrumento que toca desde hace 51 años.

A los 6 años vió un concierto que le cambió la vida. ¿Qué le tiene que dar la música a un niño para enamorarlo de tal forma?

Nos da una voz, no solo la que usamos para hablar, sino para expresarnos en diferentes lenguajes. Como niños pequeños no nos damos cuenta de lo importante que es, como me pasó a mí, porque respondí instintivamente y, después de muchos años, entendí la psicología de cómo trabajaba la música. Un niño no lo entiende pero sabe que lo necesita como la comida.

A los 15 años debutó como solista, ¿considera que todo se le dio muy rápido?

Esto fue en Toronto, mi familia se mudó de Escocia a Canadá, hablamos de 1967. El director Seiji Ozawa, que ahora es muy famoso, tenía un programa para músicos juveniles en el inicio de su carrera, hablamos y tuve una oportunidad para presentarme con él. Creo que sí, todo se dio muy rápido porque empecé a estudiar a los 11 años.

¿Recuerda qué fue lo que más se le dificultó al aprender a tocar?

Pienso que fue la fuerza: tener la necesaria para tocar las piezas, porque cansa mucho. Todos los instrumentos necesitan la fuerza, no como los atletas, pero se necesita trabajar los músculos de la cara y del diafragma. Actualmente se supone que debería haberlo logrado pero no me siento lo suficientemente fuerte.

En 1984 entró a la Filarmónica de Berlín. ¿Pensaba que a sus 32 años llegaría a ser parte de una de las mejores orquestas del mundo?

Nunca lo soñé así, pero siempre que ganaba dinero con mis trabajos compraba discos; jamás imaginé estar en la Filarmónica, nunca ni lo soñé.

¿Cómo resumiría los 29 años que ha pasado en la Filarmónica?

Esos años se pasan tan rápido que no lo puedo creer. Tengo 32 temporadas, los colegas siempre me dicen que disfrute el tiempo porque se vuelve muy corto, escucho lo que dicen y lo acepto, es una verdad.

¿Ser parte de esa orquesta es una carga muy pesada?

Es una pregunta complicada, depende de qué tema estamos hablando. Yo amo estar en el escenario, soy un animal en el escenario y no tengo estrés, algunas personas sí, porque somos diferentes. Actualmente viajamos hasta seis meses con la orquesta y se hace difícil porque ya tengo nietos, la familia es la que realmente sufre el estrés porque muchas veces no estamos en la misma ciudad y debemos vernos por fotos de Skype.

Usted escribió el libro Blow your OWN horn! Allí usted dice describir la verdad sobre el aprendizaje y la enseñanza del corno. ¿Cuáles son esas verdades?

Decir las verdades es como cuando dices algo contra la religión, una herejía. Hicimos una lista de problemas que nos preocupaban y que los maestros no mencionaban porque eran verdades incómodas. Hay cosas que son realidades y no nos gusta admitir porque se meten en la ideología, eso es lo que llamamos herejías: estudiantes y colegas se impresionan al ver estas ideas.

¿Cuál es la obra que más disfruta tocar y por qué?

Decir cuál parte de mi trabajo es la favorita es algo imposible. Disfruto de la música clásica que tiene 500 años de historia y hay tantas grandes piezas... En el museo del Louvre no puedes decir cuál es tu pintura favorita, por ejemplo. Puedo decir que mi obra favorita siempre es la que acabo de tocar.

¿Qué experiencias le ha dejado enseñar música?

La enseñanza es algo muy importante en mi vida, no puedo tocar sin enseñar y no puedo enseñar sin tocar, son dos lados de una misma moneda. He aprendido mucho de mis estudiantes, más que de mis profesores.

La cornista Sarah Willis fue su alumna, ¿qué opina de su trabajo?

Ella es la primera mujer en la sección del corno en la Filarmónica, estoy muy orgulloso de ella, su trabajo es pasional y es una pionera. Nuestra relación tiene tres aristas: es como de la familia, es mi estudiante y mi colega: cada una la llevamos con mucho cuidado.

¿Cómo ve el nivel del país en el tema musical?

El talento es una de las razones por las que estoy aquí, la invitación traté de tomarla en algún momento y se me dificultó, pero por fin lo pude hacer. Estaba muy interesado en todo este sistema y en los proyectos de trabajar con la gente y con su música. La estructura de bandas nacionales que tienen es maravillosa y me da la oportunidad de conocerlos más.