Feid en Costa Rica: Crónica de una noche de perreo cobijado en verde neón

En el primero de sus dos conciertos en suelo tico, Ferxxo se presentó a todo motor. No paró de moverse en el escenario, posar para fotos y desgalillarse para su público fiel este sábado en Parque Viva

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Antes de ver a Feid en concierto y atestiguar las butacas abarrotadas de Parque Viva, uno podría dimensionar su “pegue” de una forma muy sencilla: la radio local comprueba su popularidad.

De camino al recinto en la Guácima de Alajuela, una popular emisora local tocó tres canciones del Ferxxo (como se le conoce coloquialmente al colombiano) en tan solo quince minutos. No fue una decisión circunstancial por la fecha; es fácil comprobar que en el último semestre, Feid ha sonado como pocos en Costa Rica.

El reguetonero suena y mucho. Es cierto que tal vez para el público masivo las referencias del género urbano suelen acortarse al amado y odiado Bad Bunny, así como otros nombres como J Balvin y Daddy Yankee que conquistan desde jóvenes en el barrio La California hasta amas de casa.

Feid, para el asombro de muchos, no se queda corto ante esos referentes. Para los escépticos, la evidencia es tangible: el sudamericano vendió todos los tiquetes (alrededor de 20 mil por noche) para dos presentaciones de este fin de semana en el Anfiteatro Coca-Cola del Parque Viva.

Como si fuera poco, Ferxxo representa un movimiento colorido: sus fans se uniforman de verde, desde el sombrero hasta las medias, para mostrar una suerte de feligresía hacia el cantante.

De esta tendencia no se salvaron ni los padres de muchas adolescentes que llegaron al concierto que, en condición de chaperones, también se arroparon de dicho tono.

Un fenómeno así no es menor. Por lo tanto, el concierto de la primera noche de Feid en Costa Rica, el 11 de marzo, debía estar a la altura de las expectativas.

Entonces, la fiesta

Aunque usted no sea seguidor del reguetón, de seguro ha escuchado algún tema del Ferxxo. Si es alérgico al género, tal vez no distinga entre Chorrito pa las animas, Hey Mor, Yandel 150 u otro de los títulos que no paran de sonar por parte del colombiano, pero probablemente su música ha pasado por su oído. Es casi inevitable.

En alguna soda, en el bus de turno o en su mismo vecindario se le habrá colado (aunque sea de rebote) alguno de estos temas diseñados a la talla de millennials y centennials.

Por eso los alaridos en Parque Viva no escasearon. En el escenario, una colosal manta blanca cubría la tarima. La incógnita estaba fijada. ¿Qué se escondía detrás?

Cuando las luces se apagaron, una ronca voz apareció entre las sombras. “Vas a llorar, vas a perrear… El Ferxxo está por llegar”.

Feid empezó el concierto con Normal, una pieza cuyos encantos son imposibles de resistirse. Es uno de esos reguetones en que uno desea deslizarse hacia abajo, moviendo brazos y piernas al antojo personal.

La canción es un ejemplo claro de lo que significa la bendición del reguetón: bailar aunque se tengan dos pies izquierdos.

Tal antojo provoca las ganas de entrar a la máxima fiesta del recinto: unirse a quienes están cercanos al escenario.

Allí, en lo más cerca a Ferxxo que se puede estar, las cabezas bajan y suben, los codos y piernas se tocan con otros ajenos. La gente está empapada, pero es difícil saber si se debe a la lluvia que cayó en Alajuela en horas de la tarde o si es a causa del sudor que han provocado las primeras canciones del colombiano.

Con la cuarta pieza, titulada Jordan IV, se apreció cómo Feid no solo canta simplemente con un beat atrás. En tarima se acompañó de un productor electrónico y un guitarrista que no dudó en lanzarse el instrumento a su espalda y lucirse con sus dotes. El público reaccionó como debía: con el alarido más fuerte de la noche hasta ese momento.

A esa altura del concierto, Feid evidenció algo particular de su personalidad: no se queda “quedito”. El sudamericano se mueve de izquierda a derecha, salta, se va hacia el frente de la tarima para posar para alguna foto de celular y luego se retrae para apoyarse en su guitarrista.

“¡Qué difícil es grabarlo!”, cuenta la videógrafa de La Nación después de tratar de seguirle la pista. Feid es escurridizo por la sencilla razón de que se ve disfrutando cada segundo en el escenario.

El concierto, además, se acompañó de brazaletes coloridos como los que han estado presentes con los recitales de Coldplay y Bad Bunny; pulseras que dan un ambiente de unión mientras todos se congregan en el baile.

Feid, por su parte, canta bien, desde las piezas más movidas hasta una que otra balada que se cuela en su setlist (como la calmada pieza La Inocente, en la que se acompañó solo de una guitarra acústica).

Sin importar si sean temas movidos o reflexivos, Feid suele hablar de romances obsesivos, desamores que se quedan gravitando en la memoria y, sobre todo, perrear. Desnudar sentimientos a la hora de moverse es su firma y las 20 mil personas que lo acompañaron en Parque Viva lo tienen muy claro. Por eso, simplemente, no hay margen para creer que alguien se haya ido a casa insatisfecho.

“Te pido por fa no te vayas, quedate conmigo”, cantó el público con Feid cuando el ambiente parecía advertir el término de su show, tras casi dos horas de concierto. El cántico de la gente se debía al tema PORFA, pero, muy alegóricamente, los gritos eran más una súplica para que el Ferxxo no se fuera del escenario.

Pero no había de otra. Un monster truck apareció en la tarima en medio de llamas para asegurar un cierre memorable. Feid mantuvo su espíritu, cantó con ímpetu y, finalmente, agradeció rotundamente al público tico por el colosal cariño desplegado en gritos de “te amo”.

Inclusive, todo Parque Viva coreó por más de un minuto la canción Ferxxo 100. No cualquier artista se puede dar esos lujos y tal logro habla de cómo Feid es un nombre mucho más grande de lo que parece (y que tenerlo dos fechas en Costa Rica es algo mayor). Su catálogo incluye reguetón, electrónica, reggae, hip-hop y baladas pop, cada una con un propio matiz al que implica abrirle los brazos.

La despedida tocó la puerta de Feid y su guitarrista se lanzó al suelo a dar vueltas sobre su propio eje, mientras disparaba unos últimos acordes cobijado por los aplausos y las luces neón. Quienes tienen la fortuna de volver el domingo a Parque Viva para repetir la dosis de este primer concierto son envidiados; el resto quedará más que reconfortado con su galería de fotos en el celular y en la memoria.