Estas guitarras hacen posible un sueño

El Cuarteto de Guitarras de Costa Rica comparte con los costarricenses su primer disco, que demuestra cómo la formación clásica se conjuga en perfecta armonía con el mundo popular y la música latinoamericana.

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Los sueños no se conquistan por arte de magia, sino que se construyen con esfuerzo, mucho sacrificio, ensayos hasta acercarse a la perfección y la ayuda solidaria de colegas. Al menos, esa fue la receta para que el Cuarteto de Guitarras de Costa Rica diera vida a su primer disco: Eso es imposible.

Al ser un cuarteto integrado por los guitarristas clásicos Manuel Durán, Julio Monge, Erik Cascante y Edmundo Núñez, resulta llamativo que su álbum debut no fuera de música clásica.

El álbum trae una selección de obras costarricenses, latinoamericanas y europeas, entre ellas Pasillo en mi menor, del compositor nacional y guitarrista Alonso Torres, y la Suite amazona, del brasileño Celso Machado.

También ofrece un arreglo muy singular del Vals de las flores, del ruso Piotr Ilyich Chaikóvsky; la conocida Sevilla, del español Isaac Albéniz; la contagiosa Hasta Alicia baila, de Eduardo Martín, y, desde luego, el bolero Eso es imposible, en un arreglo hecho por Alonso Torres.

“A la hora de escoger esta obra de Ray Tico, pesó lo simbólico del nombre, pero además hay un cariño especial. Hace algunos años, varios de nosotros interpretamos música de él para un concurso y consideramos que fue un compositor excepcional”, explicó Julio Monge.

En la grabación de este tema que da nombre al disco, el grupo rescató elementos propios de la forma que Ramón Jacinto Herrera, Ray Tico (1928-2007), tenía al tocar: como usar la propia guitarra haciendo de instrumento de percusión, y su estilo particular de tocar o rasgar las cuerdas.

Este sueño hecho realidad no fue sencillo en un país donde el mercado de la música es pequeño; más aún si se piensa que un ensamble de música de cámara tiene menos puertas abiertas que un grupo de música tropical o de pop; sin embargo, a estos artistas poco les preocupaba eso y siguieron adelante con su objetivo.

Ahora que la producción está lista y disponible en las tiendas, sus músicos sienten gran satisfacción por el trabajo hecho. Con esta producción, pueden dejar por sentado su buen nivel artístico y también es una manera para compartir la belleza de los sonidos de la guitarra, multiplicados por cuatro.

“Nos interesa hacer un trabajo muy serio y queremos que aquellos que escuchen el disco sientan eso; de paso, queremos que se note que hicimos un trabajo muy a fondo con cada obra”, aseguró Monge.

Selección. La agrupación está interesada en dar mayor impulso al trabajo de los autores costarricenses.

La idea del ensamble es seguir los pasos de guitarristas, como Agustín Barrios Mangoré, quienes usan su técnica clásica para reinterpretar la música de su país y del resto de Latinoamérica. Eso es lo que se siente al escuchar el disco Eso es imposible.

En la selección final de composiciones, también pesó el que fueran obras importantes dentro del repertorio de cuarteto de guitarras, como la obra del cubano Eduardo Martín: Hasta Alicia baila.

Esta composición posee una elevada dificultad técnica y rítmica para cualquier cuarteto y, si se interpreta adecuadamente, es una obra deleitosa de escuchar.

El Vals de las flores, extracto del ballet El cascanueces, es otra de las composiciones donde queda en evidencia el intenso trabajo que hicieron. Erik Cascante siente que el resultado final es una reinterpretación de esta obra.

“Definitivamente, grabar un disco era un sueño; después de un año de trabajo, de trabas, nos dimos cuenta de que no era tan imposible como pensábamos”, explicó Manuel Durán, uno de los integrantes.

Además, según explicó Alonso Torres, hay recursos sonoros propios del jazz y de la música popular en este arreglo para cuatro guitarras, que les planteó un reto a los integrantes del cuarteto.

Luego del trabajo realizado, Julio Monge y sus compañeros consideran que lograron esa unión de mundos equidistantes en la guitarra: el clásico y popular.

En buena parte, agregó Monge, porque ya la guitarra es un instrumento que está en el imaginario popular del tico.

Solidaridad. Aparte de lo estrictamente y musical, el cuarteto también tuvo algunos obstáculos técnicos; no obstante, como respuesta a cada uno, se toparon con la solidaridad de muchas artistas.

El primer problema fue encontrar cómo pagar las inagotables horas de estudio de grabación y el ingeniero. Para la buena suerte de los cuatro, el Instituto Costarricense de Educación Radiofónica creyó en el proyecto y puso su estudio a su disposición.

Lo segundo fue las guitarras a usar, porque no todos contaban con instrumentos de la calidad sonora que deseaban ofrecer.

Fue ahí cuando acudieron a Juan Carlos Soto, constructor costarricense de instrumentos. El lutier se contactó con algunos de los guitarristas a quienes les construyó instrumentos y todos accedieron a prestarlos.

“Tuvimos que andar a deshoras tocando las puertas de músicos como Aaron Retana y Ramonet Rodríguez para que nos las prestaran, cuidarlas bien y organizarnos entre los cuatro para estar yendo a devolverlas ”, recordó Cascante.

Aparte del hecho de nunca estar 100% satisfechos y considerar que siempre se puede mejorar, los guitarristas sienten que son los buenos comentarios y críticas constructivas de sus colegas.

Para David Coto, guitarrista, creador del Festival de Guitarra de San José y ganador del Premio centroamericano de guitarra clásica, el disco es un buen ejemplo de balance entre obras clásicas o intelectuales y composiciones populares, lo que permite que sea de interés de casi todo el mundo.

“Hace muchos años no aparece una grabación de calidad de un cuarteto de guitarras en Costa Rica, eso ya es un gran paso para el instrumento, porque el desarrollo de la guitarra en el país se ha venido dando en manos de guitarristas solistas”, agregó Coto.

Una de las personas que conoce la labor del grupo es Jorge Luis Zamora, solista cubano radicado en el país y ganador del Gran Premio del Concurso Internacional de Guitarra de Radio Francia. Él explicó que en las interpretaciones del cuarteto, se nota que ellos aman profundamente la música y creen en lo que hacen; además, agrega, cuando se les ve tocar evidencian su buen nivel musical.

“Ellos comenzaron como algo ocasional pero, de a poco, se fueron metiendo en programas muy serios, se comprometieron mucho con el proyecto y se abren paso por sus propios medios”, agregó el guitarrista Zamora.

Con esta meta conquistada, ahora el Cuarteto de Guitarras de Costa Rica tiene en su futuro cercano algunos recitales para seguir difundiendo la obra; además, de prepararse para festivales de guitarra en el 2012 con en un nuevo repertorio donde solo interpretaran obras de compositores costarricenses.

El disco, que cuesta ¢7.500, está a la venta en tiendas Vértigo, librerías Internacional y Libromax y en los recitales del grupo.