Entrevista con Mario Breuer, productor de música argentino invitado al FIA

Productor e ingeniero de grabación argentino acerca de su carrera y sus recomendaciones a los músicos emergentes.

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El trabajo de ingeniero de sonido o ingeniero de mezcla generalmente es ignorado, pero cuando el currículum de un ingeniero incluye estar a cargo de la grabación de Ruido blanco, el álbum en directo de Soda Stéreo, el primer álbum de Fito Páez o canciones de los Enanitos Verdes como La muralla verde y El extraño del pelo largo, a cualquiera le surge la duda de quién podría ser.

Mario Breuer tiene 40 años trabajando en el mundo de la música, en Argentina, su país natal y el resto de Suramérica. A sus 20 años obtuvo una beca para estudiar ingeniería en sonido en la Universidad de California (UCLA) y cuando regresó, el rock argentino estaba en su apogeo.

“Por el conflicto de las Malvinas se prohibió toda la música en inglés y las radios voltearon a ver hacia adentro y surgió mucho rock nacional. Estuve en el lugar indicado, en el momento indicado”, dijo Breuer, de 61 años en una entrevista con Viva.

Él visitó el país para dar una serie de cursos de producción y grabación musical en el marco del Festival Internacional de las Artes, en el que Argentina es el país invitado.

Breuer compartió este miércoles 5 y jueves 6 con un grupo de productores costarricenses e incluso trabajó grabando a la banda nacional Las Juntas del Pizote –participante del FIA– para sus talleres.

Viva conversó con él acerca de su carrera y sus recomendaciones a los músicos emergentes.

¿Qué tenía el nombre de Mario Breuer que tanto músicos de Argentina lo buscaron?

Creo que es una industria en la que todo se define entre éxito y fracaso y mi nombre apareció en varios discos exitosos: de Fito Páez, de Andrés Calamaro, de Los abuelos de la nada, grupos que tuvieron mucho impacto en Argentina y el resto del continente.

"Después de eso empezó a crecer todo. Recientemente, mi nombre comenzó a reaparecer gracias a las redes sociales, donde mi esposa comparte información, ella es la que sabe de todo eso y es una muy buena mánager".

¿Qué lleva usted al estudio de grabación que lo diferencia?

Me gusta trabajar con el grupo tocando todos al mismo tiempo o sino con la mayoría de los que se pueda. Se puede trabajar así o haciendo todo por partes pegándolo todo perfecto, pero la perfección no es algo que me preocupa, sino la energía y armonía que genera todo el grupo cuando toca junto.

"Aquí trabajé con una consola muy buena y fue diferente, porque trabajamos por partes, pero creo que pude transmitirles lo que sé. Lo más importante es que quien sea mi cliente –sea un músico o una discográfica– disfrute tanto como yo y eso se mantiene. Y bueno, tan malos no deben estar los discos que hice, tampoco (ríe)".

¿Qué hizo al rock argentino tan querido en todo el continente?

En la mayoría de los países el rock y la música pop contemporánea estaban muy poco desarrolladas hasta finales de los años 80 y 90. En Argentina el rock nació en los años 60 y por eso siempre hemos llevado la delantera, era inevitable, nos separaban 20 años de diferencia y no nos engañemos, teníamos artistas muy talentosos que no sé si hoy los tenemos.

¿Hizo la diferencia el apoyo de los medios argentinos?

Sí, la gran diferencia era el apoyo de los medios. Yo llegué a Chile en el año 90 para grabar Doble opuesto con La Ley. En una reunión con el mánager del grupo y el representante de la (disquera) Polygram me explicaron que en su país había grupos muy buenos, pero no ponían artistas chilenos en la radio, porque decían que no quedaba bien.

"Yo venía de grabar discos muy importantes –con Fito Páez, Calamaro, Charly (García), los Cadillacs–, todos discos que sonaban mucho en Chile y me pedían entrevistas en todos los medios.

"Aproveché para llamar a que se le diera más apoyo al talento de Chile y lo hicimos tanto y tan coordinada con el mánager de La Ley y el marketing de la disquera que en dos años en Chile la cosa había cambiado. En Colombia apliqué la misma teoría y quedó claro: los medios eran la diferencia".

¿Con cuáles grupos trabaja en este momento?

El 70% de los trabajos que hago son para clientes que están a más de 200 kilómetros de donde estoy, a veces más. Muchas gente me relaciona mucho con rock pero yo hago de todo. Estoy haciendo un disco de boleros para un grupo chileno que se llama Bloque Depresivo, una banda de Macha, el de Chico Trujillo; una banda de punk, Malpasar; ayer me contactó una orquesta de tango compuesta por jóvenes...

Ahora hay más medios informativos, redes sociales, pero cuesta más encontrar lo bueno...

Sí, de hecho es muy difícil aún con el tema de las redes sociales. Anoche me invitaron a una cena y vi a un man poniendo música, (se llama) Funka y me pareció un animal, un genio, pero si no hubiera ido a la cena no lo hubiera conocido, así son las cosas.

Con su experiencia, ¿qué consejos le daría a un grupo emergente?

Que se preocupen mucho por la imagen, tener un logo y un concepto y que hagan un plan. Muchas veces grabamos un álbum pero no saben qué quieren hacer con él y por eso es importante que los grupos se planteen metas, que sepan cuáles son los pasos a llevar. No es fácil, si te tomás tres años haciendo un disco corrés el riesgo de que al final esa estrategia ya no tenga sentido.

"Hace un año yo te hubiera dicho que es importante tener una agente de prensa, pero creo que con las redes sociales ya no. Es importante tener interacción ahí. Hace un par de años te hubiera dicho que no te preocuparas por vender producto físico y ahora renació de las cenizas el vinilo, comprado incluso por personas que no tienen tornamesas. Hace dos años te hubiera dicho que los discos cortos no servían de nada, ahora te diría que un álbum largo es mejor promocionarlo de a pocos, porque la inmediatez es la clave.

"Por eso aparte de grabar también doy workshops y promociono bandas porque en cualquier momento cambia todo esto (ríe)".

¿Le gustaría trabajar con Funka u otros proyectos ticos?

¡Claro! Con el grupo Las Juntas del Pizote me comprometí, pero incluso más con difundir todo lo que hay en la zona de la Península de Osa, que con la parte musical. Ellos son de esa zona y ese es el enfoque de ellos y creo que vamos a colaborar. Me gustaría regresar, conocer más allá de Chepe, conocer sus montañas y volcanes y qué se yo, darle de comer a un papagayo o invitar a cenar a un tapir, alguna cosa así (ríe).