Entre reclamos y recuerdos, Pimpinela llenó de nostalgia el Palacio de los Deportes

Los hermanos argentinos Lucía y Joaquín Galán ofrecieron el domingo un espectáculo lleno de teatro, drama, canciones para el corazón herido, amor, desamor y hasta comedia.

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Pasaron en un puro pleito, sí. Ella le reclamó a él toda la velada sus descaros, sus mentiras y los engaños. Pocas veces, él tuvo la oportunidad de defenderse y de ponerla en su lugar, pero la guerra definitivamente la ganó ella. Así fue Pimpinela la noche del domingo en el concierto que los hermanos Lucía y Joaquín Galán ofrecieron en el Palacio de los Deportes, en Heredia.

Fue un concierto muy bonito. Entretenido de principio a fin, lleno de muchas emociones que llevaron al público tanto a soltar carcajadas como a enviarle uno que otro grito incriminante a Joaquín, que era en su personaje quien recibía todo tipo de recriminaciones por parte de la audiencia.

La puesta en escena del dúo argentino tuvo de todo, principalmente drama, pero hubo grandes momentos durante la presentación. Los artistas supieron hacer un recorrido por su amplia trayectoria, que ya alcanza 37 años, de una manera muy amena gracias a su interpretación estilo teatral, pero también se apoyaron visualmente en imágenes del recuerdo y grabaciones especiales para meter al público en la narrativa de su historia como hermanos y como artistas.

El concierto de los sudamericanos comenzó a eso de las 7:35 p. m. Unos minutos antes de que Pimpinela arribara al escenario fue el costarricense Jorge Chicas el encargado de la apertura del recital. El tico interpretó algunas canciones en inglés y presentó también un tema original acompañado por el pianista Ismael Pacheco.

Cuando los hermanos pusieron pie en escena, el aforo del Palacio se volvió loco, todo apuntaba a que iba a ser una noche de gargantas calientes para cantarle al desamor, pero los Pimpinela tenían preparado un espectáculo que sorprendió y encantó a todos los presentes.

Aquello fue casi una obra de teatro musical. Lucía y Joaquín cantaron primero Esto no es amor y Yo que soy, pasaron por Nunca más y Olvídalo antes de hacer su primera interacción con el público, algo que fue la tónica durante todo el concierto porque ambos conversan mucho con sus fans y los meten de lleno en lo que sucede en el escenario.

Antes de cantar Hermanos, llegó el primer gran momento emotivo de la noche. En las pantallas se proyectaron imágenes de Lucía y de Joaquín cuando eran pequeños, ellos recordaron la historia de sus padres, cómo se conocieron y se enamoraron, el cómo los hermanos comenzaron en la música desde pequeños y cuándo juntaron sus voces por insistencia de doña Engracia, su madre.

En las imágenes apareció justamente la madre de Lucía y Joaquín en un video donde interactuó con sus hijos. Fue de verdad un espacio muy emotivo y, a la vez, muy divertido.

Intenso

Las canciones de Pimpinela son ubicadas en el imaginario musical como enfrentamientos entre una pareja, pero su repertorio también tiene canciones románticas y otras dedicadas tanto a la familia como a los amigos, así que en su amplitud de obras, los hermanos tienen bastante de dónde escoger para un concierto, es por esta razón que la selección de piezas para la noche del domingo fue tan variada como el público que asistió a verlos: papás, hijos, esposos, amigos, jóvenes, adultos y adultos mayores se dieron cita para escuchar a Lucía y Joaquín.

Cuando las notas del éxito Es mentira llenaron el Palacio, los aplausos hicieron lo mismo. Las voces de ambos se han complementado a lo largo de los años, casi que suenan como cómplices una de la otra porque la de ella es potente e intensa mientras que la de él es suave y armónica.

La velada siguió entre risas y drama. El público estuvo tan metido en la puesta en escena que desde las gradas se escuchaban cosas como “Lucía regáñelo” o “Pobre Joaquín; ya le van a gritar otra vez”, eso provoca Pimpinela, que a uno se le olvide que son hermanos cuando están en personaje y que tomemos bandos para defenderla a ella o incriminarlo a él.

Joaquín solo tuvo tres momentos para defenderse en toda la noche. El primero de ellos fue con Ese estúpido que llama;
y luego cuando, gracias a los videos en las pantallas, a Pimpinela los acompañaron en escenario Dyango en el clásico Por ese hombre y José José en Entre la espada y la pared.

La intensidad del espectáculo provocó que la piel se erizara varias veces tanto por la vocación de Lucía por el teatro como la de Joaquín por la composición de letras desgarradoras, pero al final es por la mancuerna especial que durante casi cuatro décadas los Galán han logrado en escena.

Llegó el turno de escuchar A esa y nuevamente el recinto herediano se volcó en gritos y aplausos de emoción, pero faltaba más. En las pantallas aparecieron en video Jennifer López y Marc Anthony cantando su propuesta de Olvídame y pega la vuelta como una breve introducción para la versión original ya en voz de quienes la hicieron famosa en los 80. El lugar estalló en locura.

Cierre

Ameno, divertido, romántico, íntimo y dramático, así se puede resumir el show que Pimpinela ofreció en Heredia.

Hubo espacio para las diferentes etapas de su carrera y abrieron su corazón al público cuando contaron sus historias más íntimas: Lucía habló de su divorcio, también nos presentaron a sus hijos y le cantaron El amor no se puede olvidar a su padre fallecido.

La familia fue la primera parte de la despedida de Pimpinela, la divertida canción fue acompañada por un bonito momento con mesa, cena y vino incluidos. Esa fue la ocasión para que los hermanos le agradecieran a su equipo de trabajo por el apoyo en el concierto.

Para cerrar, el dúo cantó Hay amores que matan, Una estúpida más y la movida Cuánto te quiero fue la escogida para decir adiós bailando a un show realmente bonito.