Enrique Bunbury desentraña ‘Posible’, su disco más oscuro e íntimo

El cantante español de 52 años confiesa que el nuevo álbum es un proyecto más introspectivo. ‘Pienso en la necesidad de hacer arte curativo’, asegura.

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El cantante español Enrique Bunbury se adentró en una nueva aventura musical con Posible, su más reciente producción. Un disco con un título interesante en esta época de cambios y confusiones que se vive.

A través de una experiencia sonora que juega con cierta melancolía, poder y una pizca de esperanza, Posible es un trabajo intenso que parece estar conectado con un Bunbury que tiene ganas de revelar un poco más, pero en un tono más íntimo.

El sétimo disco en la carrera en solitario de este artista habla de cierta incomprensión y de mutaciones emocionales. También ofrece algunas innovaciones en la propuesta musical, con caricias al rock y a elementos electrónicos que se sienten en canciones como Cualquiera en su sano juicio (se habría vuelto loco por ti), uno de los sencillos de adelanto del álbum, que ya está disponible en plataformas digitales.

A la par de un sentimiento casi confesional en la intensa balada Los términos de mi rendición, que contrasta de nuevo con el poderío roquero de Hombre de acción y que fortalece el objetivo general de revelar otros matices de la sensibilidad de este artista de Zaragoza (España) con más de 30 años de carrera musical. Enrique Bunbury conversó con el diario El Tiempo acerca de Posible y de lo que significó este nuevo viaje musical con que ofrece esperanza en tiempos de cambios radicales.

–La experiencia de que el disco es una batalla continua de su sensibilidad frente a un mundo que parece no comprender... ¿Qué tan cercana es esa idea con este nuevo viaje musical?

Posible es un disco mucho más personal que mis dos últimos álbumes: Palosanto (2013) y Expectativas (2017), que ponían la mirada en mis preocupaciones sociales. Este nuevo álbum, en cambio, es un proyecto introspectivo.

“El hecho de que el mundo me parezca difícil de entender y que el proyecto social en el que estamos (o estábamos) involucrados sea claramente mejorable me hizo escribir esos dos álbumes, pero también me ha provocado la necesidad de mirar hacia dentro para reflexionar sobre las posibilidades individuales. Cuáles versiones de mí mismo se fueron quedando por el camino, y cuáles todavía son posibles, tanto personal como profesionalmente”.

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–Eso es un ejercicio de introspección muy intenso…

–He grabado discos muy personales en otras ocasiones. Pienso en Pequeño (1999) y en Las consecuencias (2010). Mirar hacia dentro, cuestionarte, enfrentarte a ti mismo no siempre es tarea fácil, ni necesariamente agradable. Parece que dejo pasar una década cada vez que me enfrento a un viaje interior de esta magnitud.

–¿Qué puede contar de esa capa sonora tan magnética y con ciertas caricias de música electrónica?

–He intentado realizar un disco contemporáneo, con tecnología y sonidos actuales, evitando técnicas vintage. Es un álbum que contiene más síntesis que otros discos, aunque muchos lo equiparan con Radical sonora (su primer trabajo en solitario, de 1997), personalmente me parecen discos muy distintos. Cierto es que en ambos la parte tecnológica ha sido importante, pero los resultados, conclusiones y enfoques son, a mi parecer, muy diferentes.

Posible tiene una densidad muy profunda, pero ofrece una música muy cercana, ¿le gusta esa contradicción?

–Me gusta su apreciación. Mi interés era ofrecer canciones que fueran cantables, que pudieran ser compartidas, pero profundizar en la experimentación y en la búsqueda de sonidos complejos y poco habituales en el rock. Me gustan los contrastes. La contradicción no existe. El mundo está formado por una infinidad de matices y gama de colores. Incluso el blanco y negro contemplan múltiples grises intermedios. Así que solo eliges los colores con los que vas a pintar tu nuevo cuadro.

–¿Cómo se define el reflejo del artista en sus excesos en este disco?

–Es un reflejo es poliédrico. Son muchas caras las que cualquier artista tiene, y negarse a la posibilidad de visitarlas o desarrollarlas es negarse a la propia esencia del arte, que es buscar y mirar donde los demás retiran la mirada.

–¿Lanzar un disco que tanto le drena, le quita y le entrega?

–Forma parte de una limpieza, obviamente. Uno crece con cada nuevo paso dado. Intentamos ser mejores, liberarnos de equipaje innecesario, aprender de nuestros errores. Y como digo en una de las canciones: “He aprendido tanto de mis propios errores, que pienso cometer unos cuantos más”.

–Ahora que estamos en una etapa de confusión, vulnerabilidad y reflexión hay una especie de -insisto- conexión muy personal. A la luz de todo este nuevo encierro y distancia física, ¿cómo ubica su música en este contexto?

–Pienso en la necesidad de hacer arte curativo. En la importancia que va a tener cualquier faceta del arte durante estos tiempos que se avecinan, oscuros e indefinidos.

"Creo que es un reto para el ser humano y su evolución. Quiero ser positivo e intento fijarme solamente en los pequeños gestos, detalles y noticias que nos enfocan en esa dirección.

“La negatividad llama a la negatividad, pero también lo positivo se contagia. Y ahí tenemos todos una responsabilidad, por encima de nuestros gobernantes, de organizaciones de dudosas intenciones: la OMS, el FMI, las plataformas tecnológicas… Estamos por encima de ellos. Y no los necesitamos para crear un mundo mejor”.

–¿Este es su disco más oscuro?

–Eso espero.