Al vivir la adolescencia, cuatro años son toda una vida: aparecen cambios de gustos, de ideas y de estados de ánimo. La neozelandesa Lorde publicó su primer disco a los 16 años y obtuvo un éxito mundial con el sencillo Royals.
El mundo se identificó con la chica que, en vez de hablar de todas las joyas que tenía, hablaba de cómo la música y el glamour y los diamantes nunca le llegaría a las manos.
Su honestidad, aderezada con una producción musical fresca, provocaron que su álbum Pure Heroine llegara a vender un millón de copias. La ironía es que eso fue suficiente para que, a sus 16 años, cualquier diamante del mundo estuviera a su alcance.
Con 20 años cumplidos, Lorde publica ahora Melodrama (2017), un álbum en el que vuelve a plasmar sus ideas sobre el mundo y las relaciones humanas. Pero claro, ahora tiene otros gustos, otras ideas y otros estados de ánimo.
El álbum salió a la venta el 16 de junio y según el sitio Metacritic.com, Melodrama es el tercer disco con mejor calificación ponderada (92 puntos de 100) de este año.
Atrás quedó Lorde idealista o quizás obsesionada con las ideas de cómo sería el mundo de los grandes. En Melodrama, aparece una mujer que sabe lo que es perder el amor y que está dispuesta a aprender por las malas lo que significa vivir en ese mundo.
En una fiesta. En una entrevista con New York Times, Lorde definió su primer álbum Pure Heroine como estar en una fiesta observando a las personas, la imagen que proyectaban, y la que querían proyectar.
Su rol como observadora y su gusto por la lectura (es hija de Sonja Yelich, famosa poeta neozelandesa) le dieron a Lorde fama de buena cantautora.
En Melodrama, Lorde desarrolla los momentos sentimentales de una fiesta pero de una manera más explícita. ¿La diferencia? Esta vez no está de pie en una esquina viendo a los demás participar. “Fui a una fiesta y quedé borracha”, dijo contundente en su entrevista y luego se echó a reír.
Green Light, la primera canción en el el álbum y el primer sencillo que reveló la cantante, fue un golpe de timón. Los acordes de un piano hacen de nuevo sonar a Lorde contundente y seria, mientras dispara frases como “Sé lo que hiciste y quiero gritar la verdad”.
El álbum fue inspirado por el momento en que se separó del novio que la acompañó en toda su adolescencia.
“Pero no quiero que lo consideren un álbum sobre una relación que termina, sino más bien un álbum sobre estar sola, lo bueno y lo malo de ello”, explicó a New York Times. Para la cantante, importa más el conjunto de experiencias.
Perfect Places, canción con la que termina el disco, fue el segundo sencillo. En esta pieza hay otra buena dosis de resentimiento hacia las fiestas, los nuevos amantes y los nuevos amigos, todas los elementos en su vida que no han logrado llenar el vacío.
Lo que sea que llene el corazón de Lorde no está en este álbum. Lorde odia estar sola y detesta también la forma en la que el amor se escapa tan fácil de las manos y cada canción así nos lo recuerda.
Ella explora en Melodrama la necesidad de su generación de tenerlo todo a mano y con facilidad y narra el choque que le fue darse cuenta que en ella habita una persona con defectos.
“Él no quiere conocerme / dice que cometió el error de bailar en mi tormenta / dice que fue veneno”, narra en Liability, acompañada de un piano. “Entiendo que soy un riesgo (a liability)”, canta más adelante.
En esta canción expone el daño que le ha hecho el éxito a sus relaciones personales. Los dolorosos detalles se exponen con una voz triste que alcanza sin problemas lugares que nunca antes había alcanzado. Es una gran ironía que, aquello que la hace especial, la vuelva menos atractiva que al resto de las personas que habitan el mundo.
Máscaras. En Pure Heroine, Lorde logró que el público se identificara con ella, pero ahora que ha ganado millones con su música, ¿tendrá la capacidad de conectar su pop con el oyente común?
La crítica parece indicar que sí. Desde publicaciones especializadas en hip-hop hasta Rolling Stone –revista estandarte del rock ‘n’ roll – han celebrado este álbum por mostrar que para transitar el mundo hay que vestir una máscara. Pero si Lorde tiene que escoger, prefiere usar la máscara de ser humano que la de celebridad.
Quizá no vamos a fiestas tan lujosas como a las que ella va, pero como público podemos entender esos momentos en los que desearíamos movernos mejor por la vida. “En mi cabeza, yo hago todo bien”, escribe en Sober, canción que tiene una de las mejores letras de Melodrama.
El escepticismo reina en todo el álbum y quizá por eso es que Lorde no ha dejado de ser atractiva para el público, ni su música ha perdido tracción.
Ella ha visto con sus propios ojos los hermosos lugares a los que va la élite y muy poco impresionada por haber encontrado toda la superficialidad que se imaginaba. “De cualquier modo, ¿qué carajos es un lugar perfecto?”, pregunta en Perfect Places, última canción del disco.
Si la vida se trata entonces de ser lo más humano posible, encontrar amor propio en los momentos de soledad y aceptar la imperfección en el mundo y sus ironías, Melodrama es una extensa y emocionante carta de amor.