En 30 canciones, Pedro Guerra entrega el alma

El español encontró cómo descansar de sí mismo: dos discos de covers que lo hacen llegar hoy a Costa Rica, con el tour Alma mía. Un tributo a sus recuerdos de niño, que le devuelven la fuerza

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Para cuando llegue el 24 de agosto, cosa que es cuestión de tan solo tres días, el número mágico de Pedro Guerra será el siete.

¿Siete? Sí. Porque en esa fecha, ya una vez que esté en el escenario del Teatro Popular Melico Salazar, habrá cumplido el español con siete conciertos en Costa Rica, distribuidos a lo largo de cuatro años en los que ha venido a verse, cara a cara, con quienes aquí le aman.

Los encuentros que han tenido la tierra tica y el creador de Golosinas, Vidas, Bolsillos e Hijas de Eva –entre otros muchos discos–, han tenido la evolución de un tema del progresivo: en crescendo y cada vez más intensos y extensos.

Es que cuando Pedro Guerra vino por primera vez, en el 2003, sus conciertos fueron en un bar –el ahora extinto La Salamandra–. ¿Cuánta gente iba a ir a verlo? La respuesta fue una total sorpresa: la sed por verle en vivo fue tanta que hubo que hacer dos fechas. Y aquello fue una situación recurrente.

¿Cómo nace la química entre dos partes? Amar y ser amado es siempre un misterio. Pedro Guerra no sabe dónde estuvo el secreto.

No fue un asunto de estrategias de mercadeo –él no aparece en comerciales de champú ni su rostro está estampado en las partes traseras de los autobuses– y tampoco fue a rotar a mares en la radio –sus canciones no están contempladas en las pautas de programación de las estaciones más populares–.

En Costa Rica su material se mueve de boca en boca; sus discos los buscan mucho antes de que la prensa se interese en ellos, y han sido medios universitarios o alternativos los que se han preocupado por difundir sus canciones. Como sea, lo cierto es que Pedro Guerra, a canción sigue encantándoles.

En 30 años de carrera –porque empezó a los 16– Guerra ha escrito para sí mismo y para otros autores –para Ana Belén, por ejemplo creó Contamíname– y es la primera vez que hace una doble publicación de temas ajenos. Es decir, dos discos de covers que, por supuesto, él aborda a su manera.

En eso consiste el tour Alma Mía América 2010. Acompañado solo de su guitarra, Pedro Guerra repasa los discos Alma Mía Versiones Vol. I y Contigo en la distancia. Versiones Vol. II, en los que hace una recopilación de grandes clásicos Iberoamericanos en los géneros de ranchera, tango, bolero y copla.

Lo mismo aborda Esta tarde vi llover –de Armando Manzanero– que Ella –de José Alfredo Jiménez–; o bien , El Día que me quieras –de Carlos Gardel y Le Pera– que Alma Mía –de María Grever– , en el disco que lleva ese mismo nombre.

Treinta canciones emblemáticas de Argentina, Cuba, México y España es que lo aborda en los dos discos que arman el proyecto.

Guerra no está haciendo ni tangos, ni rancheras, ni boleros. Está, desde su lenguaje, encontrándose con la canción. Es su reivindicación a la canción pura. Eso quedó claro cuando se le escucha hablar en esta entrevista con Viva , antes de su llegada hoy al país.

Ha venido muchas veces a Costa Rica y eso es un poco como salir demasiadas veces con la misma persona. ¿Cómo se mantiene ese afecto al encontrarse tantas veces?

No lo sé. Esa receta no la tengo. Si la tuviera la pondría en práctica en todos los lugares y no en todos los lugares se mantiene la llama tan viva como en Costa Rica.

“La primera vez que fui a Costa Rica fue una sorpresa. No sabía si mis discos se editaban allá, nunca había hecho promoción y llegamos y encontramos una sala llena completamente con gente que se sabía todas las canciones, y yo no sé como fue que sucedió esto en Costa Rica. Es como una especie de boca a boca, o quizás algunas radios de entornos universitarios; es como un misterio, son cosas que suceden.

Quizás resolver el misterio no es lo fundamental. ¿Cómo se lo toma usted, acaso es como un bálsamo?

Cuando de repente aparece un país donde mi música es tan bien aceptada es algo que me lo tomó superbien. En Costa Rica no había hecho trabajo promocional y aún así se tomaron mi música con mucho cariño. Me lo tomo con alegría y con mucho cariño.

Estos dos álbumes nuevos lo vemos, por primera vez, con temas ajenos. ¿Por qué?

No solo me gusta cantar mis canciones, sino cantar también aquellas canciones de las que he aprendido y disfrutado. En mi mente siempre estuvo que yo, en algún momento, haría un disco de versiones.

En el repertorio de ambos discos hay canciones que forman parte del imaginario latinomericano.

En el caso de Esta tarde vi llover, Alfonsina y el mar, El día que me quieras son canciones que conozco desde que era niño, porque mi padre le gustaba cantar y escuchábamos esas canciones cantadas por él con la guitarra. Son canciones que forman parte de mi tradición musical, son las primeras canciones que yo escuché en mi vida.

“Hay otras que he aprendido a lo largo de mi vida y otras que las aprendí cuando empecé a preparar estos discos, porque me puse a escuchar más boleros, más tangos y aparecieron otras canciones que yo no conocía”.

¿Qué atrajo a Pedro Guerra a esas canciones. Acaso los textos, acaso la música?

Más allá de que todas tienen una música fantástica, creo que el denominador común es que hay una tendencia en mí a preferir aquellas canciones que tienen una letra más interesante, más elaborada, más poética.

El abordaje, al ser solo con guitarra, tiene un punto de sencillez importante. Tomó boleros, rancheras, tangos, coplas y eso cambió la canción ¿Fue un reto desligarse de la orquestación propia del género de cada canción?

Lo que quería era hacer un disco que sonara a aquel recuerdo que tenía de mi infancia, y de mi padre cantando. Él cogía la guitarra y las cantaba a su manera, y eso fue lo que yo quise hacer. Un disco donde canciones que a mí me gustan a mi manera. Es como si yo estuviese en casa y hay una reunión de amigos y alguien coge una guitarra y se pone a cantar y ¡ya!

¿Un abordaje sin pretensión?

Exacto, un disco sencillo, no algo pretencioso. No quiero convertirme ni un cantante de tangos, ni un cantante de boleros. Hay gente que lo hace maravillosamente, ese no es mi terreno ni mundo. Solo aprovecho de hacer un homenaje a las canciones y a quienes las hicieron, especialmente a los compositores.

Usted hace muchos discos y eso agota. ¿Hacer estos álbumes sencillos fue un oasis?

Sí. Después de estar dos años girando con el disco Vidas, tengo que ponerme a componer mis canciones y prefiero distraerme primero con otra cosa. Y esta es una manera de distraerme, de ir a otro mundo, de meterme a otro terreno y descansar un poco de mí.

Y ahora que ya descansó de usted, ¿hay nuevas canciones?

Empezaré a componer cuando vuelva de Latinoamérica. Estaré con muchas más ganas y muchas más fuerzas.