El Furia Fest tomó Casa Rojas para celebrar la música como una gran fraternidad

La segunda edición de festival fue particular: el orden de los grupos no se reveló con antelación, lo que revistió de expectativa una jornada que tuvo música de A Su Ladera, Montegrande, Adiós Cometa, Jardín Animal, Lentamente y Dylan Thomas

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Los festivales musicales suelen ser espacios donde convergen diferentes perspectivas y experiencias, según el lente que tenga la producción. Para algunos, son grandes fiestas maratónicas que ponen el cuerpo a prueba, mientras que para otros representan la oportunidad de ver en vivo a varios artistas favoritos en un mismo lugar.

El Furia Fest, que realizó su segunda edición el pasado 17 de marzo en Casa Rojas, se destacó por abarcar todos estos aspectos con la diferencia de tener un ambiente que se alejaba de cualquier interés empresarial o comercial. Fue una fiesta vivida entre hermanos por la música; un festival que se notaba hecho con amor y que alcanzó a más de 200 personas que, notablemente, se fueron con una gran sonrisa a casa.

Sentimiento de comunidad

Parte de la declaración de intenciones de que este evento era diferente fue la ausencia de un cronograma revelado para el público en el Furia Fest, lo cual fue una decisión audaz por parte de la organización. Este enfoque inusual, donde no se revelaba el orden de las presentaciones, agregó un elemento de emoción y sorpresa para el público, pues toda la audiencia estaba al tanto de ver qué agrupación aparecía en escena.

La apertura de la tarima se dio por parte de la buena banda nacional A Su Ladera, que con su shoegaze dio una suave bienvenida marcada por el gran talento vocal de Amanda Murillo. Posteriormente, sorprendió que la producción no dejara para el término del festival a los invitados internacionales, sino que fueron los siguientes en aparecer. En lugar de reservarlos como el plato principal, el Furia Fest rompió con esta convención al presentar a bandas como Jardín Animal, desde Nicaragua, en un momento temprano (fueron los segundos en salir a escena). El poder y la intensidad de su propuesta punk dejaron una fuerte impresión en el público.

Luego, llegó el turno de Montegrande, liderado por el carismático guitarrista y cantante Joa Covan. Esta banda de indierock, ya disuelta, regresó a escena exclusivamente para Costa Rica (todo un lujo), lo cual generó una experiencia musical verdaderamente única. Sus temas, que habían alcanzado gran éxito en la escena indie latina en los últimos años, resonaron de manera especial en el entorno del Furia Fest, brindando a los asistentes un momento memorable y de calidad internacional en Costa Rica.

Después de la potente presentación de Montegrande, el escenario se iluminó con la energía de Adiós Cometa, uno de los proyectos más destacados de la escena musical costarricense. Su actuación fue un imán para el público, que coreó cada una de sus canciones de principio a fin como himnos de esta generación.

El turno luego fue para Lentamente y Dylan Thomas, dos bandas también reconocidas y con un sólido grupo de seguidores. Ambas supieron mantener el ritmo y la emoción del festival, demostrando por qué son referentes en la escena musical local.

Eso sí: en todos estos shows hubo una constante, la cual fue la interacción y la comunión entre el público y las bandas. Se vivieron momentos intensos de mosh, bailes enérgicos y hasta la clásica tradición de cargar a personas en hombros. Sorprendentemente, el líder de Montegrande se sumó a esta experiencia al ser elevado entre la multitud mientras otras bandas tocaban, generando un ambiente de camaradería y conexión única.

Además, fue notable la presencia de los artistas entre el público, mostrando su apoyo a las demás bandas y participando activamente en el ambiente festivo. Algunos incluso subieron al escenario para colaborar con otras agrupaciones, evidenciando el espíritu comunitario y auténtico que caracterizó a este evento, libre de poses y marcado por la pasión por la música.

¿Qué más decir del Furia Fest? Solo cosas buenas: sonido limpio, apoyo a emprendimientos locales que vendían sus productos en Casa Rojas, shows de primer nivel, ningún retraso… En fin: no queda más que esperar a que el calendario nos vuelva a dar la oportunidad de ver este evento y soñar con qué artistas nos traerá en su tercera edición, ojalá en el 2025 (o antes, si es posible).