El canto de este Grillito retumba en Guanacaste

Por más de cuatro décadas, Fernando Grillo, cantor sencillo y conversador, usa sus canciones, la guitarra y su voz para compartir alegrías y sembrar la esperanza entre sus paisanos

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¿Cómo lo va a lograr?, es algo que no sabe, pero el cantor guanacasteco, Fernando Grillo –a quien cariñosamente en Liberia llaman Grillito– está seguro de que un día no muy lejano le interpretará a Óscar Arias su canción ...hay pueblos..., como un reconocimiento por su lucha en favor de la paz.

Es suficiente con ver la luz que destella en sus ojos cuando lo afirma, para entender que en lo más profundo de su corazón sabe que verá su sueño cumplido.

Al igual que desea hacerlo con el Premio Nobel de la Paz (1987), Grillo quiere compartir su música con sus paisanos y con todo aquel que sea tierra fértil para reflexionar a partir de su música.

“Hay pueblos que buscan la paz en la guerra, creyendo que alivian el llanto y el dolor, pero más profunda se vuelve la herida; herida que sangra y desgasta la vida. Algún día el hombre va a estar con el agua hasta el cuello y va a estar cantando esta canción”, aseguró el músico.

Su deseo como aliado de la paz puede ser ambicioso, pero tiene toda una vida de luchar en pos de alcanzar sus sueños, humildes pero no por eso menos importantes.

Fernando Grillo es un artista quien lo inspira el amor por lo que hace, por su provincia y por la vida; así es, desde hace más de 40 años y en un día como hoy, cuando su amada Guanacaste celebra el 187.° aniversario de la Anexión del Partido de Nicoya, él está seguro de seguir trabajando en pos de eso.

A la orilla de un río. La historia de este cantautor, admirado por guitarristas, y folcloristas, comienza cerca del río Tempisque y del ingenio El Viejo; ahí nació y dio sus primeros pasos.

Fue a las orillas de ese enorme río donde comenzó a enamorarse de la música. La voz de su madre, Hilda Grillo, marcó el despertar por la música folclórica y por la guitarra; a ella le escuchó en más de una ocasión cantar: ...como que te pintan, te pintan conejo; con la cara blanca y el culo azulejo.

Esas canciones las sigue recordando con gran cariño, y de ellas se inspiró para componer temas que le cantan a la naturaleza.

“Mamá amaba la música; ella tocaba la guitarra y cantaba. Mamá tiene la responsabilidad de que yo cante; comencé a amar la música folclórica porque mamá comenzó a metérmela en la vida”, aseguró Grillo.

El gusto de tocar la guitarra no fue un simple antojo infantil; aprendió todo cuanto pudo, y a sus 11 años, en 1958, caminó cerca de ocho horas, desde la colonia La Libertad hasta Liberia. Su principal objetivo era invertir ¢35 en su primera guitarra, que se ganó sembrando frijoles.

“Cuando compré mi guitarra, yo había sembrado una cajuela de frijoles; cuando llegó la cosecha, de ahí salió el dinero para mi guitarra y para comprarle una vaca a Moncho Ortega en ¢350”, recordó, entre risas.

Con esa guitarra que “sonaba de las cosas lindas”, comenzó a cantar con sus hermanos, y a compartir canciones con las 30 familias que vivían en La Libertad; todos ellos fueron su primer público.

“Primeramente, no creí que componer canciones y cantarlas era un oficio, sino una diversión no más. Quería cantar para ser feliz yo y a la vez hacer feliz a quienes estaban cerca”, comentó.

A Liberia llegó a residir a los 24 años y ahí siguió con su música. Tuvo la oportunidad de realizar estudios básicos de Música en la Universidad de Costa Rica, donde aprendió el valor de las notas musicales y la función del pentagrama; no obstante, un accidente en los ojos lo obligó a abandonar las aulas.

Lejos de echarse a morir, sintió que descubrió herramientas valiosas para hacer mejor lo que amaba. Además, comenzó a participar en actividades culturales de Guanacaste: festivales, peñas culturales y cuanta actividad era invitado; lo hizo junto a los músicos que aún llama “los grandes del folclor”, como Max Goldenberg y Erasmo Martínez.

Prolífero. Desde joven escribió canciones... ¿cuántas?, no lo sabe, pero sin temor aseguró que son muchas.

De sus creaciones más conocidas, mencionó El amor de Lola, El bosque y yo, Quiero, El dolor del río. Estos temas los considera 100% folclóricos, letras relacionadas con el amor por la naturaleza y su gran tema: la mujer.

Sin intención de criticar negativamente el trabajo de otros cantantes guanacastecos, Grillo cree que ya hay muchas personas cantándoles a los caballos y a los toros. Por eso, lo suyo es distinto.

“Yo no, yo canto diferente, por ejemplo... que asombrada estaba Lola, la hija de don Gaspar, al saber que un gorrioncito enamorado llegó a besar las amapolas del jardín..., ¡eso es totalmente folclórico!”, aseguró el músico.

El amor es un tema fundamental en su música y lo seguirá siendo; consideró que sin este sentimiento no se es nada. El amor es para él su combustible, lo que lo impulsa.

Pero en medio de su propuesta folclórica, también encuentra espacio para componer canciones que puedan hacer reflexionar a quien las escuche, versos que dejan claro como el país y el mundo entero sufre por la violencia y que se le debe poner un alto.

Su inspiración proviene de lo cotidiano y en el momento menos inesperado. Recordó que en una ocasión, mientras hacía cola en un banco, le llegó la inspiración y el único papel para escribir a mano era un cheque. Plasmó su idea y luego se las ingenió para trasladarla a otro papel.

Su trabajo tal vez no sea tan conocido en los medios de comunicación, como otros; sin embargo, no es algo que le quite el sueño. Además, él tiene sus propios logros, de los que está muy satisfecho.

Uno de los que comparte con mucho entusiasmo es el segundo lugar que ganó en un concurso de poesía en España.

Con su poema musicalizado Quiero, dedicado a su esposa, logró superar a muchos participantes de América y su trabajo se publicó en el libro Pétalos de pasión, impreso en Madrid en el 2006, y editado por Manuel López Rodríguez.

Esas recompensas de la vida, también le permitieron salir del país y presentarse en festivales, a los que, de no ser por su guitarra y su música, considera que jamás habría podido ir.

Con fama no sueña, le basta con el cariño que recibe cuando camina por las calles de Liberia, aunque su esposa tenga que armarse de paciencia mientras él regresa el saludo, acompañado muchas veces de una breve plática.

Como parte de sus metas, Grillo espera grabar un disco en un estudio profesional, para preservar su música y que sea difundida a más personas. Anteriormente, hizo un disco, pero con pocos recursos y una cantidad muy pequeña.

Mientras eso llega, él y su guitarra siguen viajando por Guanacaste; eso sí, comentó que con el paso del tiempo se volvió más selectivo con los lugares donde presentarse.

En el pasado lo hizo en bares, pero ahora prefiere hacerlo con familias que lo invitan a que se presente, o bien en actividades culturales, como el Encuentro de Cantautores Guanacastecos .

Además, aprovecha su tiempo para seguir componiendo, una tarea en la que se toma más tiempo, porque, con los años, es más meticuloso con lo que escribe: busca calidad no cantidad.

Con guitarra en mano, en el corredor de su casa y acompañado de su fiel compañera, aseguró que a sus 63 años solo piensa en seguir componiendo música, lo quiere hacer durante toda su vida, hasta que Dios le dé fuerzas.