D’Rivera: ‘Escribir para ballet  es regresar a casa’

El jazz no es el único género en el que navega el cubano. Por primera vez, escribió una obra para ser bailada y es para Limón Dance Company. Además, tiene una ópera en proceso

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La pregunta para Paquito D’Rivera no es qué ha hecho en su carrera; más bien, la interrogante parece ser: ¿qué no ha hecho Paquito D’Rivera en su largo andar por la música?

Cubano, jazzista, saxofonista, clarinetista y explorador de raíces sonoras. También escritor, así como maestro de muchos músicos del jazz contemporáneo y fusión. Y ahora, creador de música para una obra coreográfica –en un acto personal debut en este campo– y, como si fuera poco, amasa una ópera.

Dos fórmulas expresivas que, hasta ahora, Paquito D’Rivera no había puesto a prueba desde su posición de compositor.

La ópera va un poco más despacio; está en su fase de primeros escritos y deberá ser sometida a prueba. Pero la música para una coreografía sí que será degustada en Costa Rica.

Este sábado 21 de abril, a las 8 p. m., en el Teatro Nacional, Limón Dance Company (compañía del legendario bailarín, coreógrafo y maestro José Limón) dará una función en el país.

Es en ella donde está el trabajo musical de Paquito D’Rivera y que, al poner la compañía sus pies en el escenario, se toma como un preestreno para la región de esta obra del multifácetico cubano.

El montaje que la Limón Dance Company –agrupación merecedora en el 2008 de la Medalla Nacional de las Artes en los EE. UU. – trae a Costa Rica comenzará con la música There Is a Time, de Norman Dello Joio; seguirá con Chaconne, de Johan Sebastian Bach; La cathédrale engloutie, de Claude Debussy, y luego sonará Come with Me, trabajo original escrito por D’Rivera.

En el pasado, Luna Negra Dance Theater usó Danzón, de Paquito D’Rivera; sin embargo, es la obra ampliada para el Limón Dance Company su primer trabajo escrito y pensado para una coreografía.

Paquito D’Rivera no estará en cuerpo en el teatro, pero sí en alma al bailarse su música.

Sobre ese trabajo inspirado en las Damas de Blanco , que luchan por la liberación de sus familiares encarcelados en Cuba por razones políticas, y de su obra en general, Paquito conversó vía telefónica con Viva.

Corríjame si me equivoco: usted compuso la pieza original, Ladies in White, hace un par de años a propósito del doctorado honoris causa que le otorgó la Universidad de Nueva York.

Sí, así es.

¿Y en qué momento se transforma esa pieza original en una obra completa para ser coreografiada?

Estaba la gente que había comisionado la pieza y también la gente de Limón (Dance Company) y quedaron encantados. Así que les tomé la palabra y los puse en un compromiso (se ríe).

”Les dije: ‘Si los que comisionaron esta obra, me permitiesen expandirla para dársela a la gente de Limón...’. Y me dijeron: ‘Está usted autorizado, maestro’”.

¿De cuánto fue la expansión?

La pieza original tendría ocho o diez minutos, y la obra ya completa tiene de 28 a 30 minutos.

De haber sido un traje, por ejemplo, habría que habérsele cosido varias piezas más. ¿Le agregó cosas que tenía ahí guardadas hace un tiempo?

Escribí tres movimientos más. Antes era solamente Ladies in White (Damas de blanco) ahora tiene Bombardino, que es danzón cubano; Lost Dreams y Freedom Dance que es el gran final. O sea, es una pieza con cuatro movimientos.

Usted ha de tener un mar de temas entre los cuales escoger para escribir una obra. ¿Por qué partir de las Damas de Blanco?

Porque, la verdad, es que esas personas han sacado la cara por los cubanos. Soy un feminista; de hecho, creo que el único macho-feminista que existe en el planeta soy yo (suelta la carcajada), así que tengo un gran respeto por esas mujeres. Van y sacan la cara.

”Y decidí que alguien tenía que decir algo por estas mujeres tan valiosas, que además son humildes. Y decidí hacer un homenaje a ellas y se me salió esa pieza.”

¿Alguna imagen por ahí archivada en su cabeza se hizo presente al componer Damas de blanco?

Fíjate que en una parte de la pieza aparece el canto de un pajarito, –es la primera vez que le cuento esto a un periodista–... Yo estaba durmiendo en la terraza de la casa de una amiga mía en Miami (EE. UU.) y tenía una cacatúa; y me despierto con el sonido de alguien que está tocando una melodía muy linda, como si lo hiciera en un flautín, en un piccolo. Era una cosa complicada, como dos o tres compases. Y le pregunto a mi amiga: ‘¿Y eso qué es, Normita?’ y que me dice: ‘eso es el pájaro.’ Fui, busqué lápiz y papel y copié eso.

”Y lo tuve guardado años. Muy linda la melodía, pero no me calzaba en ningún lado. Un buen día me comisionan a escribir Damas de blanco y se incrustó en el medio”.

¿Cuánto tiempo estuvo guardada esa melodía?

Como cuatro o cinco años. Tengo un amigo, el timbalero de Buena Vista Social Club, y le comenté que qué casualidad y me dijo: ‘no; eso no existe; hay causalidad’. No soy religioso, pero mi amigo sí y, entonces, pensó que el pajarito estaba ahí para que yo escribiera esa melodía, porque ya luego se escapó.

Además de ser su homenaje a las Damas de Blanco, ¿contribuye esta obra a la causa que ellas tienen?

Supongo que sí porque entre más se hable de eso, más personas están atentas con lo que está sucediendo con estas mujeres.

A lo largo de su carrera, usted se ha expresado de muchas formas. Escribir una obra completa para coreografía, ¿qué significa: cumplir un sueño, alcanzar un reto, descubrir algo de sí mismo?

Fue muy agradable escribir para la escena. Soy un hombre de teatro; me crié en el teatro y, cuando era un muchacho, toqué en la Sinfónica acompañando un ballet; trabajé en el Teatro Musical de La Habana, con el actor Alfonso Aráu –aquel actor mexicano de la película Los tres amigos ( ¡Three Amigos!, 1986)– y el teatro es algo que me hace feliz. Entonces, escribir para ballet es como regresar a casa.

Escribir para teatro también habla bien de sus posibilidades como artista. No se aburre.

No me aburro, y como soy Géminis, no me gusta hacer las mismas cosas todos los días.

Pero, ¡cómo!, ¿no es religioso pero sí es astrológico?

(Se ríe). Pues sí. Claro es que me conviene, es bonito. El horóscopo también me hace reír mucho, los que lo escriben, igual que los políticos y los religiosos, hablan como Cantinflas. Escriben en medidas que le quepan a todo el mundo. Es como un par de medias de nailon, que lo mismo se puede poner Shaquille O’Neill y el enano del circo.

¿Está componiendo algo más?

Sí, una ópera que estoy escribiendo y se llama Cecilio Valdés. Rey de La Habana. Lo hago con un escritor cubano, Enrique del Risco. Estamos en el boceto que presentaremos a la Grand Opera America.

¿Está a la espera del parecer para ver si su ópera va?

Sí, para terminarla.