Crítica de música: Rhapsody fue sinfónico, pesado y legendario

El metal colorido de los italianos vino en su encarnación liderada por Luca Turilli y Fabio Lione

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El power metal sinfónico tiene la habilidad de evocar dragones escupiendo fuego, caballeros desenvainando sus espadas para entrar en ataque o una doncella bailando alrededor de una fogata en medio de un valle de duendes.

La mezcla de influencias del folklore medieval con historias fantásticas y la agresividad de las guitarras distorsionadas tiene en su máximo exponente a la agrupación italiana Rhapsody. En su más reciente visita a nuestro país, el grupo se presentó bajo la encarnación Turilli / Lione Rhapsody, ofreciendo material proveniente de los primeros cuatro discos del grupo, es decir, el repertorio clásico.

De alguna forma son esas las canciones que la gran parte de la fanaticada atesora con más cariño, pues definieron una propuesta perfectamente lograda, cargada de elementos orquestales, épicos y a la vez pesados.

En esta gira se reencontraron las dos caras más conocidas de la alineación insigne de Rhapsody (Luca Turilli y Fabio Lione), reforzados por el guitarrista francés Dominique Leurquin y el bajista Patrice Guers, prácticamente la misma alineación con la que nos visitaron en el 2017. (No fue posible consignar el nombre del baterista que sustituye a Alex Holzwarth en la gira latinoamericana.)

El conjunto se apega en su totalidad a lo que se escucha en los álbumes de la saga titulada The Emerald Sword, una historia épica que se extendió por los primeros cuatro lanzamientos de la banda.

Quizá esa fidelidad a las versiones grabadas peca en el hecho de que está ausente el tecladista Alex Staropoli. Se le extraña, pues, en su lugar, todos los sonidos orquestales medievales, desde las flautas, hasta los cuartetos de cuerdas, se escucha en secuencias y no en vivo, desde un teclado. Así como las historias de la banda son mágicas, en este caso, también hay que acudir a la imaginación para no incomodarse con que lo sinfónico venga de algún lugar “fantasioso”.

Dejando de lado las ausencias, durante el concierto el cuarteto repasó temas que fueron coreados con intensidad, no solo en las partes vocales, sino hasta en algunos de los solos que el guitarrista Luca Turilli interpretó con gallardía. Para la audiencia, intentar replicar las melodías que salían de la voz de Fabio Lione era más un deseo que una realidad. El italiano tiene una potencia sobresaliente, con un rango vocal que le permite extender notas agudas tan bien colocadas que no habría habido un alma presente que pudiera conseguir alcanzarlo. Quizá su mejor momento fue al interpretar Symphony of Enchanted Lands, ocasión perfecta para demostrar su talento y potencia.

La dinámica entre las dos guitarras resulta magnífica. En las composiciones de los italianos, las armonizaciones a gran velocidad recurrentemente se intercalan con melodías más ceremoniosas, con el sonido de un clavicémbalo o una mandolina, trayendo ese balance entre el medioevo fantástico y la crudeza del metal.

Si bien es cierto Alex Staropoli es quien se mantiene como el dueño del Rhapsody original (llamado Rhapsody of Fire desde el 2006), es esta otra alineación que vimos en Costa Rica la que uno realmente querría ver. La energía desplegada en escena, la fidelidad de la voz y la presencia de los miembros más reconocidos se ofrece como un show sustancioso, sólido y, por supuesto, legendario.

Ficha técnica

Artista: Turilli / Lione Rhapsody.

Organización: Blackline Productions.

Fecha: 24 de enero.

Lugar: Club Pepper’s.