Crítica de música: Madurez y juventud en III concierto de la Sinfónica Nacional

El solista Manuel Matarrita dio brillo al evento del viernes, realizado en el Teatro Nacional

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Con una versión inteligente, expresiva y especialmente rica en matices y contrastes del Emperador de Beethoven; Manuel Matarrita dejó plena constancia del grado de madurez que, como pianista, ha alcanzado en los últimos años. Algunos pequeños desajustes y simplezas interpretativas resultaron irrisorios ante la envidiable destreza técnica y sonido; ora potente, ora delicadísimo; que caracterizó esta rendición de una de las obras cumbres del pianismo beethoveniano.

El viernes pasado, en el III Concierto de Temporada de la Sinfónica Nacional en el Teatro Nacional, disfruté especialmente esa especie de religiosidad sin religión del segundo movimiento del 5º. Concierto de Beethoven, emblemática de muchas de las obras de plenitud del compositor de Bonn. Ensoñación mística interrumpida, no obstante, por algunos asistentes que decidieron dejar caer sus pertenencias al piso del lunetario o salir a cumplir responsabilidades biológicas mal programadas.

Aunque William Porras se declare heredero de las teorías de análisis musical atonal del compositor y teórico norteamericano Howard Hanson, a través de las enseñanzas de su maestro el costarricense Bernal Flores Zeller; la música de su Rapsodia para Orquesta dista mucho de poder considerarse atonal. Por el contrario, esta pieza compuesta a los 22 años, en 1978, es una obra decididamente neoromántica en la que melodías y elementos de contrapunto construidos utilizando esquemas seriales y de armonía cuartal se combinan hábilmente en un discurso musical expresivo de tinte más dramático que intelectual. A todo ello contribuye una colorida orquestación, que ciertamente debe mucho a la influencia de la música de Stravinsky.

La 5ª Sinfonía de Felix Mendelssohn, creación así mismo de un joven veinteañero, constituye un emotivo homenaje a la Reforma de Martín Lutero en el que además de citas de música religiosa protestante (Dresdner Amen, Ein Feste Burg) aparecen también referencias a obras de Mozart (Sinfonía Júpiter) y Haydn (Sinfonía Londres)

Desilucionante a mi juicio, la interpretación de Uriel Segal en el podio no logró transmitir la profunda espiritualidad desprovista de ornamentos que propone Mendelssohn en esta música, que debería alcanzar la majestuosa severidad de la temática que la motiva. Solamente logró convencerme el carácter festivo el segundo movimiento, en el que con recursos de banda de pueblo la música expresa los sentimientos de pureza expontanea que acompañan el movimiento reformador luterano.

Una numerosa asistencia a este concierto pareciera indicar la importancia de incluir en los programas de la Sinfónica Nacional solistas y compositores costarricenses al lado de las grandes figuras emblemáticas de la historia de la música.

Ficha técnica

Orquesta Sinfónica Nacional Concierto III de Temporada Oficial

Músicos: Uriel Segal, director invitado Manuel Matarrita, piano, solista. Obras de Beethoven, Mendelssohn y Porras

Fecha: Viernes 18 de mayo, Teatro Nacional.