Crítica de música: Kenneth Dahl y el valor de las sutilezas

El danés Kenneth Dahl y dos costarricenses ensamblaron un repertorio lleno de detalles

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San José (Redacción)

Es realmente valiosa la experiencia de encontrar todos los detalles que ocurren a escasos decibeles. Surge una necesidad similar a la de querer captar con detenimiento cada palabra de un susurro al oído, sabiendo que implica mucha atención y cuidado.

En la música, cuando los sonidos le exigen a la audiencia el silencio necesario para percibir cada pasaje sutil, se consigue además un nivel de intimidad en el que ganan tanto los intérpretes como aquellos dispuestos a volverse aliados de esa aventura tenue.

Los sonidos pueden ser bajitos, pero jamás frágiles. La diferencia entre cada característica se marca bien cuando la ejecución es precisa y la intención es clara.

Ese nivel de detalle fue característico del ensamble armado por el contrabajista danés Kenneth Dahl Knudsen y los músicos costarricenses Pablo Loaiza (batería) y Édgar Sequeira (guitarra eléctrica).

En su segunda noche consecutiva en el Sótano, el trío interpretó varios standards y otros temas compuestos por Dahl, principalmente contenidos en su disco We'll Meet in the Rain (2016).

Si bien la grabación de este álbum contó con la participación de 18 músicos, la adaptación de temas al formato de trío no le restó méritos a la experiencia.

En dichas circunstancias en Sequeira cayó la responsabilidad de emular la melodía que, en la grabación, interpreta en gran medida un juego de vientos. El guitarrista además le aportó soltura a cada pasaje, dejándose llevar con libertad por improvisaciones que viajaban con rapidez para llegar de nuevo en la melodía principal.

Por su parte, Loaiza hizo gala de su amplio dominio de los matices: desde los jugueteos con las escobillas, hasta brincar a los golpes fuertes para hacer frases más intensas y provocadoras.

Dahl, si bien podría verse como protagonista en el ensamble, no busca el foco de manera permanente y, más bien, consigue mantenerse en el mismo nivel del perfil bajo de sus dos socios en escena.

Él lleva la melodía desde el contrabajo solo en algunas ocasiones, mientras que en otros momentos sostiene la base sin buscar sobresalir. Toca con delicadeza cuando lo amerita y le suma volumen a su instrumento cuando la situación lo requiere, siempre con la misma maestría.

En sus composiciones es notoria la influencia multicultural; por ejemplo, en The Blame Game se percibe sutilmente un ritmo caribeño que va acompañando a una melodía en escala árabe. Contrastan y calzan, simultáneamente.

La intención de cada pieza también se relaciona con facilidad a sus títulos. Tucked In, por ejemplo, remite al momento en que un niño es arropado en la campa por sus padres. La suavidad y dulzura que implica ese acto queda bien plasmado en un tema igual de conmovedor.

En We’ll Meet in the Rain, con un poco de imaginación, se puede escuchar desde el inicio el goteo tenue que luego se convierte en una garúa. Una vez más se nota cada detalle tras detalle.

Además de los temas originales, el trío interpretó Footprints, de Miles Davis, con reiterados solos por cada músico. Luego los tres se aventuraron a explorar otro tema de Charlie Parker y una pieza del folclore nórdico.

Para cerrar, Dahl compartió también con el pianista Pablo Campos en un tema y la cantante Karla Gutiérrez en otro.

En el concierto, en cada experiencia se mantuvo la tendencia del manejo de matices y la riqueza sonora desde los detalles. La experiencia fue tan grata que, si la vida tuviera más momentos así, serían apacibles. serenos y estables.

EL CONCIERTO

Kenneth Dahl Knudsen Trio (c on Pablo Loaiza y Édgar Sequeira)

Fecha: 21 de julio

Lugar: El Sótano de Amón Solar