Crítica de música: Comparando a Mozart

Arroz con mango en el IV concierto de la Orquesta Sinfónica

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Tarea imposible para quien esto escribe sería eludir comparaciones con el concierto de la Sinfónica de esta semana después de haber escuchado hace muy pocos meses la Misa en do menor de Mozart con el que algunos consideran como el mejor coro del mundo, el Monteverdi Choir y The English Baroque Soloists con su famoso fundador sir John Eliot Gardiner al podio. Razón por la cual he decidido enfrentarme a este reto directamente, sin complejos y con la mayor sinceridad posible.

Coro Sinfónico Nacional

Partiendo de las salvedades y guardando las proporciones del caso, debo decir en primer lugar que la participación del Coro Sinfónico fue especialmente buena en una obra de tremenda dificultad; no solamente por los complicados momentos melismáticos del Gloria, el Cum Sancto Spiritu y el Osana (pasajes muy rápidos sobre una sola vocal) o por la compleja armonía cromática del Gratias, sino también porque en casi toda la Misa el coro interactúa dialogando delicadamente con los solistas o las secciones de la orquesta.

En ello tiene mucho mérito el trabajo de batuta de Carl St. Clair y varios meses de preparación de Marcela Lizano, directora del coro, cuyo nombre negligentemente no aparece ni en la portada ni en las páginas principales del programa de mano. Decepcionante, en cambio, fue la participación de los solistas, en buena medida por un grave error de selección de las voces: la gran potencia vocal de la soprano Christina Pier contrastó de manera desagradable con el color opaco y dificultades de proyección de María Marta López.

Paradójicamente, la mejor mejor voz y la más mozartiana de la velada fue la del barítono costarricense José Arturo Chacón, requerida por la partitura solamente por algunos compases en el cuarteto final.

Las exigencias artísticas de la Misa en do menor son muchas y muy diversas, pero una de las mayores se refiere a las dos arias de la soprano I (Christie y Et Incarnatus est), las cuales, como lo atestigua en una carta la hermana de Mozart, estaban destinadas a Constanze, su joven esposa. La dulzura y transparencia de estas dos pequeñas obras maestras obligan a una pureza vocal excepcional, para la cual el timbre penetrante de Pier, aunque probablemente apto para otras piezas, es muy poco apropiado.

Clarinete solista

Por otro lado, la inclusión forzada en el programa de la pieza Sueños y plegarias de Isaac el ciego, una obra del argentino Osvaldo Golijov para clarinete y cuerdas, necesaria sin duda ya que la Misa por incompleta es muy breve, obedece a razones mucho más administrativas que artísticas. La Sinfónica patrocina en estas fechas un festival de clarinete. Aducir por tanto conexiones ecuménicas entre las dos obras, como se hizo en un artículo en este medio, es una verdadera ocurrencia.

Al contrario, el virtuosismo desinhibido de Krakauer, así como el color festivo e intenso de la música, que por cierto encantó al público, resultaron desastrosos como preparación para la audición de la Misa de Mozart. Como arroz con mango, si se me permite el símil culinario.

La pieza es esencialmente una obra de exhibición dentro del estilo klezmer, que se caracteriza por la influencia del canto litúrgico y paralitúrgico judaico, así como de inflecciones idiomáticas del yiddish y el hebreo. El uso del clarinete en esta música del este de Europa es emblemático por la imitación de suspiros y lamentos que permite el instrumento; también es utilizado con preferencia por otros grupos étnicos de la región, en especial por los gitanos.

Comienza una nueva etapa para la Sinfónica

Deseable sería que los cambios anunciados en la Sinfónica, que no parecen obedecer solo a una renuncia, no se queden en otro defenestramiento de una institución cultural, sino que conduzcan finalmente a poner en primer lugar los objetivos artísticos y a valorar como se merece el trabajo de nuestros músicos, dejando de lado intriguillas y amiguismos.

La orquesta requiere con urgencia un administrador profesional que se aboque a tareas impostergables entre las cuales está la de establecer patrocinios privados. En la actualidad, estos se limitan a anuncios en algunos medios y comidas en restaurantes.

Por otro lado, y partiendo de la necesidad de separar funciones, creo necesario que el director titular asuma la totalidad de responsabilidades artísticas. Estoy seguro que el maestro St. Clair podría hacer mucho más por el desarrollo de la institución si al menos permaneciera en el país algún tiempo y no solamente ocho o nueve semanas repartidas durante todo el año.

IV Concierto de Temporada Oficial 2016 de la Orquesta Sinfónica Nacional

Lugar: Teatro Nacional

Fecha: viernes 6 de mayo, 8:00 pm

Director titular de la Orquesta: Carl St. Clair

Directora del Coro Sinfónico Nacional: Marcela Lizano

Clarinete solista: David Krakauer

Obras de Osvaldo Golijov y Wolfgang Amedeus Mozart