Crítica de música: Apertura propicia

Propuesta diferente. El repertorio de la OSH explora nuevos rumbos

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Bajo la batuta de su director artístico, maestro Eddie Mora, la temporada 2013 de la Orquesta Sinfónica de Heredia (OSN) se inauguró el domingo 24, en el teatro Eugene O’Neill, ante un público numeroso.

Los seis conciertos de la temporada se describen con el título Sonidos de nuestro continente: Rompiendo moldes, para indicar la nueva orientación que el maestro Mora le ha dado al conjunto, que ahora programará un repertorio formado de modo exclusivo de obras escritas por compositores costarricenses e iberoamericanos durante el último siglo hasta el presente.

Concepto. En notas aclaratorias en el programa de mano, la musicóloga Ekaterina Chátski explica que cada uno de los seis conciertos incluye muestras de las principales tendencias estéticas que influyeron en los autores: la primera franja estilística corresponde al modernismo de la primera mitad del siglo XX, con sus vertientes nacionalistas y neo-nacionalistas; la segunda franja la forman obras compuestas entre 1950 y 1970, que ella llama “época de contracorrientes”, por su multiplicidad y experimentación, y la tercera corresponde al posmodernismo vigente de la década de 1980 hasta hoy.

Programa. Obras de conocidos compositores nacionalistas mexicanos abrieron y cerraron la presentación.

Al inicio, de Silvestre Revueltas (1899-1940), Sensemayá: Canto para matar una culebra , pieza inspirada por los ritmos afrocubanos del poema homónimo de Nicolás Guillén. Este fue el estreno costarricense de una versión para conjunto de cámara, descubierta recientemente, de la obra para orquesta sinfónica completa compuesta en 1938.

Al final, se escuchó la Sinfonía india , de Carlos Chávez (1899-1978), que data de 1936 y está inspirada en melodías autóctonas y emplea instrumentos de percusión indígenas, quizás la obra más emblemática del nacionalismo mexicano.

Otra primicia nacional fue el Concierto para violín y cuerdas , del boliviano Alberto Villalpando (n. 1940), con la participación calificada, como solista, del cubano Fernando Muñoz del Collado.

Villalpando encuentra su inspiración en la geografía boliviana. Para él, “la geografía suena”. Sin embargo, suena psicológicamente y no como paisajismo musical: “La intención mía no es describir paisajes sino los estados interiores que la geografía propone”.

El programa se completó con los tres movimientos de la Suite Ami-ghetti, de Eddie Mora (n. 1965), extractos de la música compuesta para el espectáculo escénico-musical que se presentó en el Teatro Nacional en el 2008, cuya inspiración surge de grabados del insigne artista plástico costarricense.

Desempeño. Como solista, Fernando Muñoz obtuvo timbres resonantes y coloridos del violín, se oyó firme y entonado en los melancólicos compases rogatorios del movimiento inicial; ágil, en las cadencias más encendidas del alegro; resuelto, en los ritmos enfáticos del movimiento concluyente. El director y el conjunto acompañaron de modo preciso y diligente.

Asimismo, el maestro Eddie Mora y la Orquesta Sinfónica de Heredia forjaron lecturas lucidas de las demás obras del programa, la sonoridad amplia y matizada, el ritmo exacto, las frases fluidas.

La audiencia se mostró muy apreciativa y premió las obras y las interpretaciones con aplausos nutridos y prolongados.