Con Rata Blanca San José vivió un derroche de rock and roll

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San José (Redacción). Sábado 27 de octubre del año 2012. Esa fecha, muy posiblemente, no se le borrará jamás de la cabeza a un buen seguidor de Rata Blanca. El concierto que la banda argentina, todo un pilar del heavy metal en español, dio ese día en el Club Pepper’s, en Zapote, fue una cita : perfecta, intensa, llena de pasajes emocionales y con un recorrido por temas que son considerados emblemáticos en la historia de esa banda.

Habían pasado nueve años desde que Rata Blanca había venido por primera vez a Costa Rica –fue un 13 de abril del 2003– . Así que para algunos verlos anoche de vuelta en San José era como tener una segunda oportunidad, y para quienes jamás habían visto a la formación fue una primera buena impresión. Rata Blanca logró convocar anoche en el club ubicado en Zapote no solo a los ticos sino también a gente de otras latitudes y de otras generaciones.

De Nicaragua, por ejemplo, se dejó venir, en moto, Ángel Morán (del club Bandidos), y de apenas 16 años de edad Mainor Murcia veía por primera vez a la banda que por mucho lo supera en años de vida: 25. Sí, con este concierto Rata Blanca hacía parte a Costa Rica del tour de su 25 aniversario.

El concierto fue abierto, en impecable actuación y triunfal regreso , por Slavon.

Dos horas, tiempo intenso. ”Buenas noches Costa Rica. Un placer estar con ustedes aquí. Han pasado varios años pero no los hemos olvidado. Así que vamos hacer rock and roll ”. Las palabras de Adrián Barilari, cantante de Rata Blanca, cuando apenas habían pasado unos 15 minutos del show , se cumplieron al pie de la letra.

Desde que Rata Blanca subió al escenario, a las 9:54 p. m., y hasta que desapareció de este, a las 11:55 p. m., no hubo tema que la gente no coreara; no hubo tema que la gente no aplaudiera. Desde Diario de una sombra ; 71-06 (Endorfina) ; Solo para amarte o Aún estas en mis sueños hasta Abrazando el rock and roll y Chico callejero que fueron quedando para el final.

No hubo tema que no provocara el cantar alzando los brazos o el hacer un oleaje de manos arriba de un lado para otro. Y no hubo un minuto del concierto en el que Rata Blanca no fuera amable, afectuosa y, en especial, transparente con su público.

Agradeció Barilari hasta los silencios: “Es emotivo ese silencio. ¡Gracias! Y esto es para ustedes”, dijo emocionado Barilari cuando Pepper’s, que había cantado de tajo a rabo Cuando la luz oscurece , guardó un silencio que bien pudo haber sido la traducción de un profundo suspiro. Y entonces Barilari lo que le dedicó a los fans ahí reunidos fue Día s duros .

“¡Pura vida, rock and roll !” gritaba Barilari y la gente respondía con “¡oeh, oeh, oeh. Rata, Rata!”

Y así se fue tejiendo una conexión perfecta entre la banda y el público. A Barilari no se le borraba la sonrisa del rostro ni cuando corría de un lado para otro en el escenario, ni cuando se acercaba al borde de la tarima, ni cuando se ponía el micrófono a veces hasta 30 centímetros o más de distancia y así quedaba claro lo potente de su voz.

A Walter Giardino, guitarra líder altísimo y carismático, tampoco se le iba del rostro la sonrisa. Y en ires y venires en tarima iba lanzado púas (“uñas” especiales para tocar guitarra) al público.

Fue pasando la banda por discos tan importantes como el Rata Blanca (1998), El reino olvidado (2008); La llave de la puerta secreta (2005): El camino del fuego (2002) e incluso el consentido Magos, espadas y rosas (1990) del cual han hecho una redición.

Fue así como se desprendieron temas como La otra cara de la moneda , Mujer amante , Abrazando el rock and roll y Chico callejero . De hecho con esos dos últimos temas la banda se despedía.

Iba mezclando Rata Blanca sus canciones en vivo con una que otra intro en off, como sucedió con con la introducción de El reino olvidado . Y esos elementos le dieron un nivel alto al show .

¿Irse así, tan fácilmente? Eso el público no lo iba a permitir. Así que tras varios coros de “Rata, Rata” y “otra, otra, otra” la banda regresó , con la intro de La llave de la puerta secreta y con versión completa e intensa de Guerrero del arcoiris y La leyenda del Hada y el Mago . Eran las 11:55 p.m. cuando acaba una fina entrega en un concierto que tuvo una producción fina y exacta, como un reloj suizo. Rata Blanca estaba ahí mientras la gente aplaudía y ellos alzaban banderas de Costa Rica que clarito tenían escrito: “Rata Blanca”. Abrazados todos los músicos dieron las gracias al público con reverencia y todo.