Cita al aire libre con la música de Malpaís

La noche de este 14 de febrero decenas de personas compartieron su Día de San Valentín en una cita con música original costarricense

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Custodiados por un higuerón de 50 años al norte, por el río Torres al oeste y por gigantes bambúes al sur, la banda costarricense Malpaís en su versión sinfónica ofreció un hermoso y sentido concierto a cientos de personas que se reunieron no solo para celebrar la buena música costarricense, sino para aprovechar la noche de San Valentín en una cita al aire libre con el talento nacional.

El nuevo anfiteatro natural del Museo de los Niños fue el escenario perfecto para que parejas, familias y amigos la pasaran bien la noche de este miércoles, una noche ventosa y fría, pero que también se tornó muy acogedora por la obra de esta agrupación tica.

El encuentro sirvió para inaugurar el nuevo espacio que albergará espectáculos artísticos de variadas expresiones, pero era necesario que la música fuera la telonera de un recinto como este y qué mejor que fueran precisamente las canciones de Malpaís las que dieran el banderazo de salida a este lugar equipado con una gradería natural y con un amplio espacio para recibir a público tanto de pie como sentados.

Brotó el amor, el amor por el arte costarricense, por la música de Fidel Gamboa, por las letras de su hermano Jaime, por la voz de Daniela e Iván Rodríguez, por las talentosas manos de Tapado Vargas, de Manuel Obregón, Davide Coto y Gilberto Jarquín. Fue una noche muy especial, de eso no hay duda.

En escena, desde que los músicos hicieron su arribo, lo que le dieron a su público fue energía y emoción. Acompañados por la cimarrona La Espantaperros y por músicos de corte sinfónico que fueron dirigidos por el maestro Bernardo Quesada, los artistas hicieron un recorrido por el amplio repertorio de la orquesta.

De entrada comenzaron por Canela y miel, Otro lugar y Abril. Tras la interpretación de estos temas tomó la palabra el músico Jaime Gamboa para agradecer el aplauso de sus seguidores. “Gracias por tanto amor, gracias por tanta amistad, gracias por querernos, por quererse y por querer a este país, Estamos muy honrados y agradecidos profundamente con el Museo de los Niños por habernos escogido para inaugurar el espacio más hermoso que hay en este momento en San José, un lugar para todos, un lugar abierto que dará espacio a que nos encontremos, nos abracemos, que hagamos grande este país a punta de amor como el que se siente esta noche”.

El repertorio siguió por piezas que están muy bien grabadas en el corazón de los ticos que siguen la trayectoria de Malpaís desde sus comienzos, tanto así que solo era necesario tocar los primeros acordes de las canciones para provocar gritos de la audiencia.

La velada siguió con Coplas del Cusuco, Rosa de un día, Alicia, Es tan tarde (en la cual Iván se apoyó en el público para cantarla) e Historia de nadie.

En un espectacular solo al piano, el maestro Obregón intensificó la noche con las notas que provocaron sus manos en las teclas y acompañado por la percusión de Tapado, dieron la luz verde para que sonara la sentida Epitafio.

Casi sin interrupciones, el espectáculo fue constante. Con pocas intervenciones, protagonizadas por Jaime, la música fue la gran protagonista de la noche. La lista era amplia, la verdad algo poco usual en un concierto de artistas costarricenses, pero tanto el repertorio como la audiencia y los músicos se dejaron encantar por el ambiente natural que rodeaba el show.