Chosei Komatsu se despide de la Sinfónica con obra muy demandante

Madurez El director seleccionó la obra para demostrar el avance de la orquesta, desde la primera vez que la tocaron, en el 2003

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A Chosei Komatsu le llegó la hora de decirle adiós a la dirección titular de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN); para despedirse del ensamble y de su público, eligió una obra de gran demanda técnica y mental: La Sinfonía N.° 2 en do menor La Resurrección, del compositor Gustav Mahler.

“Es una sinfonía de 85 minutos, es gigante, muy demandante a nivel técnico y mental. Escogí la obra para demostrar cómo avanzó la orquesta desde el 2003 (año en que la estrenó localmente junto a la OSN)”, aseguró Komatsu, al valorar las razones por las que se despide del país con esta obra.

Quienes deseen ser parte de este concierto, podrán escucharlo el viernes por la noche y el domingo en la mañana, en el Teatro Nacional. Esta será la última cita de la temporada oficial del ensamble.

Para dar forma a esta monumental creación de Mahler, composición con cinco movimientos, Komatsu invitó a la soprano Jamie-Rose Guarrine y a la mezzosoprano Audrey Babcock, ambas de los Estados Unidos. Además, participa el Coro Sinfónico Nacional.

El director japonés comentó que el público escuchará una mejor interpretación, que la hecha en noviembre del 2003. Esto porque cree que él y la orquesta se entienden mejor; también es notoria, según él, lo bien acoplados que están los músicos de cada sección, quienes trabajan de manera uniforme.

A pesar del buen nivel señalado, el director también aseguró que la ejecución debe ser un reto y una lucha valerosa.

“Hasta el último momento de mi periodo quiero demostrar que la OSN disfruta de los retos”, añadió el director.

Invitadas. Acerca de las invitadas, Komatsu explicó que la soprano Guarrine realizó un “gran trabajo” en el 2009, cuando participó en Carmina Burana, cantata escénica del alemán Carl Orff; por eso volvió a confiar en ella.

El caso de Babcock fue distinto, el director buscaba a una mezzosoprano de voz madura, que pudiera impregnar esa experiencia en la sinfonía de Mahler.

Luego de hacer algunas llamadas, las recomendaciones lo guiaron hasta la estadounidense; ella ha destacado recientemente en las óperas Rigoletto, de Giuseppe Verdi, y Carmen, de Georges Bizet, en los Estados Unidos.

Obra. La sinfonía La Resurrección tiene mucha historia tras de sí. Se trata de la sinfonía que más tiempo le tomó componer a Mahler, en total seis años, cuando en otros casos le tomó uno o dos años.

En el compositor influyeron circunstancias como problemas médicos, la muerte de familiares y hasta una crítica negativa.

Cuando finalizó su sinfonía, inspirado en parte por esos acontecimientos trágicos, desarrolló una pieza que refleja el deseo del autor por saber qué hay más allá de la vida, la muerte y el castigo, las penas del ser humano y el día del juicio final en el cielo.

Durante la interpretación, el público descubrirá momentos particularmente interesantes. Por ejemplo, la mezzosoprano aparece en el IV movimiento, representando al alma que sufre. Pero en el V movimiento, junto a la soprano, será la voz de los ángeles.

Mientras que el coro, que aparece en el V movimiento, simboliza la voz de los ángeles que consuelan a las almas rumbo a la eternidad.