Chano Domínguez, jazz y flamenco en las mismas teclas

El célebre pianista español fusionará su repertorio, siempre innovador, con la Orquesta Sinfónica Nacional, en compañía del guitarrista El Niño Josele

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En un ensayo reciente con la Orquesta Sinfónica Nacional , el pianista español Chano Domínguez se elevaba sobre el bosquecillo de violines para apreciar a la agrupación completa. Esa mañana, con una precisión apasionada fijada en cada nota, el artista del jazz flamenco buscaba el acoplamiento ideal para desplegar una fusión que le ha ganado seguidores alrededor del mundo, y que podremos disfrutar dos noches en el Teatro Nacional.

Sebastián Domínguez Lozano, de 55 años, ha colaborado con Tomatito, Enrique Morente, Paquito D’Rivera y otras leyendas; ha sido quien logró combinar, con mayor fama, la tradición flamenca con el jazz . En esta ocasión se presentará con el guitarrista Niño Josele, quien durante seis años giró con Paco de Lucía y es uno de los artistas más apreciados en su rama.

En su encuentro con la orquesta, Domínguez, erguido junto al piano, parecía próximo al baile, palmeando y siguiendo atentamente los detalles que afinaba el maestro invitado, Marvin Araya . Hay una tensión inherente a esta música que la apasionada entrega de los músicos hace explotar en los oídos; es seductora y vital, natural en la fusión de sonoridades que la ha inspirado.

¿Cómo ha sido el primer encuentro con la Orquesta Sinfónica Nacional?

Maravilloso. Siempre tengo mis reticencias cuando voy a tocar mi música con músicos clásicos, porque la música que yo escribo está basada en los ritmos de mi tierra, está basada en las bulerías, en la soleá, en el tango, tanguillo, todos ritmos autóctonos, muy populares, que no suelen ser utilizados por músicos clásicos. Es un reto grande para mí el poder transmitir mi música en el papel, para que los músicos clásicos la puedan entender como yo quiero que la entiendan. Aquí, ha ocurrido con esta orquesta algo que me parece que nos acerca.

”Al ser ellos músicos latinos, tenemos en común un lenguaje, y es más fácil que ellos entiendan la música española, creo yo. Lo he hecho en Rusia, en otros sitios, donde el entendimiento de la bulería era más complicado. Yo espero que con los ensayos vaya a quedar perfecto, pero la primera impresión de la orquesta ha sido muy buena porque son unos grandes maestros todos. Hay que ajustar y hay que pulir, pero de entrada suena magnífico”.

¿Por qué le parecía interesante poder colaborar con la OSN?

Poder llevar mi música a los mayores sitios posibles es bueno, y en los formatos más dispares. Esta música la puedo hacer solo al piano, en formato de trío, de big band o de gran orquesta. Me parece muy interesante que la música de hoy en día la puedan tocar las sinfónicas, porque creo que están ávidos de nuevos repertorios. Mozart, Beethoven, Stravisnky, Ravel... se han tocado infinidad de veces en las orquestas y muy bien, pero están ávidos de tocar cosas nuevas, que se están escribiendo ahora. Estoy muy agradecido con la OSN que ha querido contar conmigo y con mi música.

Hablando de esa fusión de estilos, conversando con Niño Josele, me decía que, con el tiempo, se ha dado cuenta de que en realidad jazz y flamenco no estaban tan separados.

No, porque estamos hablando de la necesidad de expresión del pueblo, del músico. Flamenco y jazz nacen de la misma necesidad. El jazz es una música que nace de la necesidad de expresión de un pueblo dominado y traído a la fuerza a otro lugar. Allí ellos cogen los instrumentos de los blancos y nace el jazz . El ritmo de marching band se convierte en el swing .

”Es el principio del jazz . Nace de un pueblo que está jodido, y al flamenco le pasa lo mismo. Es una música que nace en un pueblo nómada, que va buscando su lugar, que va creciendo como puede. Estas dos características acercan mucho a estas dos músicas, aunque en la superficie parezcan totalmente diferentes”.

Sí, porque están muy codificadas, cada una con su lenguaje, historia...

Exacto. Me he puesto a trabajar con músicos de jazz y de flamenco juntos y hemos puesto a bailar a un bailaor de flamenco con un bailarín de tap dance ... perfecto, son lo mismo. Vibran en el mismo sitio, hacen remates igual... No está tan lejos el jazz del flamenco. Creo que cualquier música de este planeta no está tan lejos de otra diferente. Todos compartimos algunas claves. Por ejemplo, compartimos las claves de cinco golpes. Es algo común a casi todas las culturas. Todo está muy entrelazado. Las músicas no son tan diferentes unas de otras.

Desde que finalmente se encontraron jazz y flamenco, hace bastantes años ya, ¿cómo ha crecido esa relación?

Sigue creciendo en cuanto los músicos que estamos involucrados en estos seguimos trabajando y seguimos componiendo, creando nuevas ideas. Sigo diciendo que el flamenco es una música que está empezando a salir de la adolescencia. El flamenco fue una música que durante 70 u 80 años solo se tocó con la guitarra, las palmas y el baile. A lo mejor, el compás en la mesa. De repente, Rubén Dantas, a finales de los 70, a través del grupo de Paco de Lucía, introduce el cajón peruano. Automáticamente, todos los flamencos lo adoptaron como instrumento flamenco.

”Hay muchas músicas que han intentado jugar con el flamenco. Se ha introducido dentro del rock , el pop, la música clásica... está teniendo una evolución acorde con el tiempo y con la gente que estamos hoy subiéndonos a los escenarios. Llegará un momento en el que el flamenco se convertirá en algo tan universal como la bossa nova , que entró a todo el planeta a través de la fusión con el jazz . Antes, era una música de Brasil. Creo que en el flamenco sucederá algo parecido”.

Pero hay dos tendencias, porque hay muchos artistas que buscan mucho más purismo, que no sé si sea posible.

Siempre digo que me parece muy bien que los puristas estén ahí, para recordarles a los músicos las cosas importantes de esa música. Me da risa, porque el flamenco ya es una música que es fusión, igual que el jazz . Es algo que ha venido evolucionado y creciendo. Ponerle cortapisas y decir que es así y ya no se puede cambiar, no me parece correcto. Ya fue así y de ahí ha evolucionado a lo que se está haciendo hoy en día. Yo no soy puro; yo no soy ‘músico flamenco’. Soy un músico más abierto. He nacido en la cuna del flamenco, y eso me ha permitido tener ese lenguaje de manera más natural.

Pero su carrera empezó por el rock , incluso.

Claro: he tocado rock , he tocado pop, he tocado todo. Es un poco la consecuencia de todo lo que vas haciendo. A mí me encanta romper cosas en el flamenco. El flamenco se ha abierto de una manera que ya no tiene que ser esa bulería cerrada y fija de antes. Los guitarristas flamencos usan, hoy, unas armonías que hace 50 años eran imposible e impensable que lo usaran. ¿Quiere decir que lo que hacen los guitarristas hoy no es flamenco, o que es más flamenco los que estaban hace 60 años?

Es un desarrollo natural...

El flamenco es una música viva. No sabemos qué va a pasar dentro de 20 años, cómo los músicos van a usar la clave flamenca. Estoy seguro de que con los años se encontrarán otras maneras de atacar esa música y hacerla con otras visiones.

Dentro de ese estilo de exploración, ¿cuáles son los modos de hacer flamenco que se han fusionado más ricamente con el jazz ?

La música que ha hecho Chano Domínguez. No he encontrado ningún músico que haya fusionado el flamenco con el jazz como yo he hecho. Tengo que decir eso; si dijera otra cosa, me estaría tirando tierra encima.

¿Cuáles músicos de jazz encuentra más próximos a ese espíritu del flamenco?

Sobre todo los músicos latinos tienen una afinidad con el flamenco muy grande y lo entienden muy bien. Tengo una relación desde hace más de una década con Wynton Marsalis, y a él le encanta el flamenco. Me voy a enseñar en Juilliard el mes que viene porque Wynton me ha llevado para que enseñe a los músicos a entender ese lenguaje.

¿Cómo dialoga la música latinoamericana con esa fusión?

Perfecto, porque ritmos como los de Venezuela, Perú, tiene mucho que ver con el tanguillo y los tangos. En el flamenco, tenemos los palos de ida y vuelta, que son las habaneras, las colombianas, las guajiras, las milongas... Hay una serie de palos del flamenco muy basados en la música de ida y vuelta, inspirado en las músicas de aquí.

” Eso fue en un momento cuando mucho trasiego de mercadería, que partía del puerto de Cádiz –la ciudad donde nací–. En el 1600, 1700, 1800 era la entrada a Europa. Todo eso venía de las Indias. En ese ir y volver se han creado esos palos. Todo esto tiene una influencia de este lado del charco. Mi música, en lugares como Costa Rica, Panamá, Colombia, México, Cuba, Uruguay, Argentina, la gente la entiende. Siempre digo que hago jazz en español, así que la gente que habla español entiende mi jazz muy bien.

Se trata de una familia común, al fin y al cabo.

Estas relaciones de idioma, historia y cultura hacen que los músicos lo entiendan mejor que músicos de Europa del Este, que tocan violín como nadie, pero a lo mejor no entienden a la primera este tipo de lenguaje.

¿Cuáles han sido algunas de las fusiones más complejas o retadoras que ha tenido a lo largo de su carrera?

Bueno, quiero decir que los retos más complicados para mí son estos. Se trata de poner tu música en una orquesta en la que 40 o 50 señores tienen que estar todos juntos y tiene que sonar todo como uno. Es el mayor reto.

Los conciertos se realizarán el viernes, a las 8 p. m., y el domingo, a las 10:30 a. m., en el Teatro Nacional. Las entradas se pueden adquirir en la boletería del teatro y por medio del sitio www.teatronacional.go.cr. Valen ¢10.000, con 50% de descuento para estudiantes y ciudadanos de oro con carné.