Celso Piña, un cumbiero rebelde, visitará el país por primera en el Festival Epicentro

Acordeonista mexicano será parte del Festival Epicentro, este domingo 22 de abril, en Parque Viva. Aún hay entradas en boleteria.cr.

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Celso Piña es una figura inquieta. En su casa, en Monterrey, aprendió a tocar la cumbia colombiana escuchando discos. Dice que duró unos tres o cuatro años en aprenderla, pero cuando la aprendió bien, no le quedó más que compartir.

Ahora, es reconocido como pionero de la influencias colombianas en México y con el título de El Rebelde del Acordeón, por mezclar la cumbia con otros géneros musicales de todo el mundo.

“No vamos a oír una cumbia muy tradicional o conservadora, sino una cumbia más freestyle, una cumbia libre donde puede entrar un poco de rock, de reggae, hip-hop, rap y todo esto y por eso hemos trascendido”, dijo el músico en una entrevista telefónica.

Celso Piña es una figura inquieta y quizá por eso es que nunca ha visitado Costa Rica. Eso está por cambiar este domingo 22 de abril, cuando se presente en Parque Viva como parte del Festival Epicentro. Las entradas pueden comprarse en boleteria.cr.

Él será uno de los 19 artistas del festival y se encargará de representar las raíces latinas, con temas de incomparable ritmo, como Cumbia sobre el río.

El músico de 65 años no le tiene miedo a mezclar género musicales y espera que quienes se acerquen al espectáculo, tampoco tengan dudas.

“Hay muchos músicos que tienen un género definido desde que nacen, y quieres como decirles ‘ya cámbiale güey, ya aburres’. Yo he tenido mucho cuidado en eso, en saber mezclar y mostrarle a la gente variedad", confesó el músico, que tiene 40 años de experiencia.

Con su tono relajado, conocimos en la entrevista a Celso, sus opiniones y el amor por la música que lo llevó lejos de casa.

¿Cómo llega al sonido de cumbia tan ecléctico? ¿Fue tomando prestado o se lo planteó desde un inicio?

Pues con el tiempo me fui dando cuenta de que música es música. ¿Por qué tocar algo que al rato hasta a mí mismo me va a parecer aburrido? ¿Por qué no juntar de esto, de aquello, con lo otro, sobre un ritmo que rige los estatutos de esa música?

”Al principio la gente estaba reacia. Me preguntaban: ‘Celso, ¿qué es lo que tocas?’ y yo les decía que música: 'de todo un poco, compadre, para no aburrir a la clientela, a la gente'".

Ese sería el secreto del éxito...

”Ese sería el secreto pues, de mi éxito, ¿por qué no decirlo así? Ha sido éxito y esto nos ha llevado a Asia, África, allá en Marruecos, Argentina, Brasil, Colombia...

¿Quién los inspiró a hacer esa música, cuáles fueron sus referentes?

La idea de hacer una banda como esta salió allá en los 60 y 70, oyendo Los Corraleros de Majagual, oyendo al maestro Alfredo Gutiérrez, Aníbal Velásquez, todos esos grandes personajes, artistas, músicos y compositores. En ellos me inspiré.

¿Cómo llegó la música de Colombia hasta su casa en Monterrey?

Bueno sí acá mi tierra está un poco retiradita, por no decir mucho. Yo soy de una barriada que se llama el Cerro de la Campana, ahí nací musicalmente hablando. En aquellos años había unos sonideros que ponían ese género musical en las barriadas.

¿Y qué le llamó la atención de esa música en particular?

– Me gustaron el sonido, el ritmo y las letras, sonaba muy diferente a lo que nos tenían acostumbrados la radio de Monterrey, que era música buena y todo, pero no me agradaba mucho.

”Cuando escuché esos discos, el asunto era nada más saber interpretarlo".

¿Consiguió quién le enseñara?

– No, te digo que no fue fácil, pasé unos cuatro años pegado al acordeón para descifrar las notas de la cumbia colombiana, porque tiene otras notas diferentes a la cumbia mexicana. Nadie se atrevía a hacer eso, pero como yo me atreví, me llevé el título del Rebelde del Acordeón y quedé como pionero de la música colombiana en la república mexicana, compadre.

– ¿Ha tenido oportunidad de conocer a esos músicos que lo inspiraron?

– Claro, una vez me invitaron al cierre del Festival de Barranquilla, y yo dije: ‘claro, nos vamos’, pero solo había un problema, no nos podían traer a los doce músicos y solo me iban a enviar a mí antes para presentarme con algunos músicos con los que yo pudiera tocar.

”Ya habían sido muchos años de tocar música colombiana y yo nunca había ido, esto fue en el 2010, lo tengo clarito. Nos fuimos y, ¿adivina quiénes me recibieron? El maestro Alfredo Gutiérrez y Aníbal Velásquez. Haz de cuenta que te presentaron a John Lennon cabrón, digo, ¿qué padre no, compartir el pan, la sal, la cerveza y todo con ellos? Eso me dio más impulso para seguir presentando la música mía y la de ellos".

– ¿Qué opinión le merece las tendencias de cumbia con elementos electrónicos que han crecido en los últimos años?

– Te voy a decir una cosa, como yo soy chapado a la antigua, no me agrada mucho, pero tampoco estoy en contra, porque todo en la vida evoluciona. Acepto si hacen cumbia en aparatos electrónicos, de hecho me han invitado varias veces a hacer temas así medio electrónica y yo cumplí con grabar mi acordeón y mi voz, ellos le pusieron lo suyo, y suena bien.

– Todo es evolución en el mundo de la música...

– He visto muchos cambios, empecé con el vinilo, nos pasamos al casete y luego de ahí nos pasamos al famoso CD. Osea, ahora son puras memorias lo que se usa, y por dicha no tardamos mucho en volver al vinilo.

”Mi compañía ya me dijo: ‘¿no te gustaría grabar un vinilo de puros temas tuyos?’. Y claro, me gustaría, solo que se ha vuelto hacer muy caro hacer vinil porque hay pocas máquinas de producir, pero a lo mejor en un par de años vamos a hacer eso. Me gustaba el vinil por el arte, eso se perdió, nos quedamos con pedazos de plástico".

– Ha colaborado con productores de electrónica, artistas mexicanos de todas las generaciones y es reconocido en el mundo. ¿Guarda algún anhelo en este punto de su carrera?

Decirte que quisiera colaborar con alguien, sería mentirte; decirte que hay muchos con los que quisiera, sería la verdad. Hay muchos músicos de aquí, mexicanos, de Argentina, de Brasil, de Europa, que les gustaría hacer algo conmigo y yo digo, bueno, la cuestión es el tiempo, porque andas mucho de gira y luego quieres llegar a la casa a descansar. Si no paras puede ser muy pesado. Pero yo digo que dándose un chancecito pueden salir cosas bien grandes.