Caballeros de la música romántica hicieron suspirar al Melico Salazar

Gran reunión Con sus voces intactas y una presencia escénica arrolladora Jairo, Víctor Kapusta y Rogelio Cisneros cautivaron

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Directo al corazón y a los recuerdos, así fue el concierto Romance, una cita que reunió a Rogelio Cisneros, Víctor Kapusta y Jairo con la Orquesta Filarmónica, el viernes, en el Teatro Melico Salazar.

A diferencia de otros encuentros de la agrupación, que en los últimos meses le ha apostado fuertemente al público joven, el de este fin de semana fue una reunión para quienes se enamoraron con las voces de estos titanes, allá por la década de los 70 y 80.

Fue así como el Melico se llenó de esposos con varias décadas de matrimonio, abuelos enamorados y eternos románticos que, solos o acompañados, quisieron viajar al pasado con la música.

El primero que pasó por el escenario fue Rogelio Cisneros. Impecable de pies a cabeza, con un traje gris satinado, corbatín, zapatos de charol y una cabellera profundamente negra.

La voz también estaba intacta. Como en sus mejores años con Gaviota, el cantante abrió la noche con María, un tema que derritió por completo al auditorio.

Aquel mágico momento fue interrumpido por una molesta interferencia en el audio lamentada por más de uno de los espectadores.

Ahí salió a relucir la experiencia del costarricense que conservó la calma y opacó la congoja cantando Gaviota, como si nada hubiera pasado en el lugar.

Le llegó el turno a Víctor Kapusta, quien salió a cantar dos de sus temas más entrañables: Yo me voy tu te vas y Son tantas noches ya .

Igual que Cisneros, el cantante argentino lució su voz como en sus mejores años con Abracadabra. Además, con propiedad domó el escenario con la cantidad justa de ademanes y sonrisas; las fanáticas estaban fascinadas.

Quien hizo que las señoras gritaran como adolescentes delante de Justin Bieber, fue Jairo, a quien le llegó el turno con Me muero si no estas , seguida inmediatamente de Tristezas.

Con un traje negro y una camisa blanca, el cantante de Córdoba, Argentina, saludó a Costa Rica, el país que tantas veces lo ha recibido con los brazos abiertos.

“Muchas gracias Costa Rica, es un honor como siempre volver”, aseguró con una sonrisa para luego interpretar Si vuelves será por cansancio y rematar con una alegre versión de El valle y el volcán, donde las secciones de cuerdas y bronces de la Orquesta Filarmónica brillaron.

La música y el romance aumentaron conforme avanzaba la noche. No había tiempo para conversaciones o bromas con los espectadores, solamente para cantar y volverse a sentir enamorado.

Fue así como vinieron Ella, La aurora y No deseo ni pensar en la voz de Rogelio Cisneros.

Acaramelados, los esposos se tomaron de las manos y los menos tímidos hasta se robaron un beso.

Víctor Kapusta regresó para lanzar dos dardos al corazón: Quédate y Ayúdame a olvidar. Nadie se pudo resistir a cantar.

Jairo volvió a salir y logró el mismo efecto de señoras derretidas ante su presencia. Dos de las fanáticas más intensas estaban en la tercera y quinta fila de la luneta derecha. Ellas le gritaban ‘Jairo, aquí, aquí’, para que este las saludara.

Amigos míos me enamoré y Tu alma golondrina marcaron el inicio del fin.

Como punto final, cada cantante interpretó una pieza: Rogelio Cisneros presentó la infaltable Qué vas a hacer esta noche .

Vino el turno de Jairo, a quien le agarró tarde para salir a cantar Morir enamorado , y Víctor Kapusta que cerró con Chau cariño chau .

Con esta canción de despedida y la orquesta, los invitados salieron a recibir la enorme ovación que el teatro les tenía.

Tras esta experiencia, la Filarmónica se prepara para una nueva gran aventura, el Tributo a José José , que se realizará el 15, 16 y 17 de agosto, en el Melico Salazar.