Britney Spears sueña con volver a acariciar la gloria

Con el lanzamiento de su noveno álbum de estudio, titulado Glory , la Princesa del Pop se apunta un nuevo regreso a los escenarios, solo que, a diferencia de los anteriores, este podría ser el definitivo

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La Princesa del Pop parecía haber renunciado al trono que ha aguardado por ella desde que tenía 17 años y era el arquetipo perfecto de una sexi pero inocente colegiala.

Con el paso de los años, su rostro se hizo cada vez menos común en los anaqueles de las discotiendas y su nombre desapareció por completo de las listas calientes de éxitos.

Sin embargo, Spears se negó a resignarse a la idea de que, en la industria musical, ella ya jugó.

Tras varios intentos por elevarse de nuevo como el ave fénix, de Britney podríamos decir que es una artista persistente, tanto, que hoy probará suerte con su noveno álbum de estudio: Glory.

“Mi nuevo álbum y el inicio de una nueva era”, anunció la estrella pop en Twitter el 3 de agosto, junto con una imagen de la carátula del disco en la que se aprecia a una Britney con un gesto casi neutral y menos piel al descubierto que la que acostumbra mostrar.

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Spears es un fenómeno, y como tal, las reacciones de su público suelen sorprender.

Apenas un día después de este anuncio, circulaba en redes sociales una petición en el sitio Change.org para que RCA Records accediera a cambiar la portada de Glory .

“Nosotros, los fans de Britney, consideramos que el arte de la portada no constituye una buena representación de la música que Britney está lanzando y hacemos un llamado a que sea cambiada”, aseveró Austin Dame, el líder del movimiento.

En cualquier caso, lo importante del nuevo álbum de la Princesa del Pop va mucho más allá del uso de flare en el arte. Lo relevante es quién es la Britney de esta “nueva era” y cuán vigente logrará mantenerse en esta ocasión.

“Ella ha regresado una y otra vez, siempre en busca de ese elusivo retorno. Cerca de una década después, aún esperamos por un regreso definitivo, cuestionándonos si Britney Spears es relevante en tiempos de Beyoncé y Adele”, destaca la revista Billboard.

En años recientes, Spears ha luchado por mantenerse activa en la industria, con nuevos álbumes al menos cada tres años –sin los resultados esperados– y algunas presentaciones en galas de premios a lo mejor de la música que evidenciaron la inminente caída de la artista.

Así, por ejemplo, tras sorprender con un beso que marcó la memoria de toda una generación –y, de paso, la de su exnovio Justin Timberlake, quien se encontraba entre el público– en los MTV Video Music Awards del 2003, volvió a pisar el escenario de esos galardones cuatro años más tarde para volver a estar en boca de todos, pero no precisamente por su brillo como artista.

En aquella ocasión, Britney se deslució con una mala sincronización de sus labios con el playback del tema Gimme More , una coreografía que parecía poco ensayada y en la que la cantante mostró que ya no podía moverse como en sus tiempos de oro, además de un biquini que le quedaba demasiado ajustado y que dejó en evidencia su aumento de peso.

Este domingo, la Princesa del Pop tendrá una nueva oportunidad en los VMA’s en el Madison Square Garden, donde estrenará su tema Make Me junto al rapero G-Eazy.

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El colapso. En los inicios de su carrera, cuando Spears se preocupó por posicionarse a sí misma como un modelo a seguir, hacía gala de su virginidad y prometió que la mantendría hasta llegar al matrimonio.

Sin embargo, su comportamiento propició varios golpes a esa imagen de “niñita buena” que había intentado sostener. En febrero del 2004, la rubia se casó en secreto en Las Vegas con uno de sus amigos de infancia y su pareja en ese momento, Jason Allen Alexander.

Spears llegó al altar vestida con un jeans y una gorra de beisbol, tras haber pasado la noche en un club nocturno con Alexander.

Sin embargo, al día siguiente, cuando la noticia circuló en los medios de comunicación, la pareja anunció que pediría la anulación del matrimonio, pues se trataba tan solo de “una broma que llegó demasiado lejos”.

En setiembre de ese mismo año, la estrella se casó con Kevin Federline, uno de sus bailarines, con quien había tenido apenas tres meses de noviazgo. De nuevo, la boda sorprendió incluso a los familiares de la cantante, quienes estaban invitados a la que sería tan solo una fiesta de compromiso en la casa del sastre que confeccionó los trajes de los novios.

En el 2006, Britney comenzó el proceso de divorcio con Federline, con quien tuvo dos hijos. A partir de entonces, las cámaras de los paparazzis comenzaron a captar el comportamiento errático de la vocalista, como en diciembre, cuando se bajó de una limusina con un vestido corto y sin ropa interior, acompañada por la socialité Paris Hilton.

Dos meses más tarde, Britney dejó perplejo al mundo tras entrar a una tienda de tatuajes en Los Ángeles y raparse ella misma la cabellera, además de estamparse unos labios en la muñeca.

Según su exmánager, Sam Lufti, para entonces Spears atravesaba problemas con las drogas, que se vieron agravados en octubre del 2007, cuando un juzgado le quitó la custodia de sus dos hijos y se la cedió a Federline.

De acuerdo con Lufti, esa noche la artista estaba tan drogada, que terminó durmiendo en un parqueo.

En enero del 2008, la Princesa del Pop fue internada en un hospital psiquiátrico y su padre, James Spears, fue designado como tutor y conservador de los bienes de la artista, quien para entonces tenía 26 años.

Hoy, Spears parece haber enderezado su camino. Esta nueva Britney le dobla la edad a aquella adolescente que arrancaba suspiros, pero se encuentra en una etapa mucho más madura de su carrera y, a juzgar por su presentación en la última edición de los premios Billboard, también ha recuperado el escultural cuerpo que desde siempre la caracterizó.

En este nuevo álbum, de hecho, escucharemos a una artista que, además, aprendió a confiar en las habilidades de una voz que, hasta ayer, habían vendido 33,4 millones de copias en el mundo.

Glory representa algo mejor que un regreso; es, por fin, un paso hacia el frente para la artista de 34 años. Ella está usando su voz de nuevas maneras. En Make Me en realidad suena linda, una palabra que raramente se usa para describir su manera de cantar, incluso en época de apogeo”, afirma Billboard .

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“Ella es una sobreviviente en un modo en que ni siquiera Madonna, su gran antecesora, lo es. Ella fue destruida por la maquinaria mediática y ha regresado unas vez tras otra, y quizá sea para bien en esta ocasión. Puede ser que no todos amemos su música, pero todos queremos verla triunfar. Y, en el 2016, ¿quién más nos une tanto?” .